El 19 de agosto de 1963 comenzaba la particular historia de los satélites de órbita geoestacionaria. El Syncom 3 fabricado por Hughes Aircraft para la NASA hacía realidad los estudios del ingeniero aeroespacial Herman Potočnik, que en 1928 ideó este tipo de propuesta. Arthur C. Clarke popularizaría ese concepto en un reportaje en 1945, y la incipiente carrera espacial haría el resto.
Los satélites de comunicaciones comenzaron a prodigarse, y la apertura de la banda Ka hizo que nacieran proyectos muy ambiciosos para ofrecer Internet por satélite. Teledesic fue el más famoso, pero fracasó por su elevado coste. Ahora una nueva hornada de proyectos pretenden convertir a este tipo de acceso la alternativa para miles de millones de personas que tendrán así más opciones de conectarse a la red de redes.
Así funcionan las conexiones de Internet por satélite
Uno de los problemas de estos proyectos había sido el ancho de banda que ofrecían las conexiones de Internet vía satélite, pero las mejoras tecnología han permitido que de los 1 a 3 Mbps pasemos a anchos de banda que ya superan los 15 Mbps. Puede que no sea posible competir con los grandes anchos de banda que se ofrecen en redes de fibra, pero esas capacidades son más que suficientes para la mayor parte de los usuarios, sobre todo si tenemos en cuenta que ese acceso se podrá proporcionar incluso en áreas rurales y zonas sin una infraestructura de comunicaciones disponible.
Las redes de satélites de banda ancha actuales están formadas por satélites geoestacionarios que orbitan a 35.786 kilómetros sobre el ecuador y que hacen uso de la banda Ka de frecuencias (18,3-30 GHz) para emitir sus señales. Mientras que los satélites de comunicaciones originales trataban de cubrir extensas áreas de la superficie terrestre, estos nuevos modelos tienen una cobertura muy inferior, pero compensan ese factor con la puesta en marcha de redes satelitales mucho más amplias que permiten ofrecer una cobertura de mayor calidad a nivel global.
Los satélites se comportan como pasarelas de información: están conectados al proveedor de servicios de Internet (ISP), y reciben la información, la amplifican y la redirigen a través de sus transpondedores. La tecnología de los satélites de comunicaciones en este sentido se ha visto muy mejorada en los últimos años, pero también lo ha hecho la de los gateways, las estaciones terrestres que reciben la señal (y que incluyen componentes como la antena parabólica) y que se encargan de demodular la señal que llega de la antena para convertirla en paquetes IP que se envían a nuestra red de área local y que finalmente llegan a nuestro PC, portátil o dispositivo móvil.
Las conexiones de Internet por satélite tienen sus desventajas, claro. La latencia es mucho mayor en este tipo de conexiones que la tradicional en conexiones terrestres -se estima que 20 veces mayor-, lo que hace que sus prestaciones sean desaconsejables en diversos escenarios. Un buen ejemplo serían los juegos online: aunque hay ciertos títulos en los que sí sería factible utilizar esa conexión, su funcionamiento cuenta con claras desventajas para juegos de estrategia o FPS multijugador en los que el famoso ping debe ser lo menor posible.
Lo que tenemos...
Hace años que las ofertas de conexión a Internet vía satélite están disponibles, pero el avance de las conexiones ADSL y sobre todo la puesta en marcha de las redes de fibra han hecho que esa alternativa haya sido relegada a un segundo plano y a su comercialización casi específica a entornos rurales.
Las cosas podrían cambiar en el futuro si tenemos en cuenta los últimos proyectos disponibles y sobre todo los que están por venir. En 2011 se lanzó el ViaSat-1, el satélite de comunicaciones más avanzado del mundo, y que es capaz de ofrecer una capacidad de 140 Gbps. Este satélite es el responsable de los servicios que ofrece el proveedor Exede en los Estados Unidos, que ofrece paquetes de datos similares a los de los planes de datos en móviles. Así, contamos con planes que permiten descargar hasta 10 GB en un mes a una velocidad máxima de 12 MB/s por 49,99 dólares al mes.
