Este mes de diciembre cumplían dos damas impresionistas, Marie Bracquemond y Louise Catherine Breslau. He querido otra vez cederles un espacio, a ellas dos, y a las demás impresionistas mujeres que quedaron sepultadas por el olvido. Siempre hay un sector que critica ese deseo de recuperar estas figuras, que se empeña en realizar una competición entre las mujeres pintoras y los hombres, cuando este ejercicio es totalmente inútil y vago.
Repasando las vidas de estas mujeres vemos como se parte de una total desigualdad: la clase de los sexos que se ha perpetuado para potenciar las carreras de unos y menospreciar las de otras. Entre estas figuras vemos como la mayoría tuvieron que dejar de pintar obligadas por sus maridos, o murieron en el parto, dejando su carrera inconclusa, quedándose con el apelativo de la "eterna pupila de", o no obtuvieron el apoyo económico de sus familias o renunciaron de primeras a tener una y casarse, precisamente por poder ser lo que querían.
Las instituciones, controladas por los hombres, tampoco las ayudaron. Sus obras pululan entre colecciones privadas y la ausencia de exhibiciones dedicadas a estas figuras es un flagrante despropósito. La Historia del Arte es una historia parcial, una Historia con ausencias, con agujeros. La propia Historia de cada una de estas pintoras se define por las incógnitas, ¿cuál hubiera sido el resultado sin todos estos obstáculos?
Louise-Catherine Breslau
Louise Catherine Breslau nació en Munich pero pasó su infancia en un convento Suizo, al que su padre la había mandado para tratar el asma que padecía. Quería ser pintora así que se mudó a París para estudiar arte, matriculándose en la Academia Julien. En 1879, fue la primera mujer de la Academie Julien en debutar en el Salón de París y poco tiempo después abrió su propio taller, gracias a las críticas y a que exponía de forma asidua en el Salón, recibió números encargos.
Breslau se mostraba regularmente en el salón tradicional, vestida con ropas tradicionalmente de hombres. Pintó al aire libre en Bretaña (un destino popular para artistas) y usó una pincelada hábil e imprecisa. Su amistad con Degas y Anatole France son bien conocidas, igual que la relación de amor que mantuvo durante 40 años con Madeleine Zillhardt.
Breslau se convertiría en la tercera artista femenina y la primera artista extranjera en recibir el premio de la Legión de Honor de Francia. Al finalizar la primera guerra mundial, se retiro a su casa a las afueras de París, pintando las flores del jardín de su casa. Tras su muerte, su obra fue totalmente olvidada.
Marie Braquemond
Durante años Marie Bracquemond recibió la desaprobación continua de su marido, también pintor, por su estilo impresionista. La desanimó tanto que se retiró de la escena pública y solo pintó en privado. Estudió con Jacques-Louis David durante cuatro años, y fue con Jean-Auguste-Dominique Ingres con quién desarrolló un enfoque neoclásico, este último reconoció su talento y la invitó a estudiar en su estudio.
A pesar del prestigio de Ingres, Bracquemond acabó abandonando su estudio, explicando en una carta que los temas que venía representando no eran de su interés: ella quería pintar cuadros de mujeres a gran escala y al aire libre.
Marie Bracquemond exhibió tres veces con los impresionistas, pero su esposo, el grabador Félix Bracquemond, desalentó la carrera artística de su esposa, probablemente por que la suya propia estaba cayendo en picado y la de su esposa despuntada. Marie Bracquemond decidió pintar solo en casa pero no fue suficiente y finalmente abandonó la pintura por completo. Es gracias a su hijo Pierre que su carrera no cayó en el olvido.
Berthe Morisot
Morisot fue relegada a la categoría de artista femenina por sus temas de la vida cotidiana, mujeres, niños y escenas domésticas. Pero lo cierto es que seguía los postulados impresionistas, Morisot pintaba la inmediatez, lo que había en su vida normal.
Como una mujer burguesa estaba habituada a escenas domésticas, deportes campestres y un amplio círculo de mujeres y niños, ya que el mundo masculino le estaba vetado. Mallarmé habló de su pincelada como "polvo volátil", definía su pintura como etérea, con figuras muy introspectivas y melancólicas, pero que al mismo tiempo transmitían una alegría de vivir que producía satisfacción a quien las contemplaba, una pintura de gran delicadeza.
En 1868, Berthe conoció a Édouard Manet, posó para él en El balcón. Desde entonces Manet y Morisot mantuvieron una estrecha relación artística durante el resto de sus vidas, convirtiéndose en familia cuando Berthe y el hermano de Manet, Eugene contrajeron matrimonio. Expuso en el salón desde 1864 a 1868, formó parte de los círculos intelectuales impresionistas, y solo la enfermedad de su hija la mantuvo alejada de la pintura un tiempo.
