Los problemas para el sector primario no paran de sucederse desde que el inicio de la escala inflacionista y la guerra de Ucrania empezasen a poner piedras en su camino a principios de este año. Agricultores y ganaderos se han venido enfrentando durante los primeros meses de 2022 a un aumento de los precios de granos, fertilizantes, electricidad y combustibles a los que ahora se suma otro escollo de envergadura: la sequía.
Muy poca agua. Este verano está siendo uno de los más calurosos de los que se tienen registros, lo que, sumado a la escasez de lluvias (España acumula un déficit de precipitaciones del 30%, según el boletín hidrológico del Ministerio para la Transición Ecológica), está conduciendo a pérdidas de cosechas y cada vez menos pastos disponibles para alimentar el ganado.
En muchos municipios de España el suministro de agua está limitado, lo que lleva, irremediablemente, a poder mantener menos cultivos y a que los que siguen adelante produzcan menos. De acuerdo con José Roales, presidente de la Cámara Agraria Provincial de Zamora, esta situación ha conducido a que en 2022 se haya cosechado un 70% menos que en un año normal, según explicó en una entrevista para Televisión Española.
Ese descenso de la producción agrícola por culpa de la sequía, además, no sólo afecta a la cantidad de alimentos vegetales disponibles para consumo humano, también a la carne disponible. Ya que el precio del grano para alimentar al ganado aumenta, y ante los cortos márgenes de beneficio que ya presentaba el sector antes de este nuevo problema, muchas explotaciones están acelerando el sacrificio de animales para reducir sus costes, según explica El Español. Esto hará que haya menos ejemplares disponibles para el consumo a medio plazo.
Aumento de los costes. Antes de que llegase la sequía, el sector primario ya se estaba viendo castigado por las consecuencias de la guerra de Ucrania y la inflación que sacude a los países occidentales. Las sanciones de Europa y Estados Unidos a Rusia por su agresión bélica han cortado o dificultado el suministro de fertilizantes, piensos y cereales, lo que ha hecho que el precio de estos productos indispensables para la agricultura y la ganadería se hayan incrementado considerablemente. De hecho, Roales aseguró a Televisión Española que los costes de los abonos minerales para producir alimentos se han incrementado entre un 70 y un 80%.
Asimismo, agricultores y ganaderos también se han visto perjudicados por el incremento del combustible, la electricidad y el gas. La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Andalucía denunció a finales de junio que el precio del gasoil agrícola se había incrementado un 89% con respecto al año pasado, el considerable incremento del coste de la luz es bien conocido por cualquier español y el del gas, además de afectar al precio de esta última, daña particularmente al campo: es uno de los elementos imprescindibles para fabricar fertilizantes.
Problemas de abastecimiento. Todos estos problemas no sólo podrían conducir a un aumento aún mayor de los precios para el consumidor, sino que cabe la posibilidad de que también se produzcan problemas de abastecimiento de determinados productos agrícolas y ganaderos a medio plazo, debido tanto a la reducción de las cosechas como de las explotaciones ganaderas.
Imagen | Pablo Rodríguez
Ver 21 comentarios