La televisión sigue siendo el centro de ocio multimedia del hogar. No solo en su dimensión como tele, sino también en la dimensión como pantalla en un momento en el que estamos rodeados de ellas, ya sea la del móvil, la de la tableta o la del ordenador.
Con todo, el televisor es la mejor propuesta multimedia para disfrutar de nuestras series, películas, documentales, fotos o incluso videojuegos entre otros contenidos. Y no solo los que emiten las cadenas de televisión, sino también cada vez más los provenientes de fuentes como Wuaki tv, YouTube o Netflix.
Durante su existencia, la televisión ha evolucionado muchísimo en tecnología. Pero sobre todo ha mejorado en resolución y definición, pero no tanto en calidad de visualización. Tenemos millones de píxeles, pero sólo con los píxeles no son capaces de trasladar a la pantalla la riqueza de detalles, tonalidades y luz que perciben nuestros ojos.
Con el advenimiento de los televisores HDR, esta limitación deja de ser tan evidente, para convertirse en la oportunidad de dar un salto de gigante en la mejora de la calidad de visualización de las pantallas.
La evolución de la calidad de imagen
En los últimos años se ha pasado de las teles de tubo a las pantallas planas, con un incremento de calidad basado casi exclusivamente en la resolución de pantalla. De 576p (SD) a 720p (HD), 1080p (FHD) y 2160p (UHD) en los modelos más recientes y avanzados.
Otro parámetro de calidad habitual durante estos años es la relación de contraste, que mide la variación de intensidad lumínica del negro más profundo al brillo más potente que tiene un televisor. Así, una relación de contraste de 1.000.000:1 implica que la intensidad luminosa máxima del blanco es un millón de veces mayor que la del color negro.
Es interesante hacer notar que el contraste no dice demasiado sobre el valor absoluto de la intensidad máxima que puede proporcionar una pantalla, solo su valor relativo comparado con la intensidad luminosa del color negro. Así en una pantalla OLED, donde el nivel de intensidad del color negro es prácticamente cero, la relación de contraste es elevada aunque la intensidad luminosa del blanco sea modesta comparada con tecnologías LED-LCD.
En el momento actual, cuando UHD ya ha sido adoptado de forma generalizada y el contraste han alcanzado niveles notables, podría parecer que no queda mucho margen para ofrecer una mejor calidad de imagen. Pero no, todo lo contrario: el siguiente paso es HDR y promete ser el más revolucionario en décadas.
Bienvenidos al mundo del High Dynamic Range o HDR
El siguiente hito en calidad en el que está trabajando la industria audiovisual es el denominado HDR o High Dynamic Range (Rango Dinámico Alto si se traduce literalmente). El HDR consigue que lo que veamos en la pantalla de la tele sea mucho más fiel a la realidad de lo que hemos visto hasta ahora.
El mundo que nos rodea es HDR. Nuestros ojos ven en HDR, es lo natural y lo normal. Pero la forma de capturarlo con la tecnología existente solo ha permitido plasmar una fracción de lo que podemos ver con nuestros ojos. De hecho, sería casi más correcto decir que las pantallas actuales son LDR (Low Dynamic Range).
Normalmente, las cámaras que graban los contenidos multimedia sólo pueden capturar una fracción de los colores y luminosidades del mundo real, y las pantallas actuales que no son HDR solo pueden mostrar una fracción aún menor de esos colores. Lo mismo sucede con los niveles de exposición de una escena. Por encima de un nivel de intensidad luminosa dada, estas cámaras y las pantallas “queman” la imagen o el vídeo y por debajo de cierto nivel, y se pierden los detalles que hay entre el negro más profundo y la escala de grises.
Pero las nuevas generaciones de cámaras y pantallas preparadas para HDR sí son capaces de capturar y mostrar las escenas de un modo mucho más cercano al que percibimos con nuestros ojos.
Frente al HDR fotográfico, el de las televisiones es real
Una primera aproximación al HDR de las pantallas es la de la fotografía. De un tiempo a esta parte se ha popularizado el uso de los filtros HDR para hacer que las partes oscuras de una imagen muestren más detalle y las partes brillantes se muestren más brillantes y definidas, para hacer que la imagen muestre un rango dinámico aparentemente mayor que el que tecnológicamente puede captar la cámara o mostrar la pantalla.