Eva Gonzalès
Eva Gonzalès y su hermana Jeanne siempre fueron animadas a pintar. Cuando era una adolescente en París estudió con Charles Joshua Chaplin (que también fue, casualmente, uno de los primeros instructores franceses de Cassatt), antes de pasar finalmente al estudio de Edouard Manet, donde trabajaba con un modelo ocasional.
Cuando finalmente decidió tomar los pinceles se mantuvo lejos de los círculos impresionistas, pese a ello, su trabajo fue exhibido en 1879, en el famoso Salón. Aunque no frecuentaba socialmente los círculos impresionistas, su paleta de colores pastel y su estilo suelto libre, la han vinculado con los impresionistas. Eva Gonzalès conocía a algunos de ellos, incluyendo a Berthe Morisot y Paul Cézanne.
Gonzalès murió a causa de una embolia poco después del nacimiento de su hija, dejando un cuerpo de trabajo que incluía principalmente retratos y escenas interiores.
Cecilia Beaux
Beaux fue ante todo una gran retratista, nacida en Filadelfia, lejos quedan sus comienzos pintando fósiles cuando se matricula en la Academia Juliana de París. En sus cartas la artista recuerda lo duro que fue, y sus esfuerzos por no fallar.
Su estilo a la hora de abordar el retrato, entre impresionista y experimental, le llevó a retratar a figuras tan prominentes como el presidente Theodore Roosevelt y Georges Clemenceau. Su pincelada es suelta aunque si algo destaca de su obra es la forma en la que recorta las pinturas. En sus obras percibimos la influencia de John Singer Sargent y Whistler. Expuso en Nueva York y Philadelphia, y en 1887 viajó a Francia para hacerlo en el Salón de París.
En 1895 consiguió ser la primera mujer profesora en la Academia de Pennsylvania, donde enseñaba dibujo y pintura de retrato, cargo que desempeñó durante 20 años. Su vida está llena de reconocimientos y distinciones. En 1933, Eleanor Roosevelt la honró diciendo de ella que era "la mujer estadounidense que hizo la mayor contribución a la cultura mundial".
Lilla Cabot Perry
Lilla Cabot Perry aprendió a pintar a los 36 años, después del nacimiento de sus tres hijas. La pintura se convirtió en una práctica diaria durante los siguientes 50 años de su vida. Nació en Bostón pero fue en Francia donde desarrolló su admiración por los impresionistas. Se hizo muy amiga de Monet y ambos pintaron juntos en Giverny en numerosas ocasiones.
Una nueva inspiración entró en su vida en 1897 cuando su marido recibió un puesto de profesor en Japón como profesor de inglés en la Universidad Keiogijku. Allí Lilla formó parte de las asociación de pintores de Arte Nipón Bijutsu-In, y llevó su arte un paso más allá, fue capaz de hibridar su tradición impresionista con el estilo oriental, ejecutando obras de líneas limpias y equilibradas. El monte Fuji se convirtió en un tema que le obsesionaba, llegó hacer más de 35 o más pinturas, e hizo un total de más de 80 pinturas mientras estaba en Japón.
Mary Cassatt
Cassatt fue una de las tres grandes damas del impresionismo. Su obra está muy influenciada por la ola de feminismo que se inició en 1840 en Estados Unidos. Cassatt representó a la "nueva mujer", siendo ella una activista total por los derechos de la mujer. Estuvo muy influenciada por Degas, decía que su obra le cambió la vida. Las mujeres no podían reunirse con el grupo impresionista en los cafés, estaba mal visto, así que que se reunían en privado y en las exposiciones.
Mary Cassatt luchó desde niña por ser pintora primero con su familia y después contra la sociedad, en sus cartas cuenta cómo descubrir a Rembrandt y Velazquez le cambió la vida. Se especuló con la relación amorosa que pudo mantener con Degas, siempre fue desmentido por ella (la misoginia de Degas era muy conocida al igual que el activismo de Cassatt en materia de feminismo), lo que minó en cierta forma la relación, pero jamás dejaron de ser amigos.
Fue de hecho Degas el que invitó a Cassatt a exponer con los impresionistas cuando la Academia rechazó por tercera vez una obra suya. Jamás se casó, decía que para una mujer que quiere triunfar el matrimonio es un inconveniente, siempre vivió entre Estados Unidos y Europa, aconsejó a galeristas e impulsó la carrera de mujeres pintoras. La mayoría de su producción muestra escenas domésticas e intimas de mujeres y niños, también dominó el arte del grabado y su estilo se vio influenciado por el japonismo.