Trabajar los findes vs. la semana laboral de cuatro días: la gran batalla del futuro del empleo

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El debate sobre el exceso de trabajo está candente. Hace unas semanas, la OMS revelaba que al menos 745.000 personas mueren al año en todo el mundo por trabajar más de 55 horas a la semana. Pero la polémica prendía aún más cuando una empresaria dejaba caer en Twitter una “opinión impopular” que estalló para convertirse en una reivindicación generalizada de algo que la mayoría de nosotros consideramos sagrado: el fin de semana. Básicamente decía que lo mejor que los jóvenes pueden hacer para triunfar en sus carreras es trabajar los fines de semana.

El futuro del trabajo es incierto. Y dos tendencias parecen disputarse cómo debería ser la jornada laboral. Para bien de algunos y para mal de muchos.

La polémica. La capitalista de riesgo y emprendedora de startups de california Jordan Kong publicaba un hilo controvertido en Twitter explicando que sólo los que se rinden se van de los trabajos. Recordaba haber tenido prediabetes mientras trabajaba más de 90 horas a la semana cuando tenía poco más de 20 años, y cómo sufrió un “síndrome de colon irritable inducido por el estrés”.

Todo esto lo remataba con un: "No cambiaría nada de eso porque el trabajo me ha traído una enorme alegría y felicidad" y a lo largo de otras publicaciones explicaba que trabajar los fines de semana era la forma en que podía "obtener oportunidades que normalmente estaban reservadas para los hombres blancos que iban a Harvard y Stanford y no a una mujer asiática introvertida, bajita y nerd".

La corriente de trabajar más. Parece que desde que Elon Musk, el CEO de Tesla Motors, publicó un tuit en el que dijo que "nadie había cambiado el mundo trabajando 40 horas a la semana" una incipiente tendencia sobre este pensamiento y esta forma de vida esté tomando forma. Él mismo revelaba en una entrevista con The New York Times, que había llegado a trabajar 120 horas semanales.

En China, pese a que el movimiento #996 ha ido creciendo, algunas compañías del país asiático siguen en sus trece. Entre ellos, el que probablemente sea el empresario chino más célebre, Jack Ma, CEO de Ali Baba, quien se dirigió a sus empleados así: “Personalmente, creo que poder trabajar 996 es una gran bendición. Si no trabajas de nueve de la mañana a las nueve de la noche cuando eres joven, ¿cuándo lo vas a hacer?”.

El caso griego. Hace unos días nos hacíamos eco en Magnet de la noticia de que Grecia iba a impulsar una medida polémica que se traduciría en un aumento de la jornada a las 10 horas diarias. Un nuevo marco laboral que permitiría a los trabajadores negociar con sus empleadores jornadas extendidas, por encima de las históricas 8 horas, a cambio de compensaciones futuras.

¿Buena o mala idea? Depende de por dónde lo mires. El gobierno defiende su reforma como una forma de actualizar y reforzar los derechos de los trabajadores. Sin embargo, la reforma se sostiene sobre un acuerdo individual, donde el trabajador, en solitario, siempre tiene menos palanca de negociación. Y los sindicatos piensan que sin procesos colectivos las empresas tienen todas las de ganar, facilitando imposiciones. Es decir, horas extras sin remunerar.

La corriente de trabajar menos. Que un país europeo regrese a las 10 horas diarias, una legislación laboral abolida en Europa en torno a 1919 es, sin duda, sorprendente. Sobre todo cuando la tendencia internacional parece ir en dirección contraria. Países como Suecia, Reino Unido, Finlandia o Canadá llevan años probando proyectos para ver qué sucede cuando se trabaja menos (sea seis horas al día, cuatro días a la semana o no trabajar y cobrar una renta básica universal).

En España, por ejemplo, Telefónica se convirtió hace dos semanas en la primera gran empresa española que probará la semana laboral de cuatro días. Una manera con la que solicitar voluntariamente la ampliación del fin de semana, concentrando la actividad laboral de lunes a jueves (32 horas), y estableciendo un 20% de reducción salarial por el tiempo no trabajado. La teleco es la primera grande que va a adoptar esta medida, sí, pero no la primera empresa de España. La compañía jienense Software del Sol ya lo hizo antes con una notable diferencia: sus empleados trabajan menos pero cobran lo mismo.

¿Qué piensa la gente? La opinión popular lo tiene bastante claro. Una reciente encuesta de LinkedIn señalaba que muchos trabajadores españoles, concretamente el 63%, no estarían dispuestos a rebajarse el sueldo un 20% a cambio de trabajar cuatro días a la semana. Un número importante de ellos consideraba que trabajar menos no significa ser menos productivos, y que si se cumplen los mismos objetivos que antes deberían cobrar lo mismo independientemente del tiempo empleado.

Otros señalaban que, aunque quisieran, los sueldos de España son tan bajos que no hay margen para reducirlos más. Y entre los empresarios son mayoría los que opinan que mantener la remuneración con menos horas de trabajo es inviable.

¿Quién se beneficia de que trabajemos mucho? Cuando hablamos de pasar en la oficina ingentes cantidades de horas al día —como lo que nos proponía aquella guerrera en Twitter de abolir los fines de semana como descanso— muchos pensaríamos que es, al final, una narrativa conveniente para los fundadores y directores ejecutivos que cuentan con que los empleados dediquen horas adicionales, a menudo sin compensación adicional, para mantener a flote sus empresas.

Y no van desencaminados. Los empleados que dedican más horas definitivamente ayudan a sus jefes a salir de situaciones difíciles, enriqueciendo a los superiores en el proceso. Pero la evidencia incluso sugiere que el exceso de trabajo no beneficia a los propios empleados: no solo se ve afectada la calidad de su trabajo, sino que son más susceptibles a problemas de salud física y mental y corren un mayor riesgo de agotamiento. Un estudio de Harvard Business Review sugería que, la mayoría de las veces, son los altos cargos de una empresa quienes cosechan las recompensas de los esfuerzos de los empleados.

Salud. Las prácticas de trabajo desde casa provocadas por la pandemia han desdibujado además las líneas entre las horas de oficina y el tiempo de inactividad, creando una situación de “siempre activo” que se ha vuelto debilitante y agotadora para muchos. Incluso la Organización Mundial de la Salud reconoció que las largas horas de trabajo estaban provocando un aumento de las muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Nos estamos matando a trabajar, literalmente. Lo hemos contado en Magnet.  Y cuando esto ocurre no nos sorprende que parte de la sociedad, sobre todo jóvenes, rechinen los dientes al ver peligrar esos dos días libres a la semana que algunos consideran su única “vida”.

Imagen: Unsplash

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