En general, el resultado es bastante vistoso y, de un modo didáctico, es una primera aproximación al concepto de HDR. Pero el High Dynamic Range de las pantallas va más allá. Por lo menos el HDR "óptimo", que es el que se puede encontrar tras las certificaciones Ultra HD Premium y Dolby Vision como explicaremos más adelante.
En el HDR fotográfico se hace una simulación del efecto para que se pueda ver en pantallas que no son HDR. Pero el HDR de las televisiones no es una simulación: es real, y diseñado para mostrar la realidad de un modo varios órdenes de magnitud más fidedigno que con las tecnologías que no son HDR.
Este HDR del que estamos hablando para las pantallas es más complejo que el fotográfico, ya que precisa de contenidos grabados con cámaras capaces de capturar un rango de exposiciones mayor que las cámaras convencionales, así como más colores. Y** precisa de pantallas capaces de mostrar tanto los colores como este mayor rango dinámico sin tener que hacer simulaciones digitales sobre el vídeo o las imágenes**.
¿Qué necesita una pantalla para mostrar HDR?
Los requerimientos para que un televisor pueda manejar contenidos HDR son múltiples y atacan varios aspectos tecnológicos. Así, una pantalla capaz de mostrar contenidos HDR necesita manejar niveles de brillo muy elevados. Una televisión convencional puede manejar entre 300 y 400 nits (el nit es la unidad de medida del brillo, a más nits, más brillo), pero las HDR, para que el resultado sea más aparente, necesitan un mínimo de 1.000 nits.
Actualmente hay dos certificaciones principales que especifican qué requisitos tienen que cumplir los televisores para mostrar contenidos HDR. Por un lado está HDR10, y por otro Dolby Vision de Dolby. HDR 10 es abierto (no hay que pagar para licenciarlo), mientras que Dolby Vision sí hay que licenciarlo para integrarlo en un televisor. HDR10, por otro lado presenta unos requisitos para los contenidos HDR menos exigentes que Dolby Vision.
Por ejemplo, la profundidad de bits para la codificación del color es de 12 bits en Dolby Vision y 10 bits en HDR10. Y los metadatos que se usan para activar la "capa" HDR en televisores compatibles son estáticos en HDR10 y dinámicos en Dolby Vision. Además, en Dolby Vision se necesita integrar un chip específico, mientras que HDR10 no precisa de chip alguno aparte de la electrónica de la tele. En cuanto a brillo, HDR10 habla de 1.000 nits como nivel de brillo a partir del cual se puede hablar de HDR, y Dolby maneja cifras más ambiciosas.
Con todo, en los televisores no encontrarás fácilmente las siglas HDR10. A cambio, organizaciones como la UHD Alliance han definido sus especificaciones mínimas para que un televisor se considere que es apto para mostrar contenidos HDR, y diseñado un logotipo para diferenciar a los televisores que las cumplan. El logo de UltraHD Premium es una de las forma de identificar a un televisor capaz de manejar contenidos HDR, y precisamente es el que caracteriza a los televisores SUHD de Samsung.
Con niveles de brillo por debajo de los 600 nits, la UHD Alliance también certifica televisores para la visualización de contenidos HDR, a partir de los metadatos que hacen saber a los televisores compatibles que tienen que interpretarlos para que se muestren en este formato. Pero la experiencia visual estará por debajo de lo que puede dar de si la tecnología HDR cuando se implementa siguiendo las directrices HDR10 o de Dolby.
En concreto, entre otras condiciones, el estándar de la UHD Alliance habla de tener una luminancia pico de 1000 nits, y cubrir el espectro de color DCI-P3 como mínimo (requisitos imprescindibles para mostrar el logo Ultra HD Premium).
Al mismo tiempo, necesitan manejar un número de colores mayor de los que se manejan habitualmente en las pantallas no HDR. En el caso de los televisores con estándar premium de la UHD Alliance, necesitan procesadores de imagen de 10 bits al menos. Lo que estarían consiguiendo los televisores con esta especificación es manejar un número de colores mayor de los que se manejan habitualmente en las pantallas actuales. Lo habitual hasta ahora son los de 8 bit.
