El acuerdo de PSOE y Sumar de cara a la investidura ha generado un gran debate sobre la jornada laboral en España y la forma de adecuarla a la realidad laboral y estructural del tejido empresarial.
La propuesta recogida en el acuerdo es bastante continuista con las medidas que se tomaron durante la pasada legislatura. Pasa por reducir progresivamente la jornada laboral máxima de 40 horas semanales a 38,5 en 2024 y a 37,5 en 2025. De llevarse a cabo su aprobación final, la reducción de jornada dejaría a un importante sector de la población activa que trabaja a tiempo parcial porque sus condiciones laborales no cambiarían.
No todas las jornadas son iguales. El Artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores establece que la jornada máxima laboral máxima en España se establece en 40 horas, con un máximo de 9 horas de trabajo al día y un descanso entre jornadas de 12 horas. Determinados sectores como el sanitario, seguridad o logística quedan excluidos de esta norma general y las condiciones de sus jornadas laborales se especifican en el Real Decreto 1561/1995 sobre jornadas especiales de trabajo.
No obstante, el propio Estatuto de los Trabajadores deja la potestad a los convenios colectivos para regular a la baja las jornadas laborales de los distintos sectores. Algo que las estadísticas apuntan a que ya se está haciendo.
Los datos dicen que en España ya se trabajan menos de 37,5 horas. Según datos de la OCDE, en España se trabajan al año 1.644 horas, mientras que la media europea baja hasta las 1.571 horas.
En Alemania, el número de horas trabajadas al año es de 1.341, y en Francia 1.511. Si esas horas las dividimos entre las 46 semanas laborales de media que tiene el año, sale una jornada media en España de 35,7 horas semanales, aunque el tope máximo por ley está establecido en 40 horas.
Ir al trabajo no significa trabajar. Los datos apuntan a que la jornada media en España ya es de una media de 35,7 horas semanales. Pero eso nos significa que todas ellas sean productivas, aunque estés presencialmente en el trabajo.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España el número medio de horas realmente efectivas a la semana se reducen a 33 horas. Es decir, aunque la jornada máxima sea de 40 horas a la semana, realmente se produce durante una media de 33 horas a la semana. El resto es simple presentismo laboral.
Hay un problema: las jornadas parciales. El debate de la jornada laboral se centra en el máximo de horas que se pueden trabajar a la semana. Según datos del INE, el 13,5% de los empleados lo hace con una jornada a tiempo parcial.
A este porcentaje no le afecta en absoluto la reducción de jornada laboral sin pérdida salarial ya que el número de horas siempre será inferior. Por tanto, comparativamente, aquellos empleados con jornada completa estarían cobrando más por hora trabajada.
Las mujeres de nuevo en la brecha. Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística también apuntan a que las mujeres son mayoría en cuanto a jornada parcial, con un 21,6% del total de la población activa, frente al 6,6% de hombres que trabajan a tiempo parcial.
Eso implica que la brecha salarial en las mujeres se verá agravada de forma automática y proporcionalmente. Las mujeres con mayoría de contratos a tiempo parcial, estarían cobrando menos por hora que los trabajadores a tiempo completo. Todo ello pese a que, según datos del BCE, al 35% de estos empleados a tiempo parcial le gustaría trabajar más horas al día. La subida del Salario Mínimo Interprofesional redujo ligeramente esta brecha, pero el informe The Global Gender Gap Index 2022 coloca a España en el puesto 17 en cuanto a desigualdad salarial entre hombres y mujeres.
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Imagen | Pexels (Elle Hughes)
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