El juicio antimonopolio de Google encara su recta final. Más que un juicio, puede ser un catalizador

  • Google gastó $26.100 millones solo en 2021 para ser la opción por defecto en dispositivos y navegadores

  • Apple, Firefox u Opera son el tipo de empresas con las que firma estos acuerdos anuales

  • Estos acuerdos están bajo la lupa de la justicia estadounidense y la sentencia está cerca

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El desenlace del juicio antimonopolio que enfrenta Google en Estados Unidos está a la vuelta de la esquina. Con un impacto que podría redefinir las reglas del juego para otros gigantes tecnológicos, este juicio también desafía la hegemonía de Google en el mercado de las búsquedas online.

Como ocurrió con Microsoft a finales de los noventa, la sentencia con la que finalice este juicio puede marcar un punto de inflexión para toda una industria.

El contexto. Google está bajo la lupa del Department of Justice (el equivalente a nuestro Ministerio de Justicia) y de varios fiscales estatales de Estados Unidos. Le acusan de mantener ilegalmente su dominio en las búsquedas online y en la publicidad asociada.

Los contratos de exclusividad que tiene Google con navegadores como Mozilla y Opera o con fabricantes de móviles como Apple son el núcleo del problema. Estos acuerdos suponen desembolsos de unos cientos o unos miles de millones de dólares para que Google siga siendo su navegador por defecto.

  • A Apple le paga unos 18.000 millones de dólares al año. Oficialmente, para ser la opción por defecto. Si leemos entre líneas, es una forma de asegurarse de que Apple tiene los suficientes incentivos como para no lanzar su propio buscador.
  • A Firefox le paga unos 500 millones de dólares al año. Que son más del 80% de sus ingresos. Llegaron a ser más del 90%. Esto permite vivir a pequeñas empresas independientes como Mozilla, pero también genera una relación de absoluta dependencia.

Las acusaciones de este juicio señalan que este gasto reduce la capacidad de los competidores, como Bing o DuckDuckGo, y limita las opciones de los consumidores. Google gastó un total de 26.100 millones de dólares en estos acuerdos solo en 2021. La cifra crece cada año.

Las implicaciones. La decisión judicial llegará en las próximas semanas, o a la sumo, meses, según The New York Times. Esta sentencia podrá forzar a que Google modifique algunos de los acuerdos o incluso obligar a una reestructuración corporativa.

Esto sentaría un precedente y otras grandes tecnológicas con plataformas dominantes en sus mercados, como Apple o Amazon, podrían prepararse por si en el futuro tuvieran que afrontar algo similar.

El trasfondo. Si el veredicto llega como uno de los escenarios más duros para Google, este juicio también sería un catalizador hacia una nueva era de regulación tecnológica en Estados Unidos, acercando un poco su postura a las que suele mostrar la Unión Europea, acostumbrada a hacer escrutinios más intensos a las grandes empresas desde que Vestager es la comisaria de Competencia.

Perspectiva. Quizás la postura más razonable de cara al juicio es esperar una resolución que restrinja ciertas prácticas de Google sin llegar a una ruptura completa de sus operaciones. Al fin y al cabo Estados Unidos tiene una idiosincrasia donde la defensa de cierta libertad empresarial prevalece. Al menos más que la Unión Europea.

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