Por si no se han enterado aún, hoy cumple cien años la relatividad general de Albert Einstein. Los artículos sobre su obra se cuentan hoy a centenares, pero nadie ha resuelto hasta ahora el verdadero enigma de Einstein.
¿Cómo es posible que un físico teórico haya alcanzado tal fama y reconocimiento? En Magnet tenemos la respuesta: que se quiten Adele y Taylor Swift porque, tras de el pelazo desenfadado de don Albert Einstein, se esconde la mayor estrella del pop-rock del siglo XX.
La historia de Einstein tiene todo para triunfar, una historia que podría llamarse "la ecuación de física gravitacional que hizo llorar a Spielberg": la de un joven judío, tímido, algo torpe y con problemas de expresión que suspende la selectividad y, como al acabar la carrera no puede encontrar trabajo 'en lo suyo', tiene que ponerse a trabajar en una gris oficina de patentes. Ese joven tardará tres años en revolucionar el mundo de la física y, por extensión, el mundo en general.
Las giras
Einstein pasó buena parte de los años 20 y 30 de gira. Precisamente, estaba fuera de Alemania cuando los nazis se hicieron con el poder y eso, teniendo en cuenta las ganas que le tenían, seguramente le salvó la vida. Visitó muchos sitios y hay anécdotas divertidísimas.
Por supuesto también estuvo en España. Y los medios y la sociedad de la época se volvieron un poco locos. Julio Camba, escribió en El Sol que "el público que llenaba el aula de la Facultad de Ciencias. El Sr. Einstein fue acogido con una gran salva de aplausos. Indudablemente, todos los allí reunidos le admirábamos mucho; pero si alguien nos pregunta por qué le admirábamos nos pondrá en un apuro bastante serio".
Viñetas como la imagen de Bagaria llenaban las portadas de los periódicos de Madrid, Zaragoza y Barcelona. Al fin y al cabo, era ya todo un premio Nobel (N del T: el disco de diamante de la ciencia).
Gracias a eso se hizo popular hasta entre las clases populares, como cuenta el historiador Thomas Glick, paseando por la calle, una vendedora de castañas lo reconoció por la calle y le gritó “¡Viva el inventor del automóvil!”. ¡Qué viva!
Las groupies #madremía
No hay estrella del rock sin groupies. Eso es así. Los fans que se cuelan en casa del cantante para robarle algún recuerdo son un clásico del mundo de la música. También le pasó a Einstein: A finales de mayo o principios de junio de 1978, Michel Aron (recién nombrado editor del New Jersey Monthly) se acercó a un redactor de 27 años llamado Steven Levy y le dijo: "Quiero que encuentres el cerebro de Einstein".
Hacía años que circulaban rumores sobre el cerebro en cuestión. Steven Levy rastreó todo Estados Unidos para encontrar al forense que realizó la autopsia del físico. Cuando encontró a Thomas S. Harvey éste le confesó que había robado el órgano sin permiso de la familia y llevaba más de 30 años paseándolo por Estados Unidos. Indudablemente, Einstein también llevó a otro nivel el fenómeno fan.
Los haters
Einstein algunas fuertes campañas de desprestigio. Es lógico, teniendo en cuenta que entre sus detractores se encontraron algunos de los mayores expertos en haterismo de la Historia. "100 científicos contra Einstein" fue quizá la campaña más agresiva. Pero él lo resolvió con una frase: "¿Cien?, ¿para qué tantos?, si yo estuviera equivocado, con uno sólo sería suficiente..."
Por lo demás, lo cierto es que hay que reconocer que se convirtió rápidamente en un ser entrañable, distraído y algo alocado.
Einstein para rato
Cuentan que en una reunión social, Marilyn Monroe se cruzó con Albert Einstein, empezaron a hablar y, en algún momento, ella le : “Profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo juntos. ¿Se imagina un bebe con mi belleza y su inteligencia?”.
Einstein muy seriamente le respondió: “Desafortunadamente temo que el experimento salga a la inversa y terminemos con un hijo con mi belleza y su inteligencia”.
La anécdota, que es casi con toda seguridad mentira, muestra la talla social y cultural de ese judío de Ulm llamado Albert Einstein. Una talla que ha generado innumerables productos culturales. Algunos tremendamente buenos.
Convertido en símbolo de la paz, la creatividad y el uso de la ciencia para ayudar a la humanidad, cualquier excusa es buena para celebrarlo públicamente. Por nuestra parte solo falta acabar con la que quizá sea la cita más importante que Einstein dijo en su vida. Descansen y sean relativamente buenos: ¡Feliz día de la Relatividad general!