Microsoft no está dispuesto a darse por vencido tras el bloqueo de la compra de Activision Blizzard por parte de la Autoridad de Competencia y Mercados de Reino Unido (CMA). El gigante de Redmond ha decidido apelar la decisión del regulador británico, por lo que todo parece indicar que en julio podrá exponer su caso ante el Tribunal de Apelaciones de Competencia (CAT) británico.
Sin embargo, como recoge Reuters, los propietarios de la marca Xbox están especialmente preocupados por los plazos y tienen esperanza para que todo acabe rápidamente con un desenlace final positivo. Es que, de no completarse la operación antes del 18 de julio de este año, Microsoft tendrá que pagarle 3.000 millones de dólares a Activision Blizzard por incumplimiento del contrato.
Para Microsoft, la CMA va a contracorriente
El equipo legal de la firma de Redmond ha dicho que, si el proceso “no avanza rápidamente, pone el peligro que se complete la fusión”. En este sentido, señalan que una decena de reguladores, incluida la autoridad de competencia de la Unión Europea, han aprobado la operación, pero el organismo antimonopolio británico ha tomado el camino contrario. “La CMA es atípica en su posición”, aseguran.
Microsoft ha insistido esta semana en que la decisión de la CMA es incorrecta y que, además de crear “incertidumbre”, busca es cancelar la compra en todo el mundo, no únicamente en Reino Unido. Para la compañía estadounidense este no es el camino adecuado si se tiene en cuenta que el mercado británico constituye una “pequeña parte” de la industria de los videojuegos a nivel global.
Según la CMA, la compra de Activision Blizzard daría a Microsoft una ventaja competitiva importante en el ámbito del juego en la nube. Este fue uno de los motivos por los que el organismo británico, después de escuchar a Sony y a otros actores involucrados de alguna manera en la operación, vetó la compra de Activision Blizzard, con el fin de proteger la innovación y la competencia dentro de la industria.
Pero, cabe señalar, que los obstáculos que Microsoft debe superar no se encuentran únicamente en Reino Unido. La compañía también apunta a convencer a la FTC de Estados Unidos. Si bien el regulador del país norteamericano todavía no ha dado su veredicto final, este se posicionó en contra del acuerdo en diciembre del año pasado, por lo que todavía podría recibir un segundo golpe que tumbe el acuerdo.
Todavía no se sabe cómo terminará este culebrón de 68.700 millones de dólares. Y, recordemos, se trata de la mayor operación de adquisición de la historia de la industria de los videojuegos. Cuando Microsoft y Activision Blizzard firmaron el acuerdo inicial sabían que se enfrentaban al escrutinio de una decena de reguladores, e incluso de competidores como Sony que sacaron las garras e intentaron bloquearlo.
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