Llega la Navidad y el que se ha convertido en el plato estrella en las mesas de los españoles para estas fechas tan señaladas: el marisco. Raro es el hogar que no incluya en su menú de estas fiestas algún plato de crustáceos, cefalópodos o moluscos. Sin embargo, este año llega con los precios hinchadisimos por la inflación y con otro problema acechando desde el norte de España: los peores datos de producción de marisco en dos décadas.
Un desplome sin igual de las capturas en toda Galicia que ha llevado al Gobierno regional a estudiar la posibilidad de pedir la declaración de zona catastrófica.
Las cifras. Son trágicas. El descenso de la producción de almeja y berberecho, los dos pilares económicos de este sector, es brutal. Pero lo más agravante es que se trata de un fenómeno generalizado en toda la costa gallega. En la provincia de Pontevedra, la principal productora, peligra el bivalvo, sobre todo la almeja (babosa, rubia, fina, japónica) y el berberecho, con una caída de la producción del 76% en 2023 con respecto a hace una década.
Noia, en A Coruña, ha cerrado su peor temporada de la historia con una mortalidad del marisco que superó el 60%. La cofradía de Rianxo, en la ría de Arousa, también confirma que a sus playas no deja de llegar molusco muerto.
¿Por qué? Hay muchos factores en juego que vienen afectado al ecosistema gallego desde hace más de diez años. Pero a los preocupantes efectos del cambio climático se ha unido en los últimos meses una cadena de borrascas incansable. La región ha vivido lluvias intensas y vientos huracanados durante muchos días que hicieron que los ríos Tambre, Traba y Lérez desaguaran con tanta fuerza que la salinidad descendió de golpe y el marisco llegó muerto.
No son sólo las lluvias. Otro de los factores que podría estar contribuyendo a esta crisis, según apuntan los expertos, es el cambio en las temperaturas del agua. En diciembre, un mes donde se suelen registrar los 12ºC, el agua alcanza los 17ºC. Este problema ya está teniendo su impacto en la desaparición de especies emblemáticas de Galicia, como la almeja babosa y la almeja fina.
Por otro lado, la contaminación, los dragados irregulares, el furtivismo o la proliferación de prácticas prohibidas como la pesca de pulpo con lejía no dejan de mermar cada vez más al ecosistema.
La tendencia. El fenómeno no es único de este año, viene de lejos. Entre 2008 y 2022, la producción de marisco blanco ha experimentado una caída de nada menos que el 70%. Según datos de la Xunta de Galicia, en 2008 se recolectaron unos 781.000 kilos de almeja fina, mientras que en 2022 solo se capturaron 29.000 kilos. Este descenso, nunca antes visto, preocupa a las autoridades sobre la sostenibilidad y el futuro de esta industria.
Su efecto en el precio. Y claro, que exista tanta escasez se traduce en unos precios más elevados para el consumidor, que ya se están notando en muchos supermercados. El kilo de berberecho que solía rondar entre los 10-12€, ahora alcanza la dolorosa cifra de 35-36€. En la almeja fina y babosa, el precio incluso se triplica. Otros productos afectados son el mejillón y la ostra. Eso quiere decir que, en un periodo de alta demanda como es la Navidad, los bolsillos de las familias van a notar una escalada de precios.
Un sector en peligro. También hay que tener en cuenta que más de 2.000 familias viven de esta industria en la provincia de Pontevedra y un 62% son mujeres, la mayoría mayores de 50 años cerca de la jubilación. Lo mismo ocurre en A Coruña, con 1.528 permisos legales. "Vamos a la marea con miedo, porque no sabemos lo que vamos a encontrar y si será bueno o suficiente", explicaba en este artículo de El Confidencial una veterana. No hay relevo generacional. Y tampoco lo favorece esta situación de escasez.
Las cofradías gallegas incluso reclaman a la Xunta que pida al Gobierno central abrir la puerta a compensaciones económicas y declarar la zona como "catastrófica": "Es una situación excepcional para la que necesitamos medidas excepcionales. La mortandad es altísima y afectó no solo a la talla adulta sino también a las crías. La cadena está rota", reclamaba Manuel Rosas, el presidente.
Imagen: Unsplash
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