No hay acuerdo entre el Ministerio de Sanidad y la Comunidad de Madrid. La comisión conjunta anunciada por Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso el lunes pasado ha naufragado en la primera borrasca. Mientras el viceconsejero madrileño, Antonio Zapatero, anunciaba el confinamiento de ocho nuevos distritos sanitarios... Salvador Illa, ministro del ramo, recomendaba confinar a toda la comunidad. Madrid, según él, había hecho caso omiso de su criterio.
La disputa es política, pero se ha traducido en un número: ¿500 o 1.000?
Barrio a barrio. La clave técnica de la disparidad de opiniones reside en la incidencia acumulada, el número de contagios por cada 100.000 habitantes registrado durante las dos últimas semanas. Para Zapatero, el confinamiento debe entrar en aquellas áreas o zonas por encima de los 1.000. Es lo que hizo la comunidad la semana pasada cuando perimetró 37 zonas básicas de salud, y lo que hará el lunes con otras 8.
Para Sanidad, el número debería ser mucho más bajo. Todos los distritos o municipios por encima de 500 deberían pasar a un confinamiento, como mínimo, perimetral. Bajo esta consideración, tanto la ciudad como la Comunidad de Madrid en su conjunto deberían cerrar.
Los datos. Al menos si atendemos a los datos. Madrid, una semana más, es la región de Europa con mayor incidencia del coronavirus durante las últimas semanas. Su incidencia acumulada supera los 808 casos por cada 100.000 habitantes. Está muy por encima de todas las demás. La segunda es Navarra (625); la tercera Ida-Viru Maakond, en Estonia (574); y la cuarta, Castilla-La Mancha (481). España sigue contando a 12 regiones entre las 20 más afectadas de Europa. Ningún otro país se aproxima.
A nivel nacional, España también rompe los registros continentales. Su incidencia acumulada supera al cierre de esta semana los 319 casos por cada 100.000 habitantes; sólo Francia (213) y República Checa (243) se le acercan. La mayoría siguen por debajo de los 100, y el puñado que lo rebosa (Bélgica, Países Bajos, Austria, Hungría) no superan los 150.
La comparación. Así que merece la pena hacerse la pregunta: ¿realmente tiene sentido una pelea de 500 frente a 1.000? Si sólo dos regiones europeas (Ida-Viru Maakond y Hlavni Mesto Praha, en Chequia) superan los 300 por cada 100.000, es evidente que la escala y las cifras de Madrid superan el umbral de la alarma epidemiológica. En cualquiera de los dos supuestos. La disparidad entre Sanidad y el gobierno autonómico es política, porque a nivel sanitario ambas parten del peor escenario posible.
Otro ejemplo. La Organización Mundial de la Salud ha adoptado un criterio homogéneo para considera a la epidemia "bajo control": que la positividad esté por debajo del 5%. España está en el 10%. Sólo República Checa iguala su marca. En la Comunidad de Madrid es del 21%.
Otros países. ¿A partir de qué umbral entran en alerta el resto de países? Con una incidencia acumulada de 238, Île-de-France (París) ya se plantea imponer un límite a las reuniones de más de 10 personas, una reducción de aforo en los espectáculos públicos, y una prohibición de los espacios de fiesta, bodas incluidas. Similares restricciones operan ya en regiones francesas muy golpeadas por el virus, como Provence-Alpes-Côte d'Azur (280) o Auvergne-Rhône-Alpes (198).
En República Checa, el segundo país más preocupante, el primer ministro ha nombrado a un nuevo titular de Sanidad bajo la amenza de nuevos confinamientos, anunciando en el camino reducciones de aforo y horarios restringidos. Italia (35) y Dinamarca (104) ya han declarado restricciones en la restauración; Alemania (28) ha introducido tests obligatorios en los aeropuertos. Su región más afectada, Baviera (43), prohíbe las reuniones de más de cinco personas hasta octubre, además de la venta de alcohol o los eventos públicos.
Los umbrales. Son medidas que Madrid ha aplicado. La diferencia reside en los umbrales de reacción: países como Irlanda, con un sistema de cinco niveles de restricciones, las está implementando con una incidencia nacional de 74 (su región más afectada, Dublín, está en 133). Madrid es una excepción incluso dentro de España. Cuando Cataluña confinó el Segre, su incidencia no superaba los 149 casos. Cuando Aragón impuso la fase 2 en varias comarcas (se negó a confinar al declararse incompetente), lo hizo con una incidencia de 335.
Es decir, Madrid, ya sea bajo el umbral planteado por Sanidad (500) o por la comunidad (1.000) ya ha superado todas las referencias. Ha reventado las magnitudes que manejaban los gobiernos de Europa. La distinción plantea un dilema artificial: la situación es grave en ambos casos, muchísimo más grave que en cualquier otro lugar de Europa.