En Europa tenemos un caso parecido con el Eutelsat KA-SAT que se lanzó en diciembre de 2010 y que tienen una capacidad de 70 Gb/s, mientras que en 2008 el satélite WINDS lanzado en febrero de 2008 cubre la región de Asia Pacífico y sobre todo Japón, donde ofrece velocidades de conexión de hasta 1,2 Gbps (sí, sí, Gbps) a empresas con antenas de 5 metros.
En España la oferta de servicios de Internet vía satélite funciona de forma análoga a la de otros países, con esos planes de datos que combinan velocidades máximas de hasta 22 Mbps con cuotas de 10 GB de descarga mensuales (hay otros planes con mayores cuotas, claro) por cantidades que rondan los 35-45 euros mensuales, IVA incluido. Empresas como EuronaSAT precisamente se enfocan a mercados en los que "por muy lejos que estés, tienes internet" -también lo hacen otras como Quantis, Toorway, EuropaSAT o Xtra Telecom (del grupo MásMóvil)-, y aunque lógicamente el coste es en comparación superior al de las líneas ADSL y las conexiones de fibra de las grandes ciudades, tener acceso a internet desde cualquier localización supone algo crucial para muchísimos usuarios. Y lo será aún más a corto plazo.
... y lo que vendrá
Ese precisamente es el motivo de que grandes corporaciones hayan comenzado a trabajar desde hace algún tiempo en ambiciosos proyectos con las llamadas "constelaciones de satélites" para llevar Internet desde el espacio a otro nivel. Uno de los proyectos más destacables es O3b ("Other 3 billion", en referencia a los 3.000 millones de personas que no tienen acceso a Internet actualmente), en el que está involucrado Elon Musk, y que ya tiene 8 satélites en órbita que han comenzado a dar un servicio en pruebas en este tipo de escenarios. La empresa O3b Networks que gestiona este servicio presume de su baja latencia -150 ms, más que aceptable si es real- y de la posibilidad de ofrecer servicios de telefonía 4G/LTE a través de las conexiones satelitales, otro de los atractivos de este tipo de infraestructuras.
La mismísima Google está especialmente interesada en este campo, y además de sus experimentos en conexiones de fibra de gran capacidad ha participado en una ronda de inversión en SpaceX, la empresa también fundada por Elon Musk que se postula como una de las grandes protagonistas para poner en órbita esas constelaciones de satélites que permitan ofrecer servicios de Internet vía satélite de gran capacidad.
Una de las últimas grandes en realizar propuestas ambiciosas en este sentido es Airbus, de la que ayer se supo que diseñará construirá 900 satélites para la empresa OneWeb LTd. con el objetivo de "ofrecer acceso a Internet a miles de millones de personas en todo el mundo", según indicaron los directivos de esta empresa a Reuters el pasado lunes. Este proyecto -del que ya habíamos conocido un adelanto a través de Adeline- está liderado por Greg Wyler, que hasta no hace mucho había trabajado con Google en el proyecto O3b Networks, y entre sus inversores están Richard Branson y su Virgin Group, además del fabricante de chips Qualcomm.
En una entrevista reciente en SatelliteToday Wyler indicaba que mientras que O3b estará orientado a conexiones de mayor velocidad -podrían superar los 150 Mbps-, en su nuevo proyecto, Oneweb, se centrarán en anchos de banda por debajo de los 50 Mbps, y añadía que "creo que el mercado es tan grande que hay sitio para todos. Nos queda un largo camino para ofrecer conexión a todo el mundo. No nos veo compitiendo directamente con todos. La realidad es la de ofrecer opciones a la gente".
Parece por tanto que tanto O3b Networks como OneWeb serán competidoras (en parte) en esa ambición por ofrecer conexiones a Internet vía satélite que estarán especialmente orientadas a países y regiones geográficas en los que las infraestructuras de líneas ADSL o fibra no están apenas accesible. Se espera que el servicio de OneWeb (antes WorldVu Satellites Ltd) se comience a dar en 2019, y esa franja de tiempo parece también la que veremos en el proyecto de Elon Musk. Aunque las dudas sobre el futuro de estos servicios siguen existiendo -renovación de los satélites, costes, evolución de las redes no satelitales- la alternativa que se plantea hace que no podamos evitar concederle -como mínimo- el beneficio de la duda.
Ver 8 comentarios