La historia del urbanismo está íntimamente ligada a la historia del fuego. Desde Londres hasta Chicago, pasando por Lisboa, son múltiples las grandes ciudades que perecieron a causa de las llamas. El advenimiento de nuevos materiales de construcción durante el siglo XX, tales como el acero o el hormigón, permitió limitar el impacto de los incendios a gran escala, aquellos capaces de consumir una urbe entera. La madera, el material de fábrica histórico, pasó a mejor vida.
¿Pero podría volver en el futuro?
Experimentos. Es una pregunta que arquitectos y diseñadores de diversos puntos del mundo están testando. El ejemplo más evidente es Quayside, un barrio en la periferia de Toronto, Canadá, que funciona como laboratorio de pruebas para la ciudad inteligente del futuro. Lo está construyendo Sidewalk Labs, propiedad de Alphabet, y tiene tanto de tecnológico (construido desde lo digital antes que desde lo físico) como de arcaico.
El material de construcción predilecto en todos los edificios es la madera.
¿Por qué? Se explica en este reportaje de Nautilus. La humanidad está abocada a aglomerarse en grandes ciudades. Más del 50% de la población ya se concentra en espacios urbanos, y conforme más países salgan del subdesarrollo más personas residirán en las ciudades. Esto genera unas necesidades de habitabilidad y construcción gigantescas. En las condiciones actuales, implica más acero y más hormigón. Dos materiales más caros y con mayor huella medioambiental.
Sostenibilidad. Ahora pensemos en la madera. Elimina el impacto de fabricación, procesamiento y transporte del acero. Bosques hay por doquier, y el ser humano sabe cómo recrecerlos con relativa rapidez. También es un material sobre el que se está investigando a fondo: un grupo de investigadores de la Universidad de Maryland, por ejemplo, ha creado una suerte de madera "tan fuerte como el acero, pero seis veces más ligera".
Técnica. El estudio ofrece una esperanzadora nota para el futuro de la construcción. Mediante el procesamiento a altas temperaturas de la madera, los investigadores logran retirar la lignina y las hemicelulosas de las piezas. Posteriormente la prensan, "densificando" sus células y fibras internas. El resultado es una alternativa "ligera, de bajo coste y de alto rendimiento", la clase de producto óptimo para iniciar una revolución fabril.
Es un ejemplo de muchos. Diversas formas de madera procesada se han popularizado durante los últimos años gracias a sus propiedades resistentes y a su carácter estético. Junto a Quayside, Framework, en EEUU, es el mejor ejemplo. Hallazgos como la madera laminada cruzada han permitido una suerte de "renacimiento" del material, rascacielos incluidos.
Problemas. La idea de la madera como el producto arquitectónico del futuro lleva cierto tiempo rondando los medios de comunicación. Y todos ellos deben lidiar con el mismo problema: el fuego. Ciudades de madera obligará a extremar las precauciones y a establecer nuevos protocolos de prevención y actuación en caso de que, como es más probable y como ha sucedido a lo largo de toda la historia de urbanismo, algo prenda.
Algunos investigadores se están especializando en el estudio del comportamiento del fuego, esto es, en el diseño de estructuras de madera y otros materiales combinados (como el plástico o el hormigón) que sean capaces de extinguir los incendios de forma orgánica. Otro punto interesante es la escala: a mayor la estructura de madera, mayor resistencia al impacto de las llamas y a su posible hundimiento.
Largo plazo. Más allá de proyectos puntuales, la madera aún no ha penetrado en los edificios populares, en la industria de la vivienda corriente. Sus posibilidades, sin embargo, parecen amplias, en especial en un contexto de alta concienciación sobre el cambio climático y presión habitacional. Si la madera es capaz de ser más competitiva, más sostenible e igual de segura que otros materiales, las ciudades, siglos después, volverían a revestir el mismo color, el mismo aroma de antaño.
Imagen: Framework