China tiene su propia alternativa a los procesadores para PC, servidores y centros de datos que fabrican Intel, AMD y otras compañías. Loongson es una de las pocas empresas chinas que puede fabricar microprocesadores avanzados. De hecho, a principios de este año inició la distribución a gran escala de su chip 3C5000, una CPU de propósito general con microarquitectura LoongArch implementada por esta compañía sobre la arquitectura MIPS.
Para China los procesadores de Loongson son críticos debido a que los emplea para aplicaciones militares, además de utilizarlos en otros escenarios. Tanto es así que su valor estratégico le llevó a prohibir en diciembre de 2022 su exportación a Rusia a pesar de la afinidad que tienen estos dos países desde la doble perspectiva económica y geoestratégica. La confirmación de esta prohibición fue visibilizada por el Ministerio de Desarrollo Digital de Rusia, e inicialmente involucró a todos los chips con microarquitectura LoongArch diseñados y producidos en China.
Los procesadores de Loongson ayudarán a Rusia a soportar las sanciones de EEUU
Hasta bien entrado 2023 Loongson había logrado esquivar las sanciones de EEUU. Sus procesadores eran cada vez más capaces, al menos sobre el papel. Su mejor baza consiste en que la microarquitectura de estos chips ha sido diseñada expresamente por los ingenieros de la Academia China de Ciencias. Al no utilizar las arquitecturas x86-64 o ARM esta empresa ha podido continuar refinando sus diseños sin verse condicionada por las sanciones de EEUU.
Los integradores rusos Norsi-Trans y Promobit son los primeros que instalarán en sus equipos los procesadores de Loongson
Sin embargo, Loongson tiene un punto débil: durante la fase de diseño de sus CPU utiliza un software estadounidense que está sujeto a las sanciones que ha desplegado la Administración liderada por Joe Biden desde el pasado mes de marzo. Aún no está claro qué impacto ha tenido esta prohibición en los procesos de Loongson, pero las pistas que tenemos nos invitan a aceptar que su actividad sigue adelante con relativa normalidad. De hecho, en un giro relativamente inesperado de los acontecimientos, sus CPU finalmente sí van a llegar a Rusia.
Lo ha confirmado el diario Kommersant, una fuente de origen ruso muy fiable que también ha anticipado que al menos serán utilizados por los integradores rusos Norsi-Trans y Promobit para poner a punto ordenadores de sobremesa, servidores y sistemas de almacenamiento. Según Kommersant Norsi-Trans ya ha formalizado un pedido a Loongson de 100 procesadores pertenecientes a la familia 5000, que es su serie más avanzada, a modo de toma de contacto, por lo que presumiblemente a medio plazo comprará muchos más.
A Rusia el giro de timón que acaba de dar China le viene de maravilla. Los procesadores de Intel, AMD, NVIDIA y otras empresas alineadas con la alianza liderada por EEUU siguen llegando a Rusia a través de vías de importación paralela que tienen su origen en China, Turquía, Emiratos Árabes y otros países afines. Aun así, mantener un comercio estable de semiconductores con China permitirá al Gobierno de Vladímir Putin sortear la inestabilidad vinculada a los mercados paralelos y reforzar su industria tecnológica, que es una de las más dañadas por las sanciones de EEUU y sus aliados.
Más información: Kommersant
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