Lo mejor será que empecemos con un ejemplo. ¿Con qué color están pintadas las palabras que aparecen a continuación? No te cortes con la velocidad, cuanto más rápido, mejor.
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Fácil, ¿no?. Demasiado fácil, en realidad. Hagámoslo un poco más complicado.
Cuando le enseñé la lista a mi compañero de piso, me dijo textualmente: "A ver, Javi, ¿Tan cenutro crees que soy que no me ves capaz de decir en voz alta los colores de una lista de palabras? Digo yo que no hay que tener un doctorado en colorolo... colororog... coroloro..." "Cromatología" "Eso, en cromatología para esta chorrada de lista, ¿no?".
Razón no le faltaba. La verdad es que prácticamente nadie tiene problemas en identificar los colores de las palabras de esa lista. Pero, ¿Qué hay de esta?
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No sé si lo habréis notado, pero en la segunda lista es mucho más difícil decir los colores de las palabras que en la primera. A esto se le llama 'efecto stroop', nos pasa a todos los seres humanos y bajo el aspecto de una curiosidad psicológica esconde un fenómeno que nos puede incluso llegar a salvar la vida.
¿Qué es el efecto stroop?
Aunque había sido descubierto unos años antes en Alemania, en 1935 John Ridley Stroop publicó uno de los artículos más famosos de la historia de la psicología, el que explicaba el efecto que llevaría su nombre.
Una vez que lo hemos experimentado, el efecto es sencillo de explicar: cuando el nombre de un color (por ejemplo "blanco", "amarillo" o "morado") está escrito en un color distinto del que denota (por ejemplo, "amarillo" escrito en tinta verde) nombrar el color de la tinta lleva más tiempo y genera más errores que cuando coinciden el nombre y el color de la tinta.
Stroop se volvió salvajemente famoso y su experimento, con más de 700 replicaciones, pasa por ser uno de lo más conocidos y respetados de la psicología. No deja de ser curioso porque la verdadera pasión de Stroop era el cristianismo, para él la psicología no era más que un 'trabajo alimenticio' y, aunque enseñó psicología hasta su retiro en 1967, su trabajo durante los últimos 30 años de vida estuvo dedicado casi por completo los estudios bíblicos. Supongo que Darwin da pan a quien la evolución no ha dado dientes.
Más allá de los colores
La primera vez que se documentó el stroop, se hizo con colores. Pero pasa con muchísimas cosas. Con números, por ejemplo. Imaginad que os pidiera que dijérais lo más rápido posible y en voz alta cuál es el número con un tipo de letra más grande de cada una de estas cuatro parejas.
La que más os costaría (la que más errores acumularía), sería la segunda: la pareja en la que el "tamaño físico" no guarda relación con el "tamaño matemático". Pero podemos ir más allá: ¿Dónde están escritas estas palabras con respecto a los rectángulos azules?
Efectivamente, los dos rectángulos de la izquierda son más sencillos que los de la derecha. De la misma forma que si os preguntara por el estado emocional de estas caras, la única que os supondría un problema es la del centro.
¿Por qué ocurre esto?
Hay muchas teorías que tratan de explicar por qué cuando compiten dos criterios (uno lingüístico y otro de otro tipo) siempre - o casi siempre - gana el lingüístico. La opinión generalizada es que, aunque nos cueste creerlo, nuestro cerebro no está hecho específicamente para leer y escribir. El lenguaje nos parece algo natural, pero la realidad es que cuesta muchísimo tiempo, recursos y personas conseguir que cada niño sea capaz de hablar, leer y escribir correctamente.
En otras palabras: nos pasamos el día interpretando símbolos pero, en cambio, dedicamos muy poco tiempo a nombrar colores, direcciones o estados de ánimo. De esta forma, el lenguaje se 'automatiza' de tal manera que reaccionamos de inmediato ante cualquier estímulo linguístico.
Aunque no queramos.
¿Eres un espía ruso?
Tan potente es el efecto stroop que no podemos librarnos de él. Por eso mismo, se cuenta que los servicios de inteligencia de Estados Unidos usaban la técnica para descubrir espías ocultos y agentes durmientes.
Durante la Guerra Fría, en EEUU se propagó la idea de que podía haber "agentes durmientes" (personas que, gracias a un lavado de cerebro, no sabían que eran agentes rusos hasta que alguien los activaba) infiltrados en la administración. La idea de recurrir a stroop era buenísima, porque si le pasábamos un test stroop en ruso a una persona podíamos saber si sabía ruso en realidad (incluso aunque ella no fuera consciente).
En realidad, que nosotros sepamos, nunca se ha pillado a un 'agente durmiente' gracias al efecto stroop. Pero sí se han pillado cosas mucho más interesantes.
La utilidad de un puñado de palabras
Los psicólogos llevan muchos años utilizando el efecto stroop como forma de evaluar la atención selectiva y otras habilidades cognitivas y emocionales de las personas. Es decir, usamos el stroop para evaluar cosas importantísimas como el daño cerebral, la demencia, algunos trastornos mentales y una amplia variedad de problemas neuropsicológicos.
Normalmente nos olvidamos de que, más allá de los grandes dispositivos electrónicos y las técnicas nanométricas, cosas sencillas como una lista de palabras o diez preguntas bien diseñadas pueden ser también tecnología punta. ¿Quién nos iba a decir hace cien años que un puñado de palabras de colores iba a ser fundamental para la salud de millones de personas?
