En Estados Unidos, la primera economía del mundo, dar a luz sigue siendo un peligro mortal

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Las disfuncionalidades del sistema sanitario estadounidenses son profundas y muy variadas, y tienen un impacto directo en la vida de sus ciudadanos. Por ejemplo: es un modelo extremadamente caro y, pese a ello, cuenta con las peores tasas de cobertura del mundo desarrollado. También priva de medicamentos cruciales a numerosos enfermos. Y, por último, genera unas tasas de mortalidad altísimas en una de las intervenciones más críticas en la vida de una mujer: el parto.

Los datos. Lo revela el último informe del Center for Disease Control and Prevention (CDC) del gobierno federal. La tasa de mortalidad materna estadounidense sigue creciendo año a año. Alrededor de 700 mujeres mueren anualmente debido a complicaciones o bien en la gestación (31%) o bien en el parto (33%) o bien durante las semanas y los meses posteriores al nacimiento del bebé (33%). Son cifras de una anormalidad pasmosa en el contexto de las economías avanzadas.

La tasa. Estados Unidos, no en vano, cuenta con una tasa de 17 muertes relacionadas con la maternidad por cada 100.000 habitantes. Breves comparaciones: en Grecia, Polonia o Finlandia no superan las 3; en Bielorrusia, Italia o Suecia, las 4; en España, Israel o Noruega, las 5; en Eslovaquia, Dinamarca o Alemania, las 6. Algunos de los países por debajo, como Montenegro (7) o Bulgaria (11) son mucho más pobres.

Otros países. Es cierto: EEUU está lejísimos los países subdesarrollado, donde se producen el 99% de las muertes relacionadas con la maternidad (más de 800 al día). Sierra Leona cuenta 1.360 fallecimientos relacionados por cada 100.000 habitantes; Nigeria, 814; Malawi, 634. Pese a ello, Estados Unidos se codea con extraños compañeros de viaje: desde el Líbano (15) hasta Omán (17), pasando por Tailandia (20) o Moldavia (23). Son cifras impropias de la primera potencia mundial.

Causas. ¿Por qué sucede? En numerosas ocasiones, por complicaciones quirúrgicas. Las paradas cardiorrespiratorias representan un tercio de los fallecimientos; las embolias amnióticas son habituales durante el parto; las infecciones y las hemorragias internas son frecuentes en las semanas posteriores; las miocardiopatías aparecen a los seis meses de dar a luz. Significativamente, las mujeres más afectadas suelen ser pobres, afroamericanas o nativas.

Solución. Lo cual apunta a las ineficiencias estructurales del sistema de salud estadounidense: las poblaciones desfavorecidas tienen más complicado acceder a una atención óptima, dado que no tienen los recursos para sufragarla. Gran parte del problema surge de la ausencia de cuidado prenatal y postparto. La ausencia de información y seguimiento a las madres genera puntos ciegos que, en última instancia, incide en una mortalidad maternal muy alta.

Es otro drama a sumar a los ya conocidos. Desde diabéticos sin acceso a insulina hasta enfermos de cáncer que destinan los ahorros de toda una vida en su tratamiento, pasando por la esperanza de vida más modesta la tasa de mortalidad infantil más alta de los países desarrollados.

Imagen: Wayne Evans/Pexels

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