El nivel de los océanos crece de manera inexorable con el cambio climático y cada vez tenemos más datos y pruebas de que hay incluso poblaciones amenazadas por ello. De ahí que el estudio de este crecimiento sea cada vez más importante y que se haga desde el espacio, desde ahora con más atención con el satélite Sentinel-6 Michael Freilich.
Esta misión forma parte del programa Copernicus de la Unión Europea de observación. En concreto, Sentinel-6 se encargará de monitorizar los niveles del mar en el 95% del océano, además de proveer de información atmosférica para poder realizar mejores modelos climáticos.
Un centinela más avanzado para ver con precisión cómo crecen los océanos
El pasado sábado a las 17:17 UTC un cohete Falcon 9 elevó al espacio esta carga que tiene una curiosa forma de "casita" y que veíamos salir eyectado al espacio desde el mismo cohete el mismo 21 de noviembre. Era además la misión número cien del Falcon 9, como destacaron en Naukas (y la 66ª vez que se recuperaron partes del mismo).
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— ESA Operations (@esaoperations) November 21, 2020
Como explica la NASA, Sentinel 6 Michael Freilich recibe este nombre por el ya desaparecido director de la División de Ciencias de la Tierra de la agencia espacial norteamericana, que encabezó las observaciones desde el espacio que se han hecho desde la misma. Según destacó Josef Aschbacher, director de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA, fue clave para promover el estudio de los océanos en relación al cambio climático a nivel global ya que "el aumento del nivel del mar no entiende de fronteras".
El peculiar diseño de Sentinel 6 se debe a la especificidad de su cometido, concretamente debido a tener que apuntar hacia la Tierra de manera constante parte de su instrumental. El "techo a dos aguas" lo forman los paneles solares, que no están en dos brazos a los lados como solemos ver, y desde su situación a una órbita de 1.336 kilómetros de altura y 66 grados de inclinación podrá medir el nivel del mar en el 95% del mismo cada diez días.
Para esta misión Sentinel 6 utilizará el radar altímetro de apertura sintética que incorpora, Poseidón 4 (construido por la ESA). Este instrumento medirá la altura usando dos frecuencias, de modo que puedan corregirse las interferencias ocasionadas por la ionosfera terrestre.
La ionosfera no es el único de nuestra atmósfera que dificulta este estudio, también está el vapor de agua. Es por ello que también incorpora un radiómetro de microondas (Advanced Microwave Radiometer–Climate Quality, AMR-C) para salvar las mediciones del retraso que el vapor supondría en los pulsos del radas, y que supone una de las principales mejoras con respecto a satélites previos junto con el retrorreflector láser (LRA, para tratar de corregir la incertidumbre en la posición de Sentinel 6).
Aunque pueda parecer la casita de un cuento, este satélite no es pequeño y pesa 1.192. Tiene capacidad de almacenar hasta 496 Gbits de datos y podrá transmitir unos 1.200 Gbits diarios durante (se calcula) siete años.
Conocer mejor el daño que hemos hecho (y estamos haciendo)
Ya dijimos que el cambio climático no es un asunto del futuro, sino que es algo muy presente. Está causando un deshielo cada vez más acelerado y evidente, y como ya dijimos al hablar de cómo se ven los eventos del clima extremo desde el espacio la idea con estas misiones es contribuir a anticipar en la medida de lo posible lo que está por llegar con las predicciones y que éstas sean cada vez más exactas.
En esta misión han participado empresas de distintos países y continentes, desde Airbus para la construcción hasta las agencias espaciales europea y estadounidense, además de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration). En unos cinco años, hacia 2025 la UE espera poder lanzar un mellizo de Sentinel 6, de ahí que a este primer satélite se le conozca como Sentinel 6A y el próximo sea Sentinel 6B.
Imagen | NASA
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