España es el gran granero de gas para Europa. Una gran potencia energética gracias a su capacidad regasificadora, que ha tenido un papel clave en el plan de independencia del gas natural procedente de Rusia. Pero este rol no es fruto de un día, sino de una estrategia a lo largo de los años. Mucho antes de que Europa se enfrentase a esta crisis. Todo se lo debemos a una estrategia que empezó hace más de 60 años.
Las siete regasificadoras de España. El gas natural licuado (GNL) que llega desde los buques metanero debe ser convertido en gas natural. Ahí es donde entran las plantas regasificadoras. Y España es el país de la Unión Europea con mayor capacidad gracias a sus siete plantas: las de Barcelona, Huelva, Cartagena, Bilbao, Sagunto, Mugardos y recientemente la de El Musel.
Según datos de Gas Infraestructure Europe, España cuenta con un 30% de la capacidad regasificadora de Europa. Es más del doble que Francia, que cuenta únicamente con cuatro regasificadoras y de menor tamaño.
Capacidad | Año inauguración | |
---|---|---|
Barcelona | 760.000 m3 | 1969 |
Cartagena | 587.000 m3 | 1989 |
Huelva | 469.000 m3 | 1988 |
Sagunto | 450.000 m3 | 2006 |
Bilbao | 300.000 m3 | 2003 |
Mugardos | 300.000 m3 | 2007 |
El Musel | 300.000 m3 | 2023 |
Se consideraban infraestructuras caras. Las plantas regasificadoras se consideraban una infraestructura muy cara, pero la crisis energética actual ha convertido esta particularidad española en toda una ventaja competitiva. En su día se construyeron con la intención de depender menos del gas de Argelia. Las regasificadoras permiten dar prioridad al GNL, proveniente desde el mar y países más lejanos.
Barcelona. La primera y la más grande de Europa. La regasificadora de Enagás en Barcelona, situada en el muelle de l'Energia, es la planta con mayor capacidad de almacenamiento de Europa, con hasta 760.000 metros cúbicos y capacidad para recibir buques de hasta 266.000 metros cúbicos, los más grandes que existen.
Es la gran referencia del GNL del sur de Europa, con una y se da la casualidad que también fue la primera planta regasificadora de España. Como describe Antonio Llardén, presidente de Enagás, fue un proyecto pionero y un reto por su envergadura. Fueron necesarias obras en el puerto, construyendo un dique protector y rellenando una zona interior para ganar al mar una explanada de unos 220.000 m2.
Finalmente, en febrero de 1969, el buque Aristóteles, procedente de Argelia, descargó en la planta de Barcelona el primer cargamento de GNL que llegaba a la Península. En vez de enviar el gas por el gasoducto, empezaba una nueva era a través del mar.
Poniendo fin a la España del butano en los años 90. No fue hasta 1985 cuando se firmó el 'Protocolo del Gas', un pacto por el cual se intentó impulsar el crecimiento del gas natural en España, en contraposición con el omnipresente gas butano.
Fue también en aquella época cuando se inauguraron las regasificadoras de Huelva (1988) y Cartagena (1989). Poco después, en 1993, se inauguró la primera conexión gasista de España con Francia.
Pere Duran i Farell, el gran visionario. Duran Farell fue el ingeniero y empresario catalán que lideró la apuesta por el gas natural. Sus primeros pasos fueron en la Hidroeléctrica de Catalunya, participada por el Banco Urquijo, Hispano Americano y la empresa Catalana de Gas y Electricidad. Al mismo tiempo, el gobierno francés se había interesado por los yacimientos de gas argelinos descubiertos en los años 50. Duran Farell participó, como representante del Banco Urquijo y de España, en la Association Eurafricaine Minière et Industrielle (Assemi), creada para intentar acercar los dos continentes y así aprovechar esos yacimientos.
Fue en esas negociaciones junto a los franceses donde Duran Farell se dio cuenta de la importancia del gas natural de Argelia y ayudó a movilizar los recursos necesarios que finalmente ayudarían a abrir la planta de Barcelona.
Su impacto no quedó ahí, pues en los años 90 también aprovechó sus contactos políticos para lograr el acuerdo entre el gobierno de Marruecos, la petrolera SNPP y la española Enagás para la construcción del gasoducto del Magreb. Ha sido durante el último años cuando apuesta por el gas natural de los años 60 ha permitido a España convertirse en una gran potencia para ayudar a solventar la crisis energética de Europa.
Imagen | Enagás
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