La carrera tecnológica del futuro es el coche volador. Y Japón ha decidido tomar la delantera

Coche Volador
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Durante décadas, los elementos definitorios del coche se mantuvieron inalterados: un conductor, cuatro ruedas, un motor de combustión, etcétera. El último lustro ha expandido y revolucionado nuestra concepción del "automóvil". El desarrollo de vehículos eléctricos e híbridos, muy exitoso sólo en un puñado de países concretos, y los primeros pasos de los prototipos autónomos dibujan un futuro donde las características básicas del coche cambian. Para siempre. ¿Pero qué hay más allá? Un coche que no ruede: que vuele.

Y si hay un país empeñado en llevarnos hasta allí, ese es Japón.

La prueba. Ayer mismo NEC, una compañía tecnológica con más de un siglo de historia, presentaba al público su primer prototipo de coche volador. Se trata de un drone de proporciones grandilocuentes que alcanza los cuatro metros de longitud y no pesa más de 150 kilogramos. Fue capaz de despegar en vertical, de sostenerse en el aire durante más de un minuto y de mantener una altura superior a los tres metros. A nivel visual, se parece más a un barco hipertrofiado que a un coche, pero tiene ruedas e, hipotéticamente, podrá volar y rodar.

La tendencia. No se trata del primer prototipo de coche volador que realiza una prueba con éxito. Uber Air lleva años desarrollando taxis urbanos capaces de desplazarse por las ciudades sobrevolando las calles. Hace un año, Kitty Hawk, la compañía invertida por Larry Page, presentó "Flyer", una suerte de "avión personal, recreativo, liviano y eléctrico", como lo definieron nuestros compañeros de Xataka. Boeing tiene proyectos similares, aunque no exactamente "coches", así como Airbus, o Lilium (apoyada por la Agencia Espacial Europea).

Hay una loca, loquísima carrera por desarrollar el coche volador. Un campo donde ni siquiera se trabaja sobre un prototipo estándar (desde helicópteros hasta avionetillas, pasando por pickups-voladoras) y que, de momento, tiene tantos límites como posibilidades en la imaginación.

El rol japonés. En esa carrera, el gobierno japonés parece empeñado en tomar la delantera. Tanto NEC como Nippon Airways, Japan Airlines y Cartivator, el proyecto estrella de Toyota en la materia, cuentan con el apoyo burocrático y administrativo de Japón. El ejecutivo ha habilitado parte de la zona de exclusión de Fukushima, libre de cualquier tipo de civilización, para poner en práctica sus experimentos. Su esperanza, en palabras de Shinki Tokumasu, uno de sus ministros, es que los coches voladores solucionen los problemas de comunicación en pequeños archipiélagos o zonas montañosas remotas.

País particular. Acaso la cuestión del coche volador tiene más peso emocional en Japón que en cualquier otro país del mundo, de un modo similar al del desarrollo robótico. El gobierno quiere comenzar a transportar mercancías con coches volantes a partir de 2023, e institucionalizarlo como método de viaje habitual a finales de la próxima década. Si alguien tiene que llegar al paisaje futurista de Blade Runner, repleto de pequeños vehículos voladores e inspirado en la megalópolis de Tokyo, debe ser Japón. 

Particularidades. Ahora bien, los obstáculos son numerosos. Desde la duración de las baterías (un dilema aún no resuelto por ningún fabricante, y que subyace bajo las ideas más simples y audaces, como las autovías con catenaria) hasta el marco regulatorio, pasando por la seguridad (inestables), su precio, o por su mera capacidad para funcionar de forma autónoma (Waymo puede escribir una tesis al respecto). Son los pasos intermedios. Pero Japón, de nuevo, está pensando a lo grande.

Newsletter de Xataka

Suscríbete a "Xatakaletter", una forma distinta de informarte cada semana de la actualidad tecnológica hecha con pasión por el equipo de Xataka.
Comentarios cerrados
Inicio