El vino, al igual que la cerveza, es una bebida que ha acompañado a la humanidad durante milenios. Aunque actualmente no está pasando por su mejor momento debido a la caída del consumo, sigue siendo un símbolo de estatus en muchos círculos. Esto no solo se refleja en los precios de las botellas, sino también en el cuidado —y a veces en el postureo— con el que se elige el vino perfecto para cada ocasión.
Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de nuestra era. Hace siglos, los vinos de determinadas regiones ya eran objeto de deseo, con precios más altos que otros, no tanto por su calidad intrínseca, sino por su asociación con un nivel social más elevado. El prestigio del vino, entonces como ahora, se construía tanto en torno a su sabor como a la narrativa que lo rodeaba, y los vinos de Cilicia y Gaza son una muestra.
Denominación de origen. Un estudio titulado "Patrones de distribución del vino de Gaza frente al vino de Cilicia en el Mediterráneo oriental durante la Antigüedad Tardía" explora los patrones de distribución y consumo de vinos de dos zonas clave en el comercio del Mediterráneo: Cicilia y Gaza. Las protagonistas son ánforas encontradas en diferentes excavaciones arqueológicas que están vinculadas con las redes comerciales de Gaza y Cicilia entre los siglos IV y VII.
Y, aunque los autores reconocen que hay limitaciones en el estudio y dificultades (como la propia documentación asociada a cada uno de los vinos), las conclusiones son muy interesantes.
De botella y de tetrabrik. Aquí tiene mucha importancia el dónde se descubrieron las ánforas, ya que hay dos tipos: las LRA 4 que son las que contenían vino de Gaza, y las LRA 1, que son las del vino cilicio. Mientras las LRA 4 se encontraron en su mayoría en áreas como los centros académicos de Rávena y Alejandría, las ánforas de LRA 1 con vino de Cilicia se hallaron en contextos militares y más rurales.
Esto es algo que denota que el vino de Cilicia era más popular, lo que significa que el pueblo llano podía permitírselo, mientras que el de Gaza, encontrado en contextos como centros urbanos, administrativos o lugares religiosos, era más distinguido. Y, como en casi cualquier ámbito, esto quiere decir una cosa: era más caro.
Cuestión de paladar. En el estudio se abordan las descripciones de ambos vinos. El de Gaza era conocido por una excelsa calidad, siendo elogiado en la época por escritores que lo describían como un vino “ligero, dulce y de sabor agradable”. Además, la reputación también procedía de las técnicas de cultivo, recolección y procesado de Gaza, así como la calidad del suelo en el que se cultivaba.
El vino de Cilicia se describió como más fuerte y menos refinado. Probablemente, el motivo es que se producía a partir de pasas, pero el punto interesante del estudio es que, como en la actualidad con muchos productos, parte de esa diferencia de calidad era subjetiva.
Y de postureo. Buena parte de los fragmentos de ánforas que contenían vino de Gaza fueron encontrados cerca de iglesias y otros puntos religiosos importantes de lugares como Constantinopla. Como decimos, tenía buena reputación por las técnicas de producción, pero algo tan importante fue la asociación con el cristianismo incipiente. Este vino era muy valorado entre los círculos litúrgicos, por lo que el estatus entre las comunidades religiosas y las élites aumentó y se creó la sensación de que era un producto casi de “prestigio espiritual”.
Esa asociación provocó que los peregrinos cristianos que regresaban de Tierra Santa también contribuyeran a mitificar este vino, añadiendo un valor simbólico al mismo y convirtiéndolo en un bien de lujo.
El vino del pueblo. El de Cilicia, por su parte, era mucho más accesible, lo que permitió que personas de otros estratos tuvieran acceso al mismo y, a su vez, devaluando el precio y la reputación en comparación con el vino de Gaza. Pero no, el vino barato no era necesariamente peor, sino diferente. Al elaborarse principalmente a partir de pasas, era algo más peleón y también tenía un mayor contenido alcohólico.
Esta mayor graduación permitió un comercio más amplio, pues el vino de Cilicia llegaba en mejores condiciones a largas distancias y se conservaba durante más tiempo. ¿Es bueno? Sí, pero como el de Gaza tenía una distribución más acotada, también los comerciantes jugaban con esto para aumentar el precio debido a que era un bien mucho más exclusivo por todo lo ya comentado.
Al final, eran dos productos diferentes, pero aunque el de Gaza pudiera tener unas notas más ricas que el de Cilicia, el estar enfocado a un segmento más exclusivo permitió que la percepción de calidad fuera totalmente distinta, lo que llevó a diferencias significativas en el precio.
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