El acceso a la vivienda y las posibles medidas regulatorias del mercado del alquiler coparán buena parte del debate político durante la próxima legislatura. En ciudades como Barcelona el precio de una vivienda en alquiler se ha disparado más de un 40% durante los últimos cinco años, fruto del turismo y la gentrificación, pero también de las escasas nuevas construcciones. ¿Una forma de solucionarlo?
Abaratando mucho el coste de producción. Con contenedores de barco.
Proyecto. Es la idea que ha propulsado la construcción de un nuevo bloque de viviendas, de entre 30 y 60 metros cuadrados, a cargo del Ayuntamiento de Barcelona. Los doce pisos están fabricados con antiguos contenedores de barco, se han remodelado y se han adaptado a los requerimientos de habitabilidad obligatorios. Tienen entre una y dos habitaciones, más baño y cocina, y se entregarán en 2020.
Ni por dentro ni por fuera aparentan ser lo que son: contenedores.
Provisional. Su nombre ofrece pistas sobre su carácter social: "Alojamiento de proximidad provisional", Aprop. Irán destinados a familias desahuciadas. El ayuntamiento lo ha presentado como una respuesta a la emergencia habitacional. Sus tiempos de construcción han sido rapidísimos, en torno a los cuatro meses, muy por debajo del lustro largo requerido para bloques convencionales. ¿Y su coste? En total, por debajo de 940.000€. En torno a 78.000€ el piso.
En pleno centro de Barcelona.
Tendencia. ¿Es la solución a la crisis del alquiler edificar con materiales muchísimo más baratos? Lo cierto es que Barcelona ha optado por los contenedores como una forma de acortar tiempos de fábrica (año y medio desde la licitación) y costes. No como proyecto a largo plazo. Pero tanto el "microhousing" como la fabricación de viviendas con materiales heterodoxos, como las impresoras 3D o los contenedores reacondicionados, están gozando de cierta popularidad.
Ideas. En Reino Unido, por ejemplo, el gobierno ha utilizado contenedores para alojar a familias migrantes o sin recursos. Son espacios más precarios que los acondicionados por Barcelona, muy calurosos y pequeños. Pero muy baratos (menos de 40.000€ cada uno). Se trata una continuación de los loft (espacios industriales reutilizados) o de los antiguos bloques de oficina rehabilitados, de creciente moda en Londres, si bien entre graves críticas y problemas sociales.
Precios. ¿Merece la pena rehabilitar un contenedor? Depende. El proyecto de Barcelona tampoco ha estado exento de críticas, en especial por su precio de construcción (alto para viviendas temporales). En la tendencia conviven desde proyectos municipales hasta adquisiciones privadas. Hay webs dedicadas a la compraventa de contenedores por precios tan bajos como 5.000€, y Amazon los envía por unos 30.000€.
Muchos se convierten en pequeños caprichos de lujo, proyectos de arquitectura experimental. Al coste de habitación hay que sumar los permisos, en ocasiones complejos de obtener.
El coste real. El proyecto de Barcelona ilustra cómo las ciudades y los fabricantes están buscando reducir el coste de construcción por todos los medios. De ahí la proliferación de proyectos de impresión 3D, con casas a una producción tan baja como 4.000€. ¿Bastará con abaratar costes? No. Como revelan en El Confidencial, en España el grueso de la inversión se destina a la adquisición del suelo finalista, muy escaso.
Y por tanto caro (en torno al 40% del precio final). Una vez lo consigues, por comparar con los contenedores, una casa de 70 metros cuadrados puede dispararse a los 84.000€. En total, unos 160.000€.
Imagen: Ayuntamiento de Barcelona