Además, para manejar más colores, no solo se necesita un procesador de más bits. También hay que contar con paneles capaces de generar físicamente esos colores a partir de los elementos activos del panel: la retroiluminación y las triadas RGB (Red, Green Blue o Rojo, Verde y Azul) que permiten generar las tonalidades de color.
Como puedes ver, HDR es todo un compendio de mejoras de imagen de las que no sólo se benefician los contenidos HDR, sino cualquier tipo de imagen o vídeo “convencionales”. Sin embargo, una pantalla convencional, aunque sea capaz de interpretar los metadatos que indican que un contenido es HDR, no podrá mostrarlo de un modo tan fidedigno como una pantalla certificada como UltraHD Premium, por ejemplo.
¿Qué pasa con los contenidos HDR?
De momento HDR no es lo habitual, pero, a diferencia del 3D, es una revolución que ofrece mejoras tangibles y notables para el disfrute de contenidos multimedia en el hogar. Si 3D estuviera tan bien hecho como se está haciendo HDR10 o Dolby Vision, lo que hubiéramos tenido sería una experiencia holográfica y no una simulación por capas del mundo tridimensional.
Como decíamos antes, el HDR fotográfico es una simulación digital del mundo real. El 3D que se implantó hace unos años no era ni más ni menos que una simulación digital de la tercera dimensión, pero no la propia realidad tridimensional. El HDR que viene al mundo de las pantallas es mucho más que una simulación digital, es un acercamiento importante a la representación fidedigna de la realidad.
Ante este paso de gigante en el capítulo de la calidad de imagen, los proveedores de contenidos están apostando por HDR. La Fox ya ha declarado que todos sus contenidos se grabarán en HDR y hay muchos soportes físicos como los Blu-Ray UHD que ya están grabados o remasterizados en HDR.** La revolución más tangible viene del lado de los proveedores de contenidos en streaming** como Netflix. Y la tendencia es la de acelerar el ritmo al que se ofrecen y se generan contenidos HDR.
Sin olvidar al Blu-Ray UHD, que será compatible com HDR10, tal y como ha quedado definido en la especificicación de este formato físico de distribución de contenidos.
La propuesta de Samsung
Los requisitos para que un televisor pueda mostrar contenidos HDR son un punto de partida para diseñar un televisor compatible con High Dynamic Range. Pero queda en manos de cada fabricante esforzarse más o menos en la implementación de las tecnologías necesarias para obtener una experiencia HDR óptima.
Samsung, es en su gama SUHD ha querido apoyar claramente la certificación UHD Premium, de la ya mencionada UHD Alliance, bajo el nombre de HDR 1000. Estos televisores (tanto en su gama plana como curva) además de contar con una luminancia de 1000 nits de la que ya hemos hablado, tiene la tecnología Quantum Dot integrada en sus paneles que, como hemos visto en este post, por una serie de mejoras propias de la marca, aporta una calidad añadida a la percepción de los colores acercándonos aún más a la visión real.
Ya hemos hablado de que Samsung también se adapta a los requerimientos de la plataforma HDR10 (dentro de la UHD Alliance) a los que se están acogiendo las grandes Majors y casi todos los fabricantes de TV. De esta manera se asegura de ofrecer una experiencia multimedia de muy alta calidad, tanto para contenidos convencionales como para los de alto rango dinámico, que empiezan a llegar tanto en soportes físicos como el Blu-Ray o en streaming a partir de proveedores como Netflix.
La percepción de un HDR premium no queda aquí ya que tiene que tener en cuenta factores ambientales para que sea óptima. Samsung en este sentido incorpora una tecnología anti reflejos llamada Ultra Black. Se trata de una innovación importante: elimina la práctica totalidad de los reflejos a través de un filtro en el panel, consiguiendo incrementar el contraste del televisor y mostrar las imágenes en todo su nivel de detalle.
De todos modos, estas tecnologías de Samsung no solo benefician a los contenidos HDR. También suponen un salto cualitativo importante para el disfrute de contenidos convencionales. En este sentido juega un papel esencial el llamado SUHD Remastering Engine, un procesador que viene a ser el cerebro del televisor SHUD, consiguiendo que cualquier contenido, aunque no sea HDR, o UHD se vea en las mejores condiciones posibles. Este procesador escala la imagen en tiempo real (incluso en streaming) y la reproduce en calidad muy cercana a UHD.
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