Venecia es hoy una ciudad atrapada por el turismo, orientada hacia el mismo, despojada de la vida que antaño insuflaban sus habitantes. Urbe reliquia por antonomasia, el museo más grande del mundo, la ciudad italiana ha sufrido y disfrutado a partes iguales el apogeo del turismo de masas y del abaratamiento de los viajes. Tiempo atrás, hace más de cien años, a finales del siglo XIX, su estela romántica, auténtica y misteriosa aún pervivía. Hoy es posible recordar aquella Venecia clásica a través de impresionantes fotos a todo color.
Las fotos que siguen a continuación, recogidas, como es habitual, por el siempre recomendable blog de Retronaut, fueron encargadas por la Detroit Publishing Company en la última década del siglo XIX. El color de las imágenes se obtuvo por una técnica distinta al autocroma (que exploramos en su momento aquí): el fotocromo. Fue inventado por Hans Jakob Schmid, un trabajador de una compañía de impresión suiza, y consiste en combinar fotografías en blanco y negro con litografías en color a partir del negativo original.
¿Qué muestran? Una Venecia que arquitectónicamente apenas ha cambiado. Gran parte de la antaño poderosa ciudad mediterránea reside precisamente en su capacidad para sobrevivir, a grandes rasgos, a las grandes transformaciones urbanas del siglo XX. Enclaustrada en una isla cada año más en peligro, Venecia tiene poco espacio para la expansión o la reforma, y ha pervivido como un regalo de tiempos pasados. El valor de esta colección reside en poder aproximarse a ella en un tiempo en el que su turismo quedaba reducido a viajantes afortunados que podían permitirse las costas del viaje y la estancia.
A finales del siglo XIX, Venecia ya había perdido su esplendor. Fue una de las últimas regiones en unirse al Reino de Italia unificado hacía apenas treinta años desde el momento en el que se tomaron estas fotos. La ciudad, siglos atrás, había sido la cabeza comercial y social de la República de Venecia, uno de los estados más relevantes y poderosos, tanto a nivel económico como militar, del este del Mediterráneo. Fue su singular preeminencia en la región, en una época en la que Italia no existía como estado, la que le permitió convertirse en una refinada urbe a la vanguardia de las artes europeas.
Su prolongado declive la relegó a una posición secundaria dentro del gran escenario de la política europea. Sin embargo, Venecia nunca perdió el esplendor arquitectónico que podemos disfrutar hoy. Su posición a mitad de camino entre la Europa antaño controlada por Bizancio y el Imperio Otomano y la Europa cristiana del oeste le permitió florecer desde el gótico y desde los estilos orientales, generando edificios y estilos arquitectónicos tan maravillosos como únicos.