El Congreso de los Diputados aprobó ayer el proyecto de ley para regular la eutanasia. Lo hizo entre una gran mayoría de 201 diputados, pero también frente a una minoría abundante de 140 opositores. Se trata de una medida contemplada en el programa de gobierno, promovida por Pedro Sánchez durante la campaña y que ha sobrevolado la política española durante la última década, siempre entre agrios debates.
Es, pues, una medida controvertida que azuza cierta división política. ¿Pero hay división social al respecto?
Encuestas. La mejor forma de saber qué opinan los españoles sobre una determinada materia es acudiendo al CIS. Sucede que la institución no ha preguntado sobre la eutanasia desde 2011. Entonces, en un barómetro sanitario, el 78% de los encuestados se declaraba "a favor" de una ley que regulara la muerte digna y el suicidio asistido, similar a la planteada ahora por el ejecutivo. Sólo un 9,7% se oponía con firmeza.
Una década. En 2009, el CIS realizó su último estudio exhaustivo sobre la "atención a pacientes con enfermedades en fase terminal". Los resultados fueron similares. Cuestionados sobre una posible "ley de eutanasia", el 58,4% de los encuestados se mostró favorable. Un 15,2% creía que sí, "pero no estaba totalmente seguro"; un 4,2% creía que no, pero tampoco estaba convencido; y un 10,3% se mostraba claramente en contra.
Un cuadro más matizado (en torno al 20% de relativos indecisos) pero consistente.
Interpretación. Partiendo de los datos del CIS, dos investigadores españoles, Rafael Serrano del Rosal y Adrián Heredia Cerro, publicaron en 2018 un estudio titulado: "Actitudes de los españoles ante la eutanasia y el suicidio médico asistido". Pulieron los datos, agruparon a los rotundamente favorables frente a los demás y segmentaron por edad, género, lugar de residencia y estudios. Los resultados son interesantes porque ayudan a comprender cómo opinamos sobre la muerte digna.
Más datos. Para la eutanasia un 58% está a favor "con total seguridad"; mientras que para el suicidio asistido el porcentaje se reduce al 38,9%. El partidario medio es hombre, de izquierdas, adulto joven, universitario, no religioso y urbano. Sin embargo, la eutanasia goza de amplia aprobación entre las mujeres, las franjas de edad menores a los 64 años, y todos los grupos sociales excepto las viejas clases medias y los obreros.
Religión. Como señala el estudio, las convicciones religiosas son más importantes a la hora de predecir nuestra postura sobre la eutanasia que cualquier otro factor, incluido el ideológico. Y pese a todo, "incluso entre aquellos individuos que se consideran católicos el sí a la regulación es mayoritario (52,2%)". Sucede que la diferencia entre los "no religiosos" es abismal: un 82,9%. ¿El truco? Los religiosos "no católicos", que se oponen en su mayoría (sólo un 39,3% de apoyo).
Esto, como es lógico, ayuda a explicar la férrea oposición de Vox y del PP, frente al apoyo de Ciudadanos (de corte liberal y no católico).
Judeocristianos. ¿Por qué despierta más dudas el suicidio asistido? Los autores lo atribuyen a la tradición judeocristiana, donde el suicidio, por implicaciones morales, "está culturalmente proscrito". Pese a todo, la oposición es gradual: los católicos jóvenes son más laxos, al igual que aquellos con estudios, con más frecuencia jóvenes. Más edad y menos formación correlaciona con más oposición a la ley.
Del estudio se puede extraer una foto muy rica sobre la visión que los españoles, con nuestros condicionantes, tenemos de la eutanasia. Una que, a grandes rasgos, funciona como espejo de un Congreso dividido, pero mayoritariamente a favor.
Imagen: Víctor J Blanco/GTRES
