Hace dos días, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ganaba un cuarto mandato consecutivo en unas elecciones que, según los observadores internacionales, se vieron empañadas por un campo de juego desigual que benefició al partido gobernante Fidesz. Es un tema enquistado durante la década en el poder de Orbán, durante la cual los grupos de libertades civiles dicen que el líder húngaro ha tomado el control de las instituciones democráticas y canalizado el dinero de los contribuyentes a amigos.
La respuesta de la UE ha sido la esperada. La Comisión Europea activará un nuevo y poderoso mecanismo para recortar los fondos a Hungría por erosionar los estándares del estado de derecho del bloque.
La mano de la justicia, sobre Orbán. Hungría se convierte así en el primer país en enfrentar procedimientos bajo el nuevo poder, que otorga a la UE la autoridad para recortar millones en pagos a países donde determina que las violaciones del estado de derecho están poniendo en riesgo el presupuesto del bloque. Estamos hablando de más de 40.000 millones de euros en fondos de la UE. La decisión de la Comisión de seguir adelante podría señalar un punto de inflexión en la voluntad de Bruselas de perseguir a los miembros descarriados acusados de corrupción y retroceso democrático.
Aún así, mientras la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen está preparada para seguir adelante después de meses de deliberación, se debe desarrollar una burocracia significativa y un debate político antes de saber si Hungría finalmente perderá fondos críticos de la UE.
El mecanismo. Una vez que la Comisión inicie formalmente el proceso, se espera una larga ida y vuelta con Budapest. Entonces le corresponderá al Consejo de la UE, compuesto por representantes de cada país, determinar en última instancia si recortar el dinero. Cualquier reducción de fondos necesita una "mayoría calificada" para ser aprobada, lo que significa que al menos el 55% de los países de la UE representan al menos el 65% de la población del bloque.
Corrupción y años de influencia. Hungría ha servido durante mucho tiempo como un caso de prueba para la capacidad de la UE para combatir las violaciones del estado de derecho dentro de sus propias filas. Desde que llegó al poder en 2010, el gobierno de Orbán introdujo una nueva constitución y cambió el sistema electoral, mientras que el partido Fidesz extendió su influencia al poder judicial, los medios estatales y el sistema educativo, colocando a los leales a Orbán al frente de las instituciones.
Al mismo tiempo, la corrupción de alto nivel ha proliferado en Hungría, y los familiares y amigos cercanos de Orbán se han convertido en algunas de las personas más ricas de Hungría, en parte gracias a los proyectos de contratación pública financiados por la UE.
Relación complicada. Polonia y Hungría son los únicos dos estados de la UE sujetos al llamado procedimiento del Artículo 7, que podría conducir a la suspensión de sus derechos de voto en la UE. Ese proceso se ve obstaculizado por la necesidad de unanimidad entre los estados miembros antes de que se pueda imponer tal castigo.
Polonia ha adoptado una postura más conciliadora en los últimos tiempos después de que su enemistad a fuego lento con el bloque casi llegó al punto de ebullición en octubre cuando el máximo tribunal de la nación dictaminó que algunas leyes de la UE son incompatibles con la constitución del país, socavando una piedra angular de la membresía de la UE.
Retroceso democrático. Como resultado, los expertos y la oposición señalan que Hungría ya no es una democracia de pleno derecho. Mientras tanto, el gobierno húngaro ha negado durante mucho tiempo que haya problemas con la democracia en casa, y rechazó el nuevo mecanismo como una herramienta políticamente motivada. Pero Bruselas ha tenido problemas para abordar el retroceso democrático en Budapest, y los funcionarios subrayan que los tratados subyacentes del bloque no prevén un escenario en el que un país miembro siga un camino autocrático.
Durante años, las diversas instituciones de la UE intentaron en vano utilizar las medidas existentes para someter a Hungría. La Comisión llevó repetidamente a Hungría ante el tribunal supremo de la UE por sus controvertidas medidas, pero Orbán siguió consolidando su poder. El Parlamento Europeo inició los procedimientos de censura del Artículo 7 del bloque en 2018, una medida extrema que puede resultar en que un país pierda sus derechos de voto, pero el proceso se ha estancado.
Ha llegado el momento. Bajo la presión de los frustrados gobiernos de la UE occidental y miembros del Parlamento Europeo, que se quejaron de que los gobiernos que se burlan de las normas democráticas están haciendo un uso indebido de los fondos de los contribuyentes de la UE, el bloque creó un nuevo mecanismo a finales de 2020 que le permite reducir la financiación de la UE a los países miembros donde las violaciones del estado de derecho afectan al presupuesto de la UE de una "manera suficientemente directa".
Pero bajo un acuerdo político alcanzado entre los líderes de la UE, la Comisión acordó posponer el despliegue del nuevo poder hasta que Hungría y Polonia desafíen la legalidad del nuevo mecanismo ante el Tribunal de Justicia de la UE. Podría haber llegado el momento.
Imagen: Juan Carlos Rojas (GTRES)