Cinco días antes de terminar su misión, el pasado 30 de enero, el telescopio espacial Spitzer tomó su última imagen de la nebulosa de California. Estas imágenes han servido para darle colofón a su carrera.
Los técnicos de la NASA han recopilado las últimas imágenes del telescopio, tomadas el pasado enero. El resultado es una sola y espectacular imagen compuesta en infrarrojo que muestran las particularidades de una nebulosa con gran cantidad de actividad y "polvo caliente".
Una nebulosa en infrarrojo
Ubicada a unos 1.000 años luz de la Tierra, la nebulosa de California se observa alargada y estrecha, doblada hacia la derecha ligeramente. Así han podido ver durante estos años a esta región espacial gracias al trabajo del telescopio Spitzer. En sus últimos días, el trabajo incansable de este instrumento puso la coletilla final a miles de datos.
Estas últimas imágenes se capturaron gracias a dos detectores fotografiando simultáneos sendas áreas adyacentes del cielo. Las imágenes se tomaron con longitudes de onda de luz infrarroja de 3,6 micrómetros, (la zona azul) y 4,5 micrómetros (la zona roja). La superposición de ambas da como resultado este hermoso mosaico.
Las diferentes longitudes de onda de la luz revelan diferentes objetos o características astronómicas. Por eso, el telescopio Spitzer escaneaba el cielo en un patrón de cuadrícula, de modo que ambos detectores analizaran la región en el centro de la misma. Al combinar esas imágenes en un mosaico, es posible ver cómo se ve la región en múltiples longitudes de onda infrarroja.
El fin a 16 años de misión
En la última semana de operaciones, el equipo científico de la misión eligió de una lista de objetivos potenciales dentro del campo de visión del Spitzer. Entre ellas estaba la nebulosa de California, que no había sido estudiada antes por el equipo. Esta nebulosa destacaba por la probabilidad de encontrar características infrarrojas especiales con un alto potencial de retorno científico.
Y así ha sido, indicaba Sean Carey, responsable del Centro de Ciencias Spitzer en Caltech en Pasadena: "En el futuro, algún científico podrá usar los datos para analizar en profundidad la nebulosa de California. Todo el archivo de datos de la misión Spitzer está disponible para la comunidad científica. Este es otro pedazo del cielo que estamos poniendo a disposición de la ciencia", afirmaba.
En enero de este año, el Spitzer daba por finalizada su misión, que comenzó en 2003 y que ha reportado un sinfín de imágenes infrarrojas desde 2009. Entre los datos obtenidos a lo largo de sus 16 años de servicio, el telescopio ha medido la luz del polvo procedente de los cometas y que atraviesa nuestro propio sistema solar, llamado polvo zodiacal. Su privilegiada posición a 254 millones de Km le permitió observar este fenómeno sin estorbos.
Para finalizar, el equipo aprovechó para cerrar el obturador de la cámara del Spitzer por primera vez en sus 16 años de vida. Con este ejercicio, los científicos pudieron determinar algunos efectos sutiles de los instrumentos del Spitzer, mejorando así la medición de la luz de fuentes distantes, lo que les permite producir mediciones más precisas.
La nebulosa California
NGC 1499, conocida como la nebulosa de California, es un gigantesco cuerpo de emisión en la constelación de Perseo. Su nombre se debe a que su forma, vista desde aquí, recuerda al Estado homónimo de Norteamérica. Se estima que su color rojo (en el rango visible) proviene del gas de hidrógeno alfa calentado por una estrella cercana y extremadamente masiva conocida como ξ Persei o Menchib.
Sin embargo, la vista infrarroja del Spitzer revela una característica diferente: polvo cálido, con una consistencia similar al hollín, que se mezcla con el gas. De esta manera, el polvo absorbería la luz visible y ultravioleta de las estrellas cercanas y volviéndola a emitir como luz infrarroja.
Imágenes | NASA, Wikimedia