TikTok se ha convertido en la red social más descargada durante el confinamiento y actualmente mantiene esa primera posición en PlayStore. Si a finales de 2019 se asociaba la plataforma con el público adolescente, la llegada de la cuarentena ha hecho que influencers, actores y cantantes de todas las edades hayan irrumpido y arrastrado a buena parte de sus seguidores.
Seguramente, a lo largo de estos dos meses, hayas visto entre tus stories a alguna pareja haciendo el plank challenge o interpretando el doblaje de alguna película. Adultos que hace menos de medio año eran escépticos a subir vídeos bailando, ahora se graban interpretando un diálogo o dando toques a un rollo de papel higiénico.
De repente, la producción y el consumo masivo del contenido nacido en TikTok ha evidenciado un cambio de paradigma que había pasado desapercibido hasta ahora. La red social china no pone el foco en el quién, sino en el qué. Mientras en Instagram tendemos a fijarnos en el autor de un vídeo o una ilustración, en TikTok lo que prima es hallar el nombre del challenge, la canción o la coregorafía viral en cuestión, para poder aportar nuestra versión particular y contribuir a hacer la rueda más grande.
TikTok ha eliminado el desprestigio por la copia
La red social creada por la empresa china Bytedance ha supuesto un antes y un después en la manera de entender las redes sociales. Primero, introdujo un elemento artístico que, a excepción de determinados nichos, no estaba siendo explotado por el público masivo: el baile. Además, a diferencia de los códigos de interacción presentes en Facebook, Twitter o Instagram, TikTok se centra en el contenido al peso. Por eso, lo primero que vemos al abrir la aplicación no es la feed de los usuarios a los que seguimos, sino la pestaña de explorar donde se muestran los vídeos acumulados dentro de los últimos challenges.
El objetivo de este planteamiento no es otro que fomentar que pasemos el mayor tiempo posible dentro de la red social. Para que la rueda de contenido no decaiga y los usuarios estén constantemente estimulados, desde la propia plataforma dedican parte de su trabajo a diseñar e implementar retos propios que conviven con los diseñados por los creadores. De tal forma que, en la página de explorar (conocida en TikTok como "For You Page"), encontramos los challenges que más contenido están aglutinando. En el lado izquierdo aparece el nombre del hashtag y a la derecha el número de visualizaciones que acumula.
La interfaz de TikTok prioriza los hashtags a los propios creadores. Mientras en Instagram o Twitter lo primero que nos encontramos son las publicaciones de los usuarios a los que seguimos, en TikTok vemos cuáles son las tendencias más compartidas y consumidas. De esta forma, la plataforma se asegura de que lo primero que ven tanto los usuarios registrados como cualquier persona que entre a echar un vistazo es el contenido más consumido, compartido y creado en lote.
Esta forma de jerarquizar el contenido pone el foco en las temáticas y no en los creadores, lo que aleja a TikTok de los códigos de conducta a los que estábamos acostumbrados en otras plataformas. Y esto es precisamente lo que está provocando un cambio en la forma de entender la cultura creada dentro de las redes sociales. En TikTok, pesa más saber que el reto #10toqueschallenge todavía sigue vigente, que conocer al creador de uno de los últimos más compartidos: #megustanomegusta.
@dannieljaramillo Me gusta y no me gusta 😀 @isabeladelgadou
♬ original sound - isabeladelgadou
@chiaraferragni Prank challenge gone wrong 😅 ##chiaraferragni ##fedez
♬ #PlankChallenge - chisa2122
Por esa razón, cuando en TikTok ves una coreografía que capta tu atención, quieres calmar tu sed viendo más ejemplos del mismo baile para después contribuir a crear tu propia versión. Y en este aspecto la plataforma lo pone muy fácil. Como su objetivo recae en extraer la máxima rentabilidad de los challenges, ofrece a los creadores distintas herramientas para diversificar el contenido.
El mecanismo de interacción no consiste en dar like y ya está. TikTok ofrece la posibilidad de reaccionar a un vídeo creando otro vídeo, lo que da como resultado una publicación audiovisual donde vemos dos planos al mismo tiempo. O, también, imitar el contenido en sí mismo con la herramienta "dúo". Aquí, el vídeo se divide en dos partes. En una mitad, vemos el vídeo "original" y en la otra la nueva imitación.
De esta forma, la diversificación de los vídeos que componen un mismo reto se multiplica, haciendo que se pierda el rastro del vídeo original. En el mejor de los casos, si al utilizar la herramienta dúo se imita el vídeo del creador original, sí se resalta la autoría. Pero, debido a que los códigos de interacción están tan centrados en crear contenido para incluirlo en el último hashtag de moda y, así, salir en For You Page, una buena parte de los usuarios ni siquiera recae en que mencionar al autor original. Es como si la dinámica de la propia red social hiciese que los usuarios no se interesasen por el autor original.
¿Problema? Si esa coreografía ha sido diseñada por un creador en concreto y TikTok ha priorizado en su página principal la versión de un influencer más famoso, los "derechos de autor" del creador original se diluyen por completo. De hecho, esto fue precisamente lo que le ocurrió a la bailarina Jalaiah Harmon cuando creó 'Renegade', uno de los bailes más repetidos de la historia de la red social.
Semanas después de que Harmon compartiese en Instagram su coreografía para la canción 'Lottery', influencers como Charli D´Amelio comenzaron a replicarla en sus tiktoks sin mencionarla. La viralidad creció tanto que el público de un partido de la NBA llegó a bailarla. Sin embargo, dado que Charlie D´Amelio había sido la amplificadora de la coreografía en TikTok, todo el mundo daba por hecho que ella la había creado y se la pedían constantemente en eventos y entrevistas con medios de comunicación.
