La paralización de gran parte del espacio aéreo y la reducción del tráfico en las ciudades ha desplomado durante semanas los niveles de contaminación. Gracias a la purificación parcial del aire, insectos como las abejas han podido desempeñar mejor su función polinizadora, entorpecida habitualmente por los agentes contaminantes.
Respiro temporal. La polución atmosférica dificulta el trabajo de las abejas, entre otras cosas, porque los compuestos contaminantes ocultan y reducen la duración de los olores de las flores. Si las abejas no son capaces de detectar el aroma de las plantas, tardan más en encontrarlas y, por ende, a lo largo del día realizan menos polinizaciones. Sin embargo, la calidad del aire actual y la proliferación de la vegetación salvaje hace que los "viajes" que realizan las abejas diariamente sean más cortos y rentables.
Como consecuencia, según apunta un especialista en ecología de la Universidad de Londres, tardan menos en identificar los olores y pueden dedicar más tiempo a otras tareas como la cría.
Menos contaminación. Durante el confinamiento los niveles de dióxido de carbono en Nueva York cayeron hasta un 10%, mientras que en China lo hicieron un 25%. En esta línea y según un estudio publicado por la revista Nature Climate Change, a nivel europeo, el pasado 7 de abril, la caída máxima de emisiones llegó a ser de un 27%. En España, para esa misma fecha y en comparación con el mismo día de 2019, las emisiones habían caído un 31%.
Menos muertes. Sólo en América del Norte, cada año, mueren de media 24.000 millones de abejas y avispas a causa del choque frontal con los vehículos en las carreteras. Igualmente, los pesticidas a base de neonicotinoides (los más utilizados para el mantenimiento de cultivos como el maíz, la colza o el algodón) son muy perjudiciales para las abejas. De hecho, un reciente estudio evidenció que en las zonas donde se utiliza este producto, el porcentaje de colonias de abejas disminuye. Por ejemplo, en Reino Unido descendieron hasta un 75%.
Cosecha miel. Se estima que este año la producción de miel sea más del doble que la del año pasado o, al menos, así lo presagian varios apicultores de Toledo que cuentan con más de un centenar de colmenas. La mejora en la calidad del aire junto al buen nivel de lluvias que ha traído la primavera ha hecho que la vegetación brote en abundancia y las abejas tengan alimento de sobra donde elegir.
Importancia. Las abejas son los polinizadores más importantes del planeta. Tanto es así que son las encargadas de fertilizar un tercio de todos los alimentos que consumimos y el 80% de las flores del mundo. Según este informe realizado por el Centro de Seguridad alimentaria de la Universidad de Hohenheim las abejas y otros insectos polinizadores tienen un valor global de 140.000 millones de euros. Particularmente, en España, las abejas aportan un beneficio de 2.400 millones al sector agrícola y alimentario.
Imagen: Aaron Burden/Unsplash