Rublos para los países hostiles, bitcoins y monedas nacionales para los amigos. El lugar en que encuadre el Kremlin a un estado puede tener una consecuencia inesperada: cómo deberá pagar su factura por el gas y petróleo importados de Rusia. Suena raro, pero el movimiento, calculado y que aún debe perfilarse, buscaría reforzar la posición de la federación en tiempos de guerra.
El planteamiento de Moscú es claro. Aquellas naciones que se perciban como "no amigas" pagarán sus importaciones del preciado gas en la moneda oficial de la Federación, mientras que a países como China o Turquía, que no han participado en las sanciones impuestas por Occidente por la invasión de Ucrania, se les daría un margen mayor e incluso aceptaría la criptomoneda.
El anuncio lo ha hecho Pavel Zavalny, presidente del Comité de Energía de la Duma de Rusia. Durante una rueda de prensa grabada, el dirigente desveló que Moscú está valorando que los países "amigos" disfruten de mayor flexibilidad a la hora de pagar por el gas y petróleo. Podrían hacerlo en su propia moneda fiduciaria, como las liras turcas o el yuan; o con un intercambio de bitcoins.
"En oro o la moneda que nos convenga"
Si bien la medida todavía se está valorando, destaca por el contexto en el que se anuncia. El comentario de Zavalny llega poco después de que el presidente de la federación, Vladimir Putin, anunciase que no aceptará que el gas que Rusia vende a Europa continúe abonándose en dólares o euros. Deberá hacerse directamente en rublos. El planteamiento se encargó de confirmarlo el propio dirigente de la Duma, que incidió en que la medida se dirige a las naciones "no amistosas".
"El gas es solo el principio. Esto afectará también a otros recursos. Si quieren comprar, que paguen en moneda fuerte, y eso para nosotros es oro; o en monedas que nos convengan, que es la moneda nacional", incidió Zalvany. Más allá del mensaje político, sus declaraciones tuvieron un efecto claro en el valor del Bitcoin. Como detalla la CNBC, el precio de la criptomoneda aumentó cuando empezaron a circular los comentarios del dirigente ruso y se situó en 44.000 dólares.
La decisión de exigir el pago en rublos afectaría a los países que han aplicado sanciones para castigar la economía Rusa por la guerra, como los que integran la Unión Europea, Rusia o Estados Unidos, que ya ha prohibido las importaciones de gas y petróleo rusos. En el lado opuesto, el de los "amigos", Zalvany citó a China y Turquía, "no involucrados en la presión de las sanciones".
La pregunta del millón es: ¿Qué busca Moscú con ambas medidas?
Una de las razones podría ser impulsar la cotización del rublo, revalorizar la divisa rusa, que a lo largo de las últimas semanas ha experimentado un fuerte retroceso. La medida sería importante a la hora de abonar la deuda y los intereses del país. Tras el anuncio, de hecho, la moneda se fortaleció frente al dólar y el euro. Para hacerse con rublos los clientes que quieran pagar por el gas tendrán que cambiar sus divisas por las de la federación con unas condiciones favorables para Moscú.
Otra clave sería garantizar que el sistema bancario de Rusia no quede totalmente desconectado de Swift, la principal herramienta que usan las entidades financieras a nivel internacional para despachar pagos de forma segura y rápida. A principios de mes la Unión Europea dejó de hecho a dos grandes entidades, Sberbank y Gazprombank, por su papel en las operaciones energéticas.
La medida aprovecha una de las fortalezas de Rusia, su considerable peso en el suministro energético a nivel internacional y la dependencia de otros países. Más del 40% del gas natural que recibe el mercado europeo procede de la federación presidida por Vladimir Putin. El vínculo es aún mayor en el caso de Alemania, que ya ha tildado la decisión del Kremlin de exigir que las facturas de los hidrocarburos pasen a abonarse directamente en rublos de "violación de contrato".
En cuanto al Bitcoin, Moscú podría aprovecharse del activo digital para apuntalar también su economía en tiempos de guerra. "Rusia está sintiendo rápidamente el impacto de sanciones sin precedentes. En muchos sentidos, el Bitcoin se considera un activo de alto crecimiento", explica David Broadstock, del Instituto de Estudios de Energía de Singapur, a la BBC.
Otro factor fundamental es la relación de Pekín con el Bitcoin. "Uno de los principales socios comerciales 'amigo' de Rusia es China y el uso de criptomonedas está prohibido allí. Eso limita claramente el potencial de pago con Bitcoin", señala Broadstock, quien apunta también que, en comparación con otras monedas tradicionales, la criptodivisa implica "un riesgo considerablemente mayor". Buen ejemplo de su volatilidad es que este mismo año su valor ha oscilado un 30%.
Imágenes Carmen Rodriguez (Fkickr) y Aleksi Räisä (Unsplash)
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