Cuando millones de personas en todo el mundo quedaron confinadas, sus patrones de consumo cambiaron. Sin posibilidad de salir a la calle, no tuvieron más remedio que acudir a Internet. Desde entonces el comercio digital vive una edad de oro, una suerte de campaña de Navidad y Black Friday extendida durante todo el año. Entre otras consecuencias, la fiebre provocó que nuestras casas se llenaran de cajas.
Y a consecuencia, los contenedores de reciclaje.
A reciclar. Lo cuenta este reportaje de The Wall Street Journal. Los centros de reciclaje estadounidenses disfrutan de un frenesí productivo gracias al cartón y al papel mixto, la amalgamada masa de celulosas depositadas en los contenedores domésticos. La recolección municipal de ambos ha aumentado un 7% desde el inicio de la pandemia, y el cartón, mucho antes que el papel convencional de oficina, ya representa un tercio del total procesado en las plantas, un 5% al alza respecto al año anterior.
Cambios. Se trata de un cambio de tendencia positivo para el negocio del reciclaje. Durante los últimos años, el papel utilizado en la industria y en las oficinas abastecía a las plantas de procesado. El repunte del teletrabajo y el progresivo abandono de la vida en oficina han provocado que la industria deba buscar otras fuentes. En paralelo, se ha producido una transición al comercio digital, lo que ha espoleado los repartos y el consumo de cajas de cartón. Más demandadas, su cotización ha subido.
Precios. ¿Cuánto? La mezcla de papeles convencionales y cartón, tradicionalmente poco atractiva para el reciclaje por su escasa pureza (latas, restos orgánicos y plásticos poblaban las recogidas), se paga hoy a $30 la tonelada, cuando hace algunos meses su precio rozaba los $0. Los repartos utilizan más cajas; nosotros reciclamos más papel de todo tipo; las ciudades recolectan más; y las plantas reutilizan más. Un ciclo que ha resucitado las languidecientes cuentas de la industria.
A la baja. Los precios del papel mixto y el cartón se habían desplomado durante los últimos años, al fin y al cabo. Entre 2018 China tomó una decisión trascendental para el reciclaje, tanto de plásticos como de papel: paralizar sus importaciones. Las motivaciones eran dispares, pero provocaron que la industria en Estados Unidos y Europa se quedaran sin su principal cliente, a quien vendían en torno al ~50% de su producción. Los precios cayeron. El negocio afrontó un futuro incierto.
Y ahora qué. El impulso de la demanda interna, fruto del reparto y del comercio digital, se ha topado ahora con las necesidades de China. Pese a la guerra comercial, sigue necesitando papel y cartón. Ahora lo adquiere a través de intermediarios como Vietnam o Malasia, que ya acogieron parte de su consumo de plástico utilizado tras su veto hace dos años. Esto ha transformado por completo el horizonte de sucesos de la industria del reciclaje, mucho más amable.
En España. Es algo que también está sucediendo en Europa. Pese a cierta caída del papel reciclado en abril, cuando el volumen de reciclaje global crecía un 15%, la tendencia también es alcista. Municipio a municipio se observa el mismo patrón: más cartón reciclado. En ciudades como Zaragoza o Pontevedra ha aumentado un 50% respecto al año anterior, y también en ayuntamientos más pequeños como Alcorcón (un 25%) o Paterna (un 27%), en los alrededores de dos grandes ciudades.
En este proceso, el boom del comercio digital tiene una gran responsabilidad. Uno de los pocos sectores económicos beneficiados por la pandemia.
Imagen: Cristoph Scholtz/Flickr