El paso de la borrasca Filomena ha sido brutal en el centro de la península. Las fuertes nevadas han dejado espesores de entre 30 y 45 centímetros en algunas ciudades como Madrid. No hemos vivido algo así desde hace casi 50 años. El colapso generado por la tormenta ha sido evidente: aeoropuertos cerrados, tráfico ferroviario paralizado, cerca de 700 carreteras afectadas, y con Madrid a punto de ser declarada "zona catastrófica". La movilización ciudadana se ha dejado ver en estos días, ayudando a unas autoridades desbordadas, armados con cubos y palas, se han echado a las calles a retirar las montañas de nieve que se acumulaba. Pero, ¿qué responsabilidad tienen los vecinos de llevar a cabo estas tareas?
Organización ciudadana. Ha sido una carrera contrarreloj. Antes de que las temperaturas se desplomen y se congelen algunos accesos, decenas de vecinos de Madrid y su comunidad se han organizado por grupos de WhatsApp para formar brigadas de limpieza de la nieve en las últimas horas. En los mensajes se pide a los voluntarios que lleven lo que puedan: sartenes, bandejas o escobas. La prioridad: abrir trazados de rodadura para vehículos y senderos para peatones, así como esparcir sal en accesos y escaleras exteriores.
En la mayoría de las localidades de la región no han pasado máquinas quitanieves y numerosos núcleos de población y urbanizaciones están intentando garantizar los accesos sin ninguna ayuda de las administraciones. Incluso la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, que ha dicho que todas las administraciones se han visto sobrepasadas por Filomena, ha pedido colaboración a la ciudadanía para retirar la nieve acumulada antes de que se convierta en hielo. El Ayuntamiento de Madrid ha instalado puntos de reparto de sal de forma gratuita para que sea recogida "por las comunidades de propietarios".
¿Estamos obligados por ley? La ley es clara en este aspecto. Según las normas del Ayuntamiento de Madrid, en caso de nevada, quienes habiten en fincas urbanas y quienes tengan a su cargo la limpieza de edificios públicos y establecimientos de toda índole, deben colaborar en la limpieza de hielo y nieve de las aceras en la longitud correspondiente a su fachada, y en una anchura mínima de dos metros, si la acera es más grande, depositando la nieve o hielo recogido a lo largo del borde de la acera.
Es decir, la limpieza de las calles, aceras pasajes, patios interiores de manzana, superficies ajardinadas y demás zonas comunes de dominio particular deberá llevarse a cabo por la propiedad. Incluso se castiga el bolsillo de forma contundente de quienes no colaboran. La sanción puede alcanzar una multa de 750 euros si no se tiene retirada la nieve de los accesos a los edificios, por ejemplo.
En el norte. En las ciudades que más nieve reciben cada año, como Vitoria, el protocolo es mucho más claro. Según su artículo 33 de la ordenanza de limpieza pública, las personas propietarias u ocupantes de edificios y comercios también son los responsables de limpiar de hielo y nieve la parte de acera frente a su fachada al objeto de dejar libre el espacio suficiente para el paso de peatones. Incluso se les aconseja tener siempre una pala o rasqueta disponible para cuando las nevadas aparecen. De hecho, el mismo Ayuntamiento tiene en su portal instrucciones para explicar a los vecinos cómo retirar la nieve y limpiar los edificios. Un Plan de Nevadas para mantener, en la medida de lo posible, la vida normal del municipio
¿Y en el resto de Europa? Los alemanes o franceses saben que las nevadas dejan bienes, pero también accidentes y demandas. La legislación germana, como la de otros tantos países acostumbrados a las grandes nevadas, contempla esos escenarios, reparte responsabilidades y establece multas cuando se incumplen las obligaciones. El mismo Tribunal Federal —en el caso de Alemania—pone en manos de las administraciones y de los ciudadanos estas tareas. A los primeros, corresponde la limpieza de la calzada a fin de recuperar cuanto antes la transitabilidad. A los segundos, las aceras. En el caso de propietarios o inquilinos, sus aceras deben estar limpias antes de la 7.00 horas, aunque si la nieve es persistente deberán despejar sus accesos cuantas veces sea necesario.
No hacerlo conlleva una multa. En Berlín, por ejemplo, un accidente derivado del incumplimiento de las obligaciones puede suponer una multa de hasta 10.000 euros. Además, cuando se trata de limpiar zonas que no corresponden a las administraciones, el aprovisionamiento de arena o sal de ese material corresponde a los vecinos. En Francia, se les explica incluso cómo realizar la salazón preventiva. Las aceras bordeadas de árboles se deben lijar y no salar. Tampoco se les proporciona sal, pero se les indica dónde adquirirla en supermercados o farmacias.
