No lleva ni una semana en el cargo, pero Donald Trump y su administración ya ha empezado a silenciar, censurar y dejar sin fondos a media docena de agencias de investigación claves en la protección ambiental, climática y sanitaria de Estados Unidos. En seis días.
Y ante eso, los científicos de todo el país se están organizando para marchar hacia Washington y oponer resistencia a lo que parece el desmantelamiento sistemático de todas las instituciones científicas que dependen del Gobierno Federal. Esta es la historia de "la resistencia científica" en tiempos de Trump.
Cómo desmontar la ciencia norteamericana en una semana
El lunes se supo que la administración Trump había ordenado a la EPA (la Agencia de Protección Ambiental) que dejara de comunicarse en público. Eso incluía comunicados de prensa, artículos o cualquier otro tipo de mensajes en redes sociales.
El martes, Buzzfeed reveló que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos había prohibido a sus trabajadores compartir o divulgar su trabajo. En especial a los miembros del Servicio de Investigación Agrícola, que estudia la seguridad y producción alimentarias y el estado de los recursos naturales. Poco después, transcendió que también afectaba a los trabajadores del CDC, el centro de control y prevención de enfermedades del país.
Ese mismo día, según anunció ProPublica y fue confirmado por la Casa Blanca, la EPA había congelado todas las ayudas y contratos por tiempo indefinido. Es decir, se bloqueó la financiación de cientos proyectos de investigación ambiental. Algo, que según los cálculos de The Verge, podría ascender a alrededor de 8.600 millones de dólares.
BREAKING: Trump administration mandating EPA scientific studies, data undergo review by political staff before public release.
— The Associated Press (@AP) January 25, 2017
El miércoles Associated Press contó que una nueva orden en la EPA exigía que ninguna investigación se hiciese pública sin ser revisada previamente por los nuevos administradores de la agencia (ni siquiera en revistas académicas). Es decir, se instauraba el control político sobre todas las investigaciones de la Agencia de Protección Ambiental. Algo que está taxativamente prohibido por la política de integridad científica de la mismaEPA.
Y estamos jueves, pero todo hace pensar que la situación empeorará en las próximas semanas. Los nombramientos que está haciendo Trump van en esa línea: para la EPA, por ejemplo, ha escogido a Scott Pruitt, alguien conocido a nivel nacional precisamente por haber sometido a la agencia a continuas demandas judiciales junto con petroleras, empresas mineras y otras grandes industrias contaminantes.
Badlands le planta cara a la Casa Blanca
What an honour. We're touched! #resist pic.twitter.com/AiYp3mhBqs
— AltUSNatParkService (@AltNatParkSer) January 25, 2017
"Estamos en el año 2017 después de Jesucristo. Toda la ciencia federal está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor". Algo así debió pensar el gestor de la cuenta de twitter del Parque Nacional de Badlands en Dakota del Sur. En tres o cuatro tuits compartió un puñado de datos sobre el cambio climático (la tasa de CO2 en aire y la acidez del mar), pero eso fue suficiente para generar una tremenda polémica.
El Servicio de Parques Nacionales ya estaba en el punto de mira. Durante la ceremonia de investidura, la cuenta oficial retuiteó una serie de mensajes críticos con el presidente Trump. No han transcendido muchos detalles, pero eso conllevó la suspensión de la cuenta y, presumiblemente, el despido de las personas que la gestionaban.
Aunque los equipos de comunicación no estaban relacionados directamente, era inevitable leer los tuits de Badlands en clave política. De hecho, para el final del día, los mensajes ya estaban borrados. Parecía la típica polémica de 'CM rebelde', pero con un agravante: lo que se habían borrado eran datos objetivos sobre la situación del clima. Cuando cosas como la tasa de CO2 en aire o la acidez del mar son subversivas, hay un problema muy serio.
La respuesta no se ha hecho esperar. Ante el control de las cuentas oficiales han empezado a surgir perfiles críticos y alternativos de "la resistencia", como se llaman a ellos mismos haciendo un guiño a Star Wars: Rogue NASA, altEPA, Alt Forest Services, Alt National Park Service, Alt Weather Services o AltCDC. Está bien, es divertido, pero no es suficiente.
La marcha a Washington
"Un Gobierno estadounidense que ignora la ciencia para impulsar agendas ideológicas pone al mundo en peligro". Esta es la idea que ha llevado a los investigadores a organizar una marcha a Washington para reivindicar el papel de la ciencia en la sociedad y la política. No niegan que están inspirados por el tremendo éxito de la Marcha de Mujeres que reunió a varios millones de personas en todo el país.
Aún no está cerrada la fecha, pero los organizadores ya están desbordados con la acogida. Y no están solos: la Marcha Popular por el Clima que ya reunió a muchísimos manifestantes hace tres años ha convocado otra marcha para el 29 de abril y algunos científicos se plantean incluso presentarse a las elecciones. "Nunca ha sido tan importante para los científicos de todas las disciplinas unirse y conseguir que su voz sea escuchada por Gobierno", dicen desde March for Science. Y, por lo que que estamos viendo, parece totalmente cierto.
Imágenes | Joe Brusky