Cuando un terremoto de 7.8 grados sacudió Nepal en abril de 2015, acabó con la vida de más de 8.000 personas y convirtió la mayor parte del país en una zona de catástrofe. 17 días después, cuando se estaban estableciendo las operaciones de recuperación, un terremoto de 7.3 grados causó aún más destrucción.
Entre la desolación, el caos y el pánico tras la catástrofe, los casos de trata infantil son casi inevitables, al igual que ocurrió tras el tsunami de 2004 en el sur de Asia, el terremoto de 2010 en Haití, la sequía de 2011 en el Cuerno de África, el tifón en 2013 en Filipinas y otros desastres naturales.
¿Por qué los desastres exponen a los niños a la trata y qué se puede hacer al respecto?
UNICEF define una persona víctima de trata infantil como "cualquier persona menor de 18 años reclutada, transportada, transferida, acogida o recibida para fines de explotación, sea dentro o fuera de un determinado país". Los niños y niñas que son víctimas de la trata pueden acabar siendo objeto de prostitución, mano de obra, matrimonios forzados y servidumbre doméstica, si bien casi siempre pasan a ser mano de obra peligrosa y barata a cambio de una remuneración mínima o inexistente.
También es común el abuso sexual y su aplicación por la fuerza y las amenazas. Según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), la forma más común de la trata (79 %) es el tráfico de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.
Es difícil conseguir estadísticas exactas y actuales sobre la trata porque normalmente solo se pueden contabilizar los supervivientes que son identificados y rescatados al no existir ninguna organización que supervise el proceso. En 2001, la Organización Internacional del Trabajo estimó que alrededor del mundo hay aproximadamente 2,5 millones de personas que han sido víctimas de la trata. La UNODC sugiere que aproximadamente un 20 % de ellas son niñas, siendo el porcentaje mayor en los países en vías de desarrollo.
Pobreza y desastre
En Nepal, al igual que en otros países en desarrollo, no se aplica la obligación del registro de nacimiento, lo que hace difícil o incluso imposible seguirle la pista a los niños en cualquier sistema. La gente con menos recursos es la más vulnerable ante la falsa promesa de un futuro mejor y, en una economía que depende mucho de la mano de obra emigrante, la desesperación puede llevar a la gente a tomar riesgos de este tipo.
Muchas veces las familias se ven atraídas por la idea de un trabajo bien remunerado para su hijo en otra región o país. A veces incluso reciben un adelanto de lo que serán los beneficios del niño y estos esperan tener un mejor nivel de vida que les permita mandar dinero a sus familias. Pero cuando llegan a su destino se dan cuenta de que la situación es muy diferente.
En la mayoría de las sociedades pobres, son las niñas las que abandonan la escuela con mayor facilidad (o incluso nunca llegan a ir). Los padres pueden pensar que la educación no vale para nada si su destino es casarse y abandonar la casa. Esto les hace vulnerables ante las persuasiones de las oportunidades para que se vaya y adquiera "experiencias" por su propio interés. De ahí que las niñas, especialmente aquellas con discapacidades o de ciertas minorías étnicas, sean especialmente vulnerables a ser explotadas y abusadas.
En una estimación del 2001, se indicaba que alrededor de 12.000 niñas son víctimas de la trata de Nepal a la India con fines de prostitución, un horror que se muestra en el libro y película "Sold". Sin embargo, esta cifra no tiene en cuenta otras formas de tráfico relacionadas con Nepal: las estimaciones actuales hablan de una cifra anual total de alrededor de 20.000 personas.
Aumento de la vulnerabilidad
Es fácil entender cómo un desastre natural puede amplificar las condiciones que permiten y atraen a los traficantes. El trastorno inmediato de las instituciones sociales, sobre todo las escuelas, implica que los sistemas corrientes de protección infantil no funcionen. Los mecanismos reguladores y los controles fronterizos también se encuentran en situación caótica.
Bajo el amparo de los servicios de rescate, los traficantes (normalmente mujeres) pueden hacerse pasar por líderes religiosos, trabajadores humanitarios o representantes de agencias acreditadas por el gobierno ofreciendo trabajo. A veces estos trucos no son más que mero oportunismo, pero a veces son parte del trabajo bien organizado de mafias nacionales e internacionales.
La gente a la que explotan son extremadamente vulnerables. Si los miembros de la familia que normalmente traen el pan a casa han resultado heridos o incluso muertos, si el campo y los hogares han sido destruidos y los bienes escasean, la gente tiende más que nunca a tomar decisiones desesperadas.
Los niños que han sido separados de sus familias pueden constar como desaparecidos o muertos. La hipótesis, cierta o no, de que un niño sea huérfano le hace especialmente vulnerable. Desgraciadamente, algunas familias incluso mandan a sus hijos a orfanatos porque no se pueden hacer cargo de ellos. Estos "huérfanos" pueden ser directamente víctimas de la trata o ser sometidos a adopciones ilegales, vendidos a familias bienintencionadas de países ricos.
Esta historia de Nepal es un ejemplo típico y cuenta como siete niños han desaparecido de un pueblo pequeño. Sus padres creían que los enviaban a un monasterio budista de la India:
"Tuvimos que mentir a la policía para que mi hijo pudiera abandonar el pueblo con los Lamas", contaba el padre de uno de los niños. "Estamos contentos porque los Lamas han prometido darle una educación a mi hijo y devolverlo a casa tres años después".
Desde que abandonaran sus pueblos poco después de los terremotos, no se ha vuelto a saber nada de ninguno de los niños y su paradero sigue siendo desconocido.
¿Qué se puede hacer?
Menos de dos meses tras los terremotos de Nepal, UNICEF informaba que se habían interceptado 245 niños, salvándoles de la trata. La cifra sugiere datos alarmantes sobre la cantidad de niños que pueden no haber tenido la misma suerte. El doctor Tshering Lama de ChildReach Nepal estimaba hace poco que “cientos o incluso miles de niños habrán sido víctimas de la trata como resultado directo de las condiciones causadas por los terremotos”.
En muchas ocasiones los niños son extremadamente vulnerables tras los desastres naturales. EPA/Narendra Shrestha
Inmediatamente después, UNICEF colaboró con el gobierno nepalés en una serie de medidas de respuesta y prevención, incluyendo ayuda de la sociedad civil y de un buen número de ONGs nacionales e internacionales para priorizar que los niños volvieran a clase tan pronto como fuera posible.
Una estrategia fundamental para prevenir la trata infantil en Nepal es que los niños sigan yendo a clase, protegiendo su derecho a la educación y a un entorno seguro. Las campañas como "Escolarizado, no traficado" (Taught Not Trafficked), en colaboración con el grupo de supervivientes Shakti Samuha, promueven la sensibilización y han estado ofreciendo educación, refugio, ayuda legal, capacitación profesional y asesoramiento antes, durante y después de los terremotos.
Pero ante todo, es esencial que la trata infantil no sea considerada como síntoma de los desastres naturales: ha de ser reconocida como una calamidad que necesita de la cooperación internacional, incluyendo la promoción y sensibilidad integradas en todos los programas que trabajan con niños vulnerables y con sus familias y comunidades. De esta manera, las agencias estarán preparadas para responder rápidamente y de forma efectiva si se vuelve a producir un desastre.
Anna Childs, Directora académica de Desarrollo Internacional, The Open University
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
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