Acostumbrados a la magnificiencia arquitectónica de las catedrales cristianas, cualquier otra expresión religiosa en forma de edificio pudiera parecer menor a los ojos occidentales. Pero sería un error como otro cualquiera.
El ejemplo más evidente de la abundante proliferación de edificios religiosos maravillosos por el mundo son las mezquitas. Esparcidas por África y Asia gracias a la amplia extensión del Islam, entre las tierras que llevan desde Marruecos hasta Indonesia, pasando por Irán, Pakistán o Uzbekistán, las mezquitas del mundo son la prueba fehaciente de la riqueza arquitectónica del Islam. Distintas a nuestras iglesias, pero igualmente maravillosas.
Coloridas, exageradas en su pompa ornamental, discretas pero engalanadas con maravillosas cúpulas, estas son algunas de las mezquitas más bonitas del planeta, las que merecen por sí mismas un viaje a su país de turno.
1. La mezquita rosa, en Shiraz, Irán
Ubicada en el corazón de Shiraz, la sexta ciudad más poblada de Irán, la mezquita rosa, cuyo nombre formal es la mezquita de Nasir al-Mulk, puede pasar desapercibida de puertas hacia fuera. Fue construida en 1888, pero su belleza se despliega de forma exorbitante en su interior: gracias a una panoplia de riquísimas vidrieras, la luz solar se refleja en sus muros internos en forma de millones de colores diferentes.
Es una experiencia visual única.
2. Al-Masjid an-Nabawi, en Medina, Arabia Saudí
Una de las mezquitas más importantes del planeta. Aquí están enterrados los restos de Mahoma. Cuenta con una decena de minaretes, el más alto superando los cien metros de altura, y una capacidad mínima para 600.000 fieles. Fue construida originalmente por el propio Mahoma y sus seguidores en el siglo VII, pero ha sido reformada y ampliada en numerosas ocasiones. De extensión asombrosa, destaca su enorme cúpula verde.
3. Salahuddin Abdul Aziz, en Sha Alam, Malasia
Al igual que muchas otras grandilocuentes mezquitas del sudeste asiático, la mayor parte de las más bellas y reseñables de Malasia se construyeron a lo largo del siglo XX, con especial énfasis en la post-independencia. La del sultán Salahuddin Abdul Aziz se levantó en 1988, con mejor acierto estético que la única mezquita que la supera en tamaño en la región, la de Jakarta. Sus formas poliédricas y colores blancos y azules le garantizan una visita obligada por todos los turistas que alcancen Malasia.
4. La mezquita de Selim, en Edirne, Turquía
Patrimonio de la Humanidad al ser considerada como la cima de la arquitectura religiosa otomana, la mezquita de Selim se encuentra en la parte europea de Turquía, cerca de la frontera con Grecia. Finalizada en 1575, fue edificada sobre una base octogonal y se apoya visualmente, a nivel exterior, en cuatro espectaculares minaretes de alrededor de 70 metros de altura. Ejerce no sólo de centro religioso sino también de edificio central a un külliye, complejo de otros edificios de corte social como librerías o hospitales.
5. La mezquita Sheikh Zayed, en Abu Dhabi, EUA
Finalizada hace escasos nueve años, el proyecto originario de la mezquita más grande de Emiratos Árabes Unidos, Sheikh Zayed, se remonta a mediados del siglo XX. Su construcción se prolongó durante casi una década, y el resultado es visualmente espectacular. Revestida de mármol blanco, la mezquita suma elementos arquitectónicos de todas las culturas islámicas y las despliega al modo del golfo, epatante si bien equilibrado.
6. La mezquita de Sultán Qaboos, en Muscat, Omán
Otro ejemplo de la fascinante arquitectura moderna de la península arábiga. Al igual que otros ejemplos mencionados con anterioridad, la mezquita del Sultán Qaboos se despliega en amplios espacios abiertos y otorgando un protagonismo casi único al color blanco. La cúpula tiene detalles dorados, sin embargo, y la arenisca que forma el conjunto de la mezquita está plagada de detalles ornamentales preciosos.
7. La mezquita del jeque Lotf Allah, en Irán
Un exponente singular de las capacidades arquitectónicas de la dinastía safávida. Al igual que su equivalente rosa en Shiraz, la mezquita de Loft Allah no es particularmente impresionante desde fuera (no cuenta con minarete, algo inusual), pero sí en su interior, donde se abre a los fieles en forma de bordado de cerámica azul y mármol amarillo. Al igual que en otras mezquitas de su tiempo (siglo XVII), se vale del reflejo de la luz solar para impactar más.
8. La gran mezquita de Herat, en Afganistán
Pese a su permanente estado de guerra, en Afganistán aún perviven algunos monumentos islámicos de lo más sorprendentes. El caso de la gran mezquita de Herat es el mayor ejemplo de ello: posiblemente una de las mezquitas más espectaculares del mundo, sus orígenes se remontan a los inicios del siglo XV. Hoy está fenomenalmente conservada, con su asombroso iwan dominando la visión central de la mezquita y sus muros engarzados de detalles ornamentales azules y dorados.
9. La mezquita de Badshahi, en Lahore, Pakistán
Numerosas son las mezquitas que podrían haber engrosado esta lista provenientes de Lahore, pero parece de justicia incluir la más renombrada y quizá fantástica de todas ellas: la de Badshashi. Finalizada en 1673 y ejemplo paradigmático de la arquitectura mogol, su característico color rojo proviene de la arenisca rojiza utilizada para edificar el grueso de la mezquita. Sus cúpulas blancas ofrecen un contraste delicioso.
10. La mezquita de mezquita Qol Šärif, Kazán, Rusia
Construida originalmente en el siglo XVI, la conquista por parte del reino ruso de las tierras tártaras del Volga, también conocidas como la Bulgaria del Volga, provocó que gran parte de los complejos arquitectónicos de Kazán fueran destruidos por Iván el Terrible. Entre ellos, la mezquita de Qol Šärif. Varios siglos después, a finales de los '90, se inició su reconstrucción con un aire decididamente moderno. Hoy es símbolo de la preponderancia del Islam entre los hijos tártaros que aún viven en Rusia.
11. la mezquita-catedral de Córdoba, en España
No podía faltar, aunque es una inclusión relativamente tramposa dado su actual culto cristiano. Los orígenes de su construcción datan de una fecha tan temprana como 785, menos de un siglo después de la llegada del Islam a la península ibérica. Bajo el emirato y el califato de Córdoba, se convirtió en uno de los ejercicios arquitectónicos más brillantes de la cultura musulmana, y sus columnas interiores perviven hoy como un audaz ejemplo de su talento.