La crisis con el gas ruso está sacando a luz todas las debilidades del sistema energético alemán. Si hace unas semanas apostaron por volver a quemar carbón, ahora el propio canciller alemán, Olaf Scholz, ha puesto sobre la mesa el fin de otro gran tabú: la energía nuclear.
"Puede tener sentido". Con estas sencillas palabras se ha dado un completo giro a la estrategia energética alemana. A finales de este año está planeado el cierre de tres centrales nucleares en Alemania, pero pese a que solo representan una "pequeña proporción", Scholz ha respondido con que "aún así podría tener sentido" mantenerlas más tiempo. Una postura que hasta la fecha se negaba con contundencia.
Ya se están realizando test de cara al invierno. La decisión concreta sobre estas centrales todavía no ha sido tomada, pero las autoridades alemanas sí explican que están realizando tests de estrés de cara a ver cómo reacciona el sistema eléctrico alemán y hasta qué punto podrían necesitar la energía nuclear de estas centrales.
El canciller ha explicado que algunas regiones como Bavaria podrían necesitar mantener la energía nuclear durante más tiempo porque la construcción de nuevos molinos de viento y estaciones eléctricas se ha retrasado más de la cuenta. "También tenemos que tener eso en consideración", ha explicado Scholz.
Mientras tanto, el Nord Stream 1 sigue teniendo distintos atrasos para volver a ponerse en marcha con normalidad. Gazprom se excusa en una turbina que no llegaba, mientras el propio Scholz ha hecho estas declaraciones enfrente de ella, mostrando que los inconvenientes no son tal.
La nuclear divide a los tres partidos del gobierno. La coalición de gobierno alemana está formada por tres partidos. Entre ellos, el partido liberal apuesta por extender la vida de las nucleares, mientras que los socialdemócratas del propio Scholz y los verdes se oponen.
La diferencia de Alemania con su país vecino, Francia, es enorme. A finales de 2022, cuando Alemania tenía previsto cerrar todas sus nucleares, Francia seguirá teniendo activos hasta 58 reactores nucleares. El replanteamiento por parte del gobierno alemán difícilmente vaya a cambiar esta gran diferencia, pero sí indica que en el seno de la Unión Europea se está viendo con otros ojos a la energía nuclear, como muestra el hecho de que haya sido incluida en la taxonomía verde.
Alemania, como motor económico europeo, no puede quedar paralizada. La presión sobre Alemania es enorme. No solo de puertas adentro, sino como uno de los principales ejes de la Unión Europea. Scholz ha explicado que durante este año han estado exportando energía a Francia, que ha tenido momentos de dificultad al estar sus centrales nucleares detenidas por motivos técnicos. El canciller alemán lo define como una "importante contribución a la solidaridad europea".
No sabemos qué terminará ocurriendo este invierno, pero cada vez está más claro que Europa está dispuesta a utilizar cualquier carta. Incluso aquellas que han defendido con más ahínco que no utilizarían.
Imagen | Lukáš Lehotský
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