Algún día, los anillos de Saturno se desvanecerán, fruto de las complejas interacciones gravitatorias y electromagnéticas entre el planeta y su entorno. Habrá que esperar cientos de millones de años para esto, pero si alguien se pregunta cómo se vería Saturno sin sus anillos solo tendrá que esperar unos meses para comprobarlo.
Los anillos, ocultos. Los anillos de Saturno permanecerán ocultos a la vista de los que estamos en la Tierra. El motivo es la llegada del equinoccio del planeta, que llegará en 2025. Durante esta etapa del tránsito orbital de Saturno sus anillos quedarán alineados de tal manera que quedarán “aplanados” y por tanto resultarán invisibles desde nuestro punto de vista.
Las estaciones astronómicas en Saturno son análogas a las de la Tierra. Durante medio año es el hemisferio sur el que se inclina levemente hacia el Sol (lo que hace que sea el hemisferio más visible desde la Tierra). Mientras dura esta época es la cara sur de los anillos la que queda iluminada por el Sol y la que vemos desde nuestro planeta.
Lo contrario ocurre durante el resto del año, cuando es el hemisferio norte el que se presenta de cara al interior del sistema solar. Entre ambos semestres hay dos ocasiones en los que el plano ecuatorial del planeta se alinea con el Sol. Con el plano ecuatorial se alienan los anillos del planeta, lo que hace que dejen de ser visibles para quienes observan desde esa perspectiva.
Cada 15 años. Saturno tarda unos 29 años y medio en dar la vuelta al Sol. Esto quiere decir que el año en Saturno dura casi tres décadas terrestres, pero también que sus equinoccios ocurren cada 15 años terrestres, aproximadamente.
El próximo equinoccio ocurrirá en el año 2025, lo que implica que durante los próximos meses los anillos de este planeta irán aplanándose. Por ejemplo, durante la oposición de este año (ocurrida en agosto), los anillos tenían una inclinación de 9º; en 2024 su inclinación será de tan solo 3,7º.
Hacia mayo de 2025 se harán invisibles, para después volver a crecer hasta el próximo solsticio planetario: en 2032 los veremos a su máxima inclinación, unos 27º.
Invisibles. Podría parecer sorprendente que unas estructuras de miles de kilómetros desaparezcan así por las buenas, pero es que se trata de estructuras muy finas en términos relativos: si bien su diámetro ronda los 282.000 kilómetros su altura promedio es de tan solo 10 metros (aunque cuenta con secciones más altas).
Por ponerlo en perspectiva, si tuviéramos discos con el diámetro idéntico al largo de un folio y una altura proporcional a los anillos de Saturno podríamos apilar más de 9.000 sin que su altura alcanzase la de un folio.
Un problema, una oportunidad. Como no hay mal que por bien no venga, la desaparición temporal de los anillos tendrá también una ventaja para los astrónomos, que lo tendrán más fácil para ver las lunas de este planeta.
Un Saturno sin anillos. Los ciclos estacionales causados por el movimiento de traslación seguirán ocultando los anillos de Saturno, previsiblemente, durante los próximos millones de años. Pero los anillos de Saturno no serán eternos, desaparecerán, según los astrónomos, dentro de unos 100 millones de años (aunque algunas estimaciones les dan una esperanza de vida mucho mayor, 1.00 millones de años). 100 millones de años es aproximadamente el mismo tiempo que llevan acompañando este planeta.
A lo largo de este tiempo, la materia que hoy conforma los anillos de Saturno irá “lloviendo” sobre el planeta. El motivo está en que la propia gravedad del planeta va atrayendo la materia de estos discos, con la ayuda, eso sí, del campo magnético del gigante gaseoso.
Sean 100 o 1.000 los millones de años que le quedan a esta vistosa formación lo que sí sabemos es que nuestra capacidad de observarla va cambiando de año a año. Aún queda un año para la próxima oposición de Saturno, una oportunidad un tanto pírrica para poder disfrutar de sus anillos, que volverán a lucir con esplendor en unos pocos años.
En Xataka | El hexágono de Saturno: un polígono único del sistema solar que aún conocemos muy poco
Imagen | Lucas Pezeta / NASA, ESA, A. Simon (Goddard Space Flight Center), M.H. Wong (University of California, Berkeley), OPAL Team
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