Solidaridad, igualmente. A pesar de las obligaciones establecidas, a los ciudadanos les ha bastado un día para levantarse de su sofá e implicarse en las labores de limpieza y ayuda. Frente al hospital Gregorio Marañón en Madrid la nieve se acumulaba y las máquinas quitanieves no han podido llegar aún. Los vecinos organizaron una “quedada” ayer a las 11 de la mañana para retirar la nieve de los accesos. El mensaje en cadena de WhatsApp decía: “trae cubo y pala”.
En el hotel NH de la capital llevan dando servicio público desde el viernes a aquellos empleados atrapados: dieron 65 cenas y almuerzos igual que 86 desayunos a las personas que lo precisan. Y lo mejor: los grupos SOS 4x4 de Telegram, uno por cada gran hospital de Madrid. La ciudad se ha llenado de rescatistas improvisados, que han convertido sus land rovers en ambulancias para ayudar a las personas que requerían de asistencia médica y no han podido ser atendidos por las autoridades sanitarias, bloqueadas en ocasiones por la nieve.
Recursos. En total, ahora mismo trabajan 600 miembros de la UME y 400 del Ejército de Tierra en la capital, que utilizan vehículos para retirar nieve, abrir vías a los servicios sanitarios y acelerar la limpieza de Barajas. Es la primera vez que la UME trabaja en la capital. De hecho, se han activado todos los recursos del Estado en la vialidad invernal de las carreteras, así como los servicios de Protección Civil de las comunidades.
El Plan de Inclemencias Invernales 2020-2021 de la Comunidad de Madrid está conformado por 1.865 profesionales y casi 3.500 voluntarios, con 732 vehículos y 2 helicópteros, disponibles este año ante cualquier eventualidad. Y nada de esto se usó a tiempo, según algunos.
Autoridades sobrepasadas. Para una nevada de esta magnitud, los recursos no han sido suficientes. Todas las autoridades, municipales, regionales y estatales, han asegurado que las previsiones no habían contemplado la dimensión de la tormenta. “No hay administración que esté preparada para una ola siberiana de esta magnitud”, dijo Ayuso.
El cuerpo de bomberos autonómico, por ejemplo, no recibió refuerzos y atendió la nevada “en mínimos”, según los sindicatos. No habían prestado servicio porque la nieve les había bloqueado la salida. No tenían cadenas ni quitanieves. Los madrileños les llamaban directamente porque no les atendían en centralita y pedían auxilio para personas atrapadas en ascensores o porque una cristalera se había desprendido.
Inacción política. Las críticas a la inacción política no se han hecho esperar. Y pone en debate si realmente tenemos que quitar nosotros con palas la nieve. Es decir, si es injusto pedirle a los vecinos que hagan lo que las autoridades no han hecho. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, por ejemplo, animaba en su Twitter a los ciudadanos de la región a que cogieran una pala y retiraran la nieve de las calles. Muchos tuiteros se lanzaron en un aluvión de críticas por la gestión durante la nevada. Algunos apuntan a la inoperancia y otros se dejaron llevar por la impotencia: "No has cogido una pala en tu vida".
Lo mismo ha sucedido con Ayuso, a quien oposición y vecinos acusan de estar desaparecida y de pensar "sólo en la foto", o de animar a los vecinos a colaborar en las labores de limpieza, sin explicar qué se está haciendo exactamente con los recursos disponibles. Un plan improvisado, decían algunos.
No estábamos preparados. Con todo, y pese a que el espíritu hermandado de los ciudadanos españoles se ha visto en todas las ciudades, no estamos acostumbrados a lo que ha sucedido. En Alemania estas normas regulan la vida cotidiana. Aquí muchos no tenían ni idea de qué hacer cuando veían cómo la nieve se desprendía de sus tejados. Y la disposición de la ciudadanía puede verse expuesta a peligros inconscientes. “Sierras, si son radiales mejor”, decía la nota de unos vecinos de Madrid entregados a su participación ciudadana por el bien común. ¿Quién sabe usar una sierra radial?
Al final, la obligación de los vecinos no sustituye a la obligación del Estado de retirar la nieve, asegurar vidas y garantizar la circulación y el acceso a los servicios esenciales. Eso sí, los vecinos, como parte del Estado, cumplimos, que es lo justo.
Imagen: GTRES