El breve pero muy publicitado affair amoroso de Finlandia con la Renta Básica Universal llegará a su fin a finales de este mismo año. Apenas un curso después de su puesta en marcha, el gobierno conservador de Juha Sipilä ha decidido que, primero, no expandirá la base de beneficiarios en 2018 (tal y como solicitaba Kela, la Seguridad Social finesa), y que, segundo, no continuará con el programa piloto durante 2019. ¿Adiós al sueño de una renta básica universal real?
No era un RBU. Para contextualizar la noticia hay que tener en cuenta dos cosas: ni se trataba de una RBU pura ni el experimento tenía un carácter permanente. Finlandia escogió a un reducido grupo de desempleados (2.000 repartidos por todo el país) a los que entregaría 560 euros al mes por un periodo de dos años. El objetivo del programa era evaluar si entregar dinero gratis al contribuyente le desincentivaba para el trabajo. El proyecto siempre se acotó a dos años, de 2017 a 2019.
Kela quería más. Sucede, sin embargo, que la agencia que rige la Seguridad Social finlandesa, Kela, sí quería expandir tanto la cobertura como el enfoque del programa. No será así: según se explica aquí, el gobierno finés quiere explorar otras vías de beneficios sociales más allá de la Renta Básica Universal (esto es: entregando dinero con condiciones). Han surgido diversas voces críticas en el seno de la agencia: consideran que han tenido poco tiempo para evaluar el impacto de la RBU.
Poco para muy pocos. Fue en parte la crítica que emitieron los puristas de la RBU cuando se inició el proyecto finlandés: el programa entregaría sólo una ayuda parcial, no una suma capaz de sostener a una persona al margen de cualquier otro ingreso, y tampoco tendría el carácter universal definitorio a la RBU, en tanto que sólo la recibirían desempleados. Con todo, Finlandia ha sido el primer país que ha experimentado de forma más o menos fidedigna con la RBU, y su proyecto era valioso.
¿Los resultados? Kela no revelará los datos recopilados durante el proyecto hasta su (amarga) finalización en 2019. Entonces sabremos si el dinero entregado por el gobierno finlandés (sin condiciones de ningún tipo) ha tenido efectos positivos o negativos en la incorporación al mercado laboral de los beneficiarios sin empleo. Algunos de ellos han iniciado negocios (en ocasiones extravagantes) y han explicado su experiencia en entrevistas con medios internacionales.
RBU para todos. Lo paradójico de Finlandia es quién impulsó el proyecto: la derecha. De un tiempo a esta parte, la RBU se ha convertido en un caramelo en dulce tanto para la izquierda (que la juzga útil para reducir las desigualdades) como para la derecha (que la interpreta como una forma de simplificar las ayudas sociales). Sin embargo, el programa nació coartado: jamás quiso explorar el efecto de la RBU en global, sino qué pasaría si diéramos dinero gratis a los parados.
Son objetivos similares, pero distintos. Tendremos que esperar para el siguiente proyecto de RBU. No será en Finlandia.
Imagen | Ilkka Jukarainen/Flickr