Desenvolver digitalmente una momia: así es la tecnología que ha permitido estudiar el cuerpo de un faraón sin quitarle las vendas

Desenvolver digitalmente una momia: así es la tecnología que ha permitido estudiar el cuerpo de un faraón sin quitarle las vendas
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La momia de Amenhotep I es bastante particular por varias razones. Una de ellas es que se trata de una de las pocas de la realeza del Antiguo Egipto que conserva sus vendajes. Otra, que fue enterrada dos veces, la primera vez cuando el monarca murió, en el 1.504 a.C., y la segunda cuatro siglos después, cuando unos sacerdotes decidieron reparar los daños que habían sufrido sus restos a manos de los ladrones de tumbas. Y ahora acaba de sumar una nueva singularidad al convertirse en la primera momia que ha sido desenvuelta digitalmente para su estudio gracias a la tecnología.

Para estudiar a las momias los investigadores retiran las vendas e inspeccionan los restos mortales con diferentes instrumentos. Pero el buen estado de conservación del vendaje de Amenhotep I y la fina decoración de su máscara funeraria han hecho que, hasta el momento, ningún científico haya querido desenvolverlo.

Sin embargo, unos investigadores de la Universidad de El Cairo decidieron usar la tomografía computerizada para retirar digitalmente las vendas del faraón sin alterar su estado de conservación. Este procedimiento se suele usar en medicina y consiste en la captación de imágenes en detalle y desde diferentes ángulos del interior del cuerpo humano mediante rayos X que, luego, se procesan en un ordenador para crear una vista tridimensional de los tejidos y los órganos.

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Así, aplicada al cadáver de Amenhotep I, esta tecnología ha permitido a los investigadores obtener una recreación digital precisa de su cuerpo bajo las vendas, según el estudio que han publicado en la revista Frontiers in Medicine. Gracias a ella han podido saber que su rostro era ovalado, con una barbilla y nariz estrechas, que tenía la oreja izquierda perforada y estaba circuncidado. Asimismo, han determinado que tenía 35 años en el momento de morir -anteriormente se pensaba que falleció con 20 años- y que sus tejidos blandos y huesos no muestran contusiones ni signos de enfermedad, por lo que es probable que pereciese a consecuencia de una infección.

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La tomografía también ha confirmado que Amenhotep I había sido enterrado nuevamente y que su cuerpo había sido tratado cuatro siglos después de su muerte. Los sacerdotes que lo hicieron volvieron a colocar la cabeza del faraón en su sitio, pues los ladrones de tumbas la habían arrancado del cuerpo al saquearlo, y repararon vendas desprendidas. Con anterioridad a este proceso se sabía que la momia había sido restituida tiempo después de la muerte del monarca porque los jeroglíficos inscritos en su sarcófago así lo indicaban.

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Asimismo, el escaneado ha permitido comprobar que los órganos internos del faraón fueron extraídos para evitar que el cuerpo se descompusiese, técnica habitual de la época, con la excepción del corazón, que se dejaba en el interior del cuerpo porque creían que ahí era donde residía el alma.

Imagen 1 | Richard Mortel

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