Walt Disney era un tipo, err, peculiar. Adelantado a su tiempo y visionario en tantos y tantos aspectos, el legado de sus películas es tan universal al cine de animación y a la cultura contemporánea como delicado. No sólo por sus lazos antisemitas o por extravagancias varias, como su supuesta criogenización, sino también por detalles más transversales como el machismo latente en sus narrativas clásicas.
Y si las películas Disney están repletas de easter eggs conceptuales, de grandes arcos temáticos que vertebran la producción histórica de la factoría y que no siempre son tan evidentes a primera vista, hay uno que es crucial para entender la psicología de sus icónicos personajes y que es, en apariencia, un mero aderezo a los mismos.
Hablamos de la orfandad, un asunto esencial a las películas Disney y que explica tantos y tantos traumas infantiles no sólo experimentados por el propio Walt Disney, sino trasladados a las historias personales de sus creaciones. De forma sistemática, como acertadamente caía en la cuenta @BolliStuff, los grandes protagonistas Disney han perdido a un padre, a una madre o a dos a la vez. Dentro listado:
Ayer me di cuenta de un detalle sobre las películas de Disney. Yo lo expongo, sacad vosotros vuestras conclusiones:
— Bolli (@BolliStuff) 11 de julio de 2017
¿Pero a qué se debe tamaña obsesión, tan palpable en creaciones tan recientes como Lilo & Stitch?
Historia triste, historia histórica
Hay dos motivos fundamentales por los que las películas Disney tienden a ser tan tristes: el primero, que la muerte está muy presente, ya sea de un modo u otro, espectral o realizada en forma de hecho funerario. Los niños que crecen de la mano de sus películas lo hacen a mitad de camino del trauma y de la felicidad por la realización personal de los personajes.
El segundo, porque Disney habla en gran medida de crecer, y ese crecimiento se hace siempre frente a dificultades que, en la mente del creador y de la narrativa clásica popular (de la que sus películas tanto bebían) tendía a ser muy trágica. El mundo era trágico, y Disney no trataba de dulficicarlo, sino de compaginar los episodios de amargura, muy amplios y bien documentados, con aquellos que conducían al siempre idealizado final feliz.
Sea como fuere, en todo este arco temático jugaba un papel fundamental la ausencia de figuras paternas. Pensemos en Bambi, por ejemplo: la muerte de su madre es un icono de la cultura popular, pero también el modo en el que los pequeños asumen el deceso, se sobreponen a él y logran avanzar pese a las dificultades. La muerte es independencia.
Otro ejemplo muy evidente es El Rey León: para que Simba cumpla su destino y para que la película pueda trazar su dibujo de underdog repelido a rey retornado necesitaba matar a su padre. Que se hubiera esfumado, que cayera al fondo del abismo y que resurgiera con fuerza repentina. Aquella muerte paternal implicaba aprendizaje y redención.
Es una visión retorcida, pero el subtexto de las películas de Disney tendía a serlo. Al menos en sus versiones más clásicas. De ahí que en las adaptaciones primitivas de la compañía los padres tuvieran un papel inexistente antes que secundario: ni el metraje permitía tanto protagonismo ni eran útiles para trazar el dibujo del héroe clásico, from the bottom to the top, repleto de amarguras y obstáculos (Cenicienta, Blancanieves, etc.).
Y además algún trauma que otro de Walt
La teoría anterior es mera narrativa: explica por qué las películas cuentan unas historias y no otras. La que sigue y la que fundamenta, quizá, el aspecto fundamental de la ausencia de figuras paternas en las películas de Disney está más relacionado con la figura de Walt Disney.
En 2014 Glamour tuvo la oportunidad de entrevistar a Don Hahn, productor ejecutivo en muchas películas de la compañía y fiel colaborador de su dueño, Walt, durante largos años. Durante aquellas décadas a su lado, Hahn tuvo la suerte de conocer en profundidad al complejo personaje, de acceder al cajón de sus obsesiones y de analizar sus traumas en primera persona. Y el de la figura materna-paterna era uno fundamental a su historia.
Según Hahn, el problema de Disney con los padres y las madres se remontaba a los suyos propios. Poco después de los éxitos sonados de Fantasía o Bambi, cuando los estudios marchaban viento en popa a toda vela, Disney le compró una casa a sus padres. La mala providencia quiso que una avería en el horno, fatalmente arreglada, acabara con la vida de su madre, en un trágico sino para Walt, quien se sintió culpable de la tragedia.
Por aquel entonces Disney se encaminaba a la cima de la industria cinematográfica, y la idea de asegurar para siempre el sustento y la comodidad de sus padres era esencial. De ahí que les comprara la casa, y de ahí que cuando el accidente sucedió se sintiera culpable: aquella era la casa que había comprado él y en la que había muerto su madre, en una suerte de precio-a-pagar por la fama y el éxito que estaba cosechando.
Acertado o no, según Hahn Disney quedó muy impresionado y marcado por el acontecimiento, y le acompañó en secreto durante el resto de su vida:
La idea de que contribuyó a la muerte de su madre es realmente tráfica. Si rebuscas, puedes leer bastante sobre ello. No era un secreto entre su familia, es simplemente una tragedia de la que cuesta hablar mucho. Ayuda a entender al hombre algo más. Había producido Fantasía, Dumbo, Pinocho, Bambi y Blancanieves en el espacio de cinco años. Compra una casa para sus padres, se mudan desde Oregón, y su madre muere. De nuevo, no soy un psicólogo para saberlo todo, pero es una historia realmente interesante. Para mí, humaniza a Walt. Estaba devastado tanto como cualquier otro.
Aquel episodio habría tenido un impacto directo en el resto de las producciones Disney. Si al carácter clásico de la pérdida de figuras paternas y al "atajo" que esta implicaba para hacer crecer a los personajes, como en El Rey León o Bambi, añadimos el trauma de Walt, el resultado son hasta una treintena de personajes carentes de padres. Incluida Elsa en Frozen. Y más específicamente, carentes de madres.
Fue precisamente su madre la que murió, y la que, en su ausencia, tanto moldeó este particular y siniestro rincón de las historias Disney. Uno que contribuye a redundar en el aspecto triste y oscuro de muchas de sus películas.