La industria aeronáutica quiere sacar músculo con la vista puesta en el futuro. En un contexto marcado por los recortes entre las BigTech y tras una etapa compleja para las compañías aéreas, que afrontan entre otros retos la escasez de pilotos que sigue a la resaca de la pandemia, dos de los grandes fabricantes de aviones del mundo acaban de anunciar una ofensiva para fortalecer sus plantillas.
Y con fuerza, además.
A lo largo de los últimos días Boeing y Airbus han anunciado un plan de contrataciones que suma —entre ambas compañías— alrededor de 23.000 empleos, cifra que se añade a la oferta que ya lanzaron el año pasado.
La primera en avanzar sus planes fue Airbus. En un comunicado lanzado a finales de enero, la empresa europea anunciaba su propósito de contratar a más de 13.000 personas a nivel mundial a lo largo de este ejercicio. Algo más de la mitad, unas 7.000, cubrirán además puestos de nueva creación en la compañía.
Objetivo: sacar músculo
“En 2022 dimos la bienvenida a más de 13.000 nuevos empleados dentro del Equipo Airbus en todo el mundo en un entorno complicado que puso a prueba nuestra resiliencia y atractivo como empleador”, explica Thierry Baril, directivo de la compañía, quien avanza que tras el “éxito” del año pasado la compañía volverá a contratar durante los próximos meses a más de 13.000 empleados.
El grueso, más de 9.000, se concentrarán en Europa y un tercio de la oferta se reservará para profesionales que acaben de terminar su formación.
Poco después era Boeing la que compartía los planes de su departamento de Recursos Humanos. A lo largo de 2013 —recogen varias agencias, como Reuters o la española EFE— la aeronáutica estadounidense plantea fichar a cerca de 10.000 empleados para su unidad de negocio y las laboras de ingeniería y fabricación. La multinacional vendría también de un ejercicio intenso en el aspecto laboral, con la contratación de alrededor de 14.000 personas a lo largo del ejercicio pasado.
Frente a 142.000 empleados al cierre de 2021, por las mismas fechas de 2022 alcanzaba una plantilla de 156.000, la inmensa mayoría, como recoge Reuters, en EEUU. La firma también prevé, en cualquier caso, "reducir la dotación de personal en algunas funciones de soporte", aunque sin entrar en detalles sobre su alcance. Airbus emplea a su vez a más e 130.000 en sus negocios a escala global.
Airbus steps up its quest for new talent to prepare the future of aerospace.https://t.co/rGYeMGZKgz pic.twitter.com/fxqrihly4X
— Airbus Newsroom (@AirbusPRESS) January 26, 2023
¿Cuál es el objetivo de las ofensivas de contratación?
Airbus avanza que busca principalmente perfiles técnicos y para labores de fabricación y sus nuevos fichajes resultarán “fundamentales” para apoyar su “aceleración industrial y ambiciosa hoja de ruta” de descarbonización. El sector afronta el reto acuciante de reducir su huella medioambiental, una exigencia que ya se ha colado en el debate político. En Francia, por ejemplo, las aerolíneas ya afrontan la supresión de ciertos vuelos cortos precisamente para sustituirlos por servicios ferroviarios, con un menor impacto contaminante por pasajero.
En ese empeño tanto Airbus como Boeing han propuesta diferentes estrategias, como el uso de ventiladores que permitan capturar CO2 para compensar así las emisiones, nuevos diseños que reduzcan la resistencia en vuelo y permitan un uso más eficiente del combustible o incluso el empleo de fuentes sostenibles.
En Boeing la mayor parte del crecimiento se concentraré en las unidades de negocio, ingeniería y fabricación, todo con el propósito de satisfacer la demanda de las aerolíneas. En noviembre el presidente ejecutivo de Ryanair, Michael O´Leary, recordaba que la low cost tiene un contrato para recibir 51 aviones de Boeing antes de abril y esperaba disponer de 40 para finales de junio. “Es fundamental para nuestro crecimiento”, zanjaba el CEO de Ryanair en un acto de Eurocontrol.
No es la única. Hace unos meses Air Europa firmaba un pacto marco con Boeing para renovar su flota a partir de 2023 con la incorporación de los nuevos modelos Boeing 787-9, Dreamliner y Boeing 737 Max. Sobre la mesa, añadía El País, habría ocho unidades 787 y cinco 737 Max por un importe que podría alcanzar los 2.500 millones de euros. En general, según Reuters, la compañía estadounidense planea aumentar las entregas de ambos modelos. El holding de aerolíneas IAG —en el que se integran Iberia y British Airways— también ha contribuido a la carga de trabajo de Airbus con la formalización del encargo de 14 aeronaves A320neo.
La nueva ofensiva de contrataciones llega después de capítulos complicados para ambas multinacionales. La grave crisis que Boeing vivió hace años con el que era su avión estrella, el 737 MAX, provocó que cerrase el ejercicio 2019 con su primer resultado negativo en décadas y unas pérdidas de 636 millones de dólares. La crisis generada por la crisis sanitaria, con la cancelación de pedidos, también le llevó a anunciar un recorte considerable de su plantilla. En mayo de 2020, poco después de iniciarse la pandemia, se apuntaba a un tijeretazo de 6.770 trabajadores.
El mazazo del COVID-19 alcanzó también a la europea Airbus, que en 2020 anunció también una reducción de 15.000 empleos en su división de aviones comerciales, un ajuste sensible que se dejaba sentir también en España, debido precisamente a la necesidad de "redimensionar su actividad" ante el desafío que representaba la pandemia y la reducción en el número de pedidos.
Imagen de portada: Airbus
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