"Si podemos enviar un Roadster al cinturón de asteroides, probablemente podamos resolver la producción del Model 3". Con estas palabras definía Elon Musk la situación actual de Tesla, donde un trimestre más han batido su propio récord de pérdidas, aunque espera que el próximo mes pueden empezarse a solucionar los problemas de producción de las baterías de su "coche para las masas".
Cuando hace tres meses Tesla pulverizaba su récord con unas pérdidas netas de 619 millones de dólares en el tercer trimestre del 2017, Musk dijo que solucionar los problemas de producción les llevaría más tiempo de lo previsto. Ahora, y con un último trimestre de 2017 en el que se han anotado unas pérdidas de 675 millones de dólares, dicen que la solución está al caer, aunque avisa de que las pérdidas podrían seguir creciendo durante este año.
Una línea de producción nunca es sencilla de montar, tienes que equiparla con todo tipo de máquinas, testarlas y calibrarlas. Pero a Tesla le está costando mucho más de lo previsto tener preparada la del Model 3. Inicialmente querían estar fabricando 5.000 coches por semana para finales de 2017, una fecha que después movieron a marzo y después a junio. Finalmente, el 2017 ha acabado con sólo 1.550 Model 3 fabricados.
La solución a sus problemas podría llegar en marzo
Musk ha reconocido que el principal cuello de botella en la producción de su último coche está en la Gigafactory de Nevada, donde están teniendo que ser trabajadores humanos los que lleven las piezas de una máquina a otra debido a un fallo en los sistemas. Esto ha sido calificado como irónico por el propio CEO de Tesla, ya que considera que eso es precisamente lo que mejor se les debería dar por su experiencia creando baterías aún mayores para los Model S y Model X.
¿Y cuándo acabarán los problemas? Pues desde Tesla apuntan a marzo como el mes clave, ya que están rediseñando toda la automatización del ensamblaje, y las nuevas máquinas automáticas les deberían llegar desde Alemania el mes que viene. Con ello, esperan una mejora notable en la producción de baterías a finales de marzo, y que eso les permita empezar a producir alrededor de 2.500 Model 3 para cuando acabe el mes.
Sin embargo, para subir de ahí y llegar a los 5.000 coches por semana para mediados de año también necesitarán solucionar un segundo cuello de botella al que Musk se ha referido. Este tiene lugar en su fábrica de Fremont, en San Francisco. Allí están teniendo problemas con el software necesario para ejecutar el sistema automatizado de transporte de piezas de la compañía.
Pero pese a los continuos retrasos y a las crecientes pérdidas, en Wall Street siguen depositando su confianza en la empresa de Elon Musk. Y es que poco a poco los ingresos también van creciendo, habiendo reportado en este último cuarto de 2017 un total de 3.300 millones de dólares en ingresos, 1.000 millones más que el año pasado y 400 millones más de lo esperado por la mayoría de los analistas.
Por lo tanto habrá que ver qué se termina antes, si la paciencia de los inversores ante los retrasos y la manera de quemar dinero de Tesla o los cuellos de botella que están disparando sus pérdidas. Sea como fuere, está claro que este va a ser un año importante para la empresa, que espera cruzar EE.UU. de costa a costa con su primer coche autónomo en los próximos seis meses en un intento de demostrar el músculo del sistema de navegación de sus coches.
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