La relación de los millonarios con sus mascotas no dista demasiado de la del resto de los mortales con sus amigos peludos. La única diferencia es que, al no tener limitaciones económicas, pueden dar rienda suelta al bienestar de sus compañeros de vida más allá de lo que dicta el sentido común construyéndole incluso un aparcamiento para que sus perros puedan aparcar la limusina con la que se mueven.
Los hemos visto con millonarios gastándose pequeñas fortunas en mansiones de jardín para sus mascotas, pero no es lo más sorprendente que puede encontrarse en las grandes mansiones de los barrios más exclusivos de California o Florida.
Un ejemplo de ese amor desmesurado la encontramos en Vero Beach (Florida), donde ha salido a la venta una fastuosa mansión equipada con todas las comodidades para una decena de perros rescatados entre las que se incluyen una habitación exclusiva para ellos y el mencionado aparcamiento para su limusina privada.
Un rico heredero con pasión por los mastines
La casa está considerada como una de las más caras de la zona y sale al mercado con un precio de 27 millones de dólares. El rico amante de los animales y propietario de la casa fue el ya fallecido Andrew Edmonds, un descendiente directo del químico franco-estadounidense Éleuthère Irénée du Pont, fundador de la empresa DuPont que inventó nuevos materiales como el Neopreno, el Nylon, la Lycra, Teflón, Plexiglás, Kevlar, etc.
Edmonds compró la mansión en 1982 pagando alrededor de 770.000 dólares y la remodelaron hace unos 40 años. En esa reforma, el millonario heredero de los Du Pont adaptó la casa para alojar a los 15 mastines ingleses que había ido rescatando durante los últimos años. Los perros, deambulaban por toda la casa con total libertad, y corrían libremente por los 8.900 metros cuadrados de jardín que rodean la propiedad.
Tras la reforma, la mansión quedó con tres dormitorios y una superficie de unos 576 metros cuadrados, cuenta con piscina, embarcadero y queda bordeada por agua ya que se encuentra en el vértice de una de las islas de Riomar Bay. Además, se le añadió una casa de huéspedes anexa de 353 metros cuadrados con dos dormitorios.
El mastín inglés no es un perro precisamente pequeño, por lo que el rico propietario dedicó una gran habitación en la casa para que sus amigos de cuatro patas descansaran, jugaran y disfrutaran de sus cuidados.
En uno de los tres grandes garajes con los que cuenta la mansión tenía una limusina para transportar a los perros que, por su baja altura, permitía que los perros pudieran subir con facilidad.
La limusina estaba modificada expresamente para ofrecer un espacio plano en el que los mastines podían tumbarse cómodamente durante los desplazamientos en coche.
En Xataka | El pueblo español que prohíbe dejar el cubo de la fregona en la terraza o que ladren los perros por la noche
Ver 5 comentarios