@charlidamelio @danijones @gemmah_
♬ Lottery - K CAMP
@charlidamelio guys i would like to introduce you to @_.xoxlaii i am so happy that she was able to teach me the original choreography that she made she is the best!
♬ Lottery - K CAMP
Al ver el reconocimiento que se estaba llevando 'Renegade', su creadora original decidió reivindicarlo y sus seguidores comenzaron a acusar a D´Amelio de plagiadora en los comentarios de sus tiktoks. The New York Times entrevistó a Jalaiah Harmon y, finalmente, ésta se llevo el mérito por la autoría del baile. Y, aunque Harmon no es la tiktoker más seguida del mundo, tiene más de dos millones de seguidores que valoran diariamente su trabajo.
El caso de Renegade es un ejemplo que ilustra muy bien la tendencia que venímos comentando en los párrafos anteriores. Los hábitos de consumo en TikTok no penalizan el plagio, entre otras cosas, porque la aplicación no da demasiada importancia a cuestiones como los derechos de autor. Lo importante es viralizar un reto para que los usuarios puedan contribuir al bucle de contenido.
Por eso, cuando 'Renegade' fue compartida en TikTok por varios influencers ajenos a su creadora, nadie se cuestionó quién estaba realmente detrás del baile. Simplemente, vieron que Charli D´Amelio había compartido una nueva coreografía y comenzaron a replicarla asumiendo erróneamente que la autoría recaía en ella.
Una de las pocas excepciones a través de la cual TikTok permite vincular al autor con su obra es a través de las pistas de audio. Si el creador de un diálogo lo sube como una pista de audio asociada a su perfil, ésta aparecerá en todos aquellos vídeos que lo utilicen. Es decir, de la misma forma que en los vídeos de coreografías aparece la canción utilizada, en este caso, queda señalado el clip del creador en cuestión.
Gracias a este pequeño hueco en defensa de la autoría, el actor argentino Martín Mazalan ha conseguido que algunos creadores le asocien con el reto #regresoalfuturo que ha comenzado a coger fuerza durante los últimos días de la cuarentena. En este caso, para poder utilizar el clip de audio, inevitablemente tienes que hacer click en él, lo que te lleva a una nueva pantalla donde se muestran todos los vídeos que lo han utilizado previamente y donde el de Martín aparece señalado como "original".
@soymaza Un día estás tranquilo y al otro se va el mundo al carajo. Ahora ya sabemos qué se viene después… 🦇##comedia ##argentina ##volveralfuturo ##vocesdemaza
♬ sonido original - soymaza
Cultura web en Instagram y otros antecedentes del plagio
En los últimos años, Instagram ha conseguido posicionarse junto a YouTube como la plataforma de referencia de los creadores de contenido. Protegidos (al menos sobre el papel) en materia de derechos de autor, ilustradores, creadores audiovisuales y fotógrafos han logrado que una buena parte de sus seguidores interioricen eso de "si compartes, mencióname".
Es más, la propia interfaz de Instagram se ha ido actualizando para minimizar que se fusile contenido sin mencionar. Herramientas como el avión de papel permiten que se comparta contenido de terceros en los stories, introduciendo de forma automática el nombre del creador y un link a su perfil. En la misma línea, cuando utilizamos un filtro en nuestras historias, en la parte superior puede verse el artista que lo ha diseñado.
Este tipo de dinámicas han ayudado a aumentar el engagement de los artistas y crear lazos entre distintas comunidades de creadores, lo que a su vez ha facilitado la profesionalización de su trabajo. Gracias a que la cultura de la autoría web se ha ido reforzando en los últimos años, la mayor parte de los seguidores saben que si comparten en su feed una ilustración de Moderna de Pueblo tienen que mencionarla o etiquetarla.
De no hacerlo, el artista en cuestión podría denunciar el contenido apelando una vulneración de derechos de autor. Instagram deja claro en sus políticas de uso que sólo el creador original está autorizado para compartir su obra en la red social. Todo aquel que comparta un contenido que no es suyo sin la autorización de terceros podrá enfrentarse a una denuncia de contenido. Aun así, desde Facebook recomiendan que ante un caso de este tipo, antes de denunciar, se trate de llegar a un acuerdo con el supuesto "infractor".
Al contrario, los límites de lo punible se han estado difuminando en el caso de perfiles como Cabronazi que, durante años, han utilizado contenido ajeno (memes, montajes fotográficos y vídeos) sin hacer referencia a los creadores originales. Su fórmula, muy seguida por otros agregadores de virales como Hijo de Putin, Cabras Espartanas o Esto con Franco no pasaba, consistía en hacer una captura de pantalla al meme de turno y subirlo sin mencionar al creador original.
Como en aquel entonces Facebook premiaba la viralización del contenido nativo, tenían la excusa perfecta: no referenciaban a los creadores porque eso entorpecía su crecimiento. Posteriormente, con la llegada de Instagram, el modus operandi fue el mismo durante años hasta que en agosto de 2018 varios medios de comunicación les acusaron de embolsarse 370.000 euros anuales a costa de fusilar contenido de terceros. Y, aunque justo después de esa polémica no cambió nada, al tiempo se deshicieron de su logo porque, casualmente, también era resultado de un plagio.
A pesar de todo, a día de hoy, mantienen una comunidad de siete millones de seguidores en Instagram. La diferencia reside en que, al menos ahora, citan al autor del contenido del que se aprovechan.
Imagen: TikTok