En el último siglo de la humanidad, la altura de la población de la mayoría de países ha crecido enormemente. Cuanta mayor prosperidad económica para la población general, cuanta mayor calidad alimentaria y mejor acceso a la sanidad, mayor será la altura de la población de una región. Y aunque eso es lo que dicta el sentido común (y la historia reciente), hay al menos un caso donde esta regla no se cumple: los ciudadanos del África subsahariana son más altos, de media, que los ciudadanos indios. O mejor dicho, tienen un menor índice de retrasos de crecimiento.
¿A qué se debe esto? Mucho se ha especulado sobre esta cuestión. Es evidente que la calidad de vida es mucho más baja para los ciudadanos africanos de dicha región que en la India, aunque en ambos casos todavía no se vive tan bien como en la mayoría de países de occidente. Un nuevo estudio apunta a que esto se debe a la discriminación social de las mujeres.
Porque, mientras los subsaharianos tratan de una forma relativamente equitativa a las mujeres, en la India la importancia del género de la prole de una familia es brutal y determinante a todos los niveles, social y económicamente. “Niño varón es rey, niña hembra es nada” es la lección que se extrae de un país con uno de los ratios más desiguales entre sus géneros. En la India hay 37 millones más de hombres que de mujeres. Para las familias más empobrecidas y de las zonas rurales, que la primogénita sea una niña es casi una maldición.
Algo que al final penaliza a esas propias familias que fomentan esta distinción, ya que los niños (y niñas) con carencias en su desarrollo tienden a ser menos sanos y, en última instancia, pueden acabar portando carencias cognitivas que les convierten en adultos menos capacitados para el mundo laboral.
La mujer no hereda y no prospera en el trabajo. Por tanto, no come
De ahí que se penalice a las niñas en cuanto a los recursos que reciben de sus padres. Estos lo hacen movidos por una cultura que infravalora a las niñas y un panorama laboral que no ofrece las mismas oportunidades de ascenso y prosperidad a los dos géneros, y por eso los hijos varones estarán mejor alimentados y cuidados. Es más frecuente, haciendo la debida proporción económica, que las niñas indias y los segundos hijos indios sufran malnutrición que las niñas y los niños de la zona citada de África.
Esto es a lo que han concluido los investigadores Seema Jayachandran de la Northwestern University y Rohini Pande de la Universidad de Harvard en su estudio sobre más de 170.000 niños de países subsaharianos y de distintas regiones de la India.
Según sus conclusiones, la consecuencia directa de este sexismo es una amplia diferencia de altura entre los géneros en la India frente a lo que marcaban los ciudadanos subsaharianos. Las niñas más bajas y los chicos más altos. Pero además, esta diferencia tiende a perpetuarse dentro de los marcajes de la estructura social que promueve la sociedad.
Eso es, no sólo el hijo es más alto que la hija aunque esta haya sido primogénita, sino que, además, el primer hijo varón es más alto que el segundo varón y así sucesivamente. El primogénito varón indio era, de media, más alto que el primogénito varón africano, pero además el segundo hijo varón indio también es más alto que el primogénito de la familia del continente negro.
Pero todo este celo por potenciar la salud de los varones en la India contrarresta con una altura media poblacional mucho más baja que lo que debería producirse según su prosperidad económica. Porque, no olvidemos, India ha crecido económicamente a un ritmo del 6% anual de media entre 1992 y 2005.
Según los investigadores, lo que ocurre es que la dependencia del género y del orden de nacimiento para determinar la salud (y por tanto altura) de un niño también minimiza los efectos que los genes pueden tener, ya que si los genes de los progenitores provocaran una tendencia a la corta estatura todos los miembros sufrirían esto, y no sólo algunos de forma selectiva.
A día de hoy, cerca de la mitad de los niños con problemas de crecimiento del mundo viven en Asia y otro tercio de ellos viven en África. La India, el segundo país con mayor volumen poblacional, ostenta el quinto puesto en cuanto a mayor tasas de retraso de crecimiento del mundo, y cuatro de cada 10 de sus niños y niñas nacidos a partir de 2005 sufren de los efectos de este defecto.
Fotos: Saad Akhtar, Pixabay.