China está derrumbando el precio de las tierras raras. El objetivo: eliminar a la competencia occidental

  • A China le interesa que el precio de las tierras raras esté por los suelos para que los países occidentales prefieran comprar antes que invertir en refinerías

  • Es una política arriesgada teniendo en cuenta el estado de la economía china

Tierras Raras
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En medio de la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China, las tierras raras se han erigido como un valor fundamental para el gigante asiático. Diferentes gobiernos occidentales están intentando dejar de depender de la producción china, pero el gobierno de Xi Jinping tiene la sartén por el mango y parece estar ejerciendo su influencia para mantener el férreo control del mercado de las tierras raras. Estas son esenciales para crear semiconductores, baterías de coches eléctricos, componentes de paneles fotovoltaicos, turbinas eólicas, robots y decenas de otros dispositivos.

¿Cómo lo está haciendo? Con una oferta bestial que provoca que los precios de las tierras raras en el mercado internacional sean absurdamente bajos. Y, con ello, eliminar la competencia occidental.

Control de la producción. Lo curioso de las tierras raras es que ni son tierra ni son raras. Se trata de una serie de 17 metales y elementos químicos que resultan cruciales para la construcción de multitud de elementos y componentes de los que dependen numerosas industrias. Y no son “raras” por su escasez, sino por lo complicado que resulta su extracción. Además, tanto conseguirlas como refinarlas es un proceso muy contaminante, y ahí es donde China ha sabido jugar sus cartas.

No hay tierras raras sólo en China. Japón ha encontrado recientemente un yacimiento de 230 millones de toneladas de estos elementos y en Groenlandia también hay un nuevo ‘El Dorado’, pero el problema es que las leyes medioambientales y laborales chinas son algo más laxas que las occidentales, lo que hace más sencillo todo el procesado de estos elementos. Esto ha llevado a una situación en la que China tiene entre el 50 y el 60% del mercado de la minería de tierras raras y casi el total del procesado de las mismas.

Y del mercado. Vamos, que con ese trozo del pastel, China puede hacer prácticamente lo que quiera. Hace unos años, el Servicio Geológico de Estados Unidos calculó que, aproximadamente, el 78% de las importaciones de este tipo de minerales llegan desde China. Además, recientemente China ha encontrado tierras raras en el espacio. Esa dominancia en el mercado ha provocado que China permita que el precio de las tierras raras en el mercado caiga casi un 20% desde comienzos de 2024.

Según la variante china de The Wall Street Journal, esto sitúa en 50.000 dólares el precio de la tonelada de praseodimio y neodimio gris, dos de los elementos más rentables de este mercado. El precio de otros elementos y metales habría caído incluso más. Precisamente, estos dos son de los más importantes porque se utilizan en la creación de imanes que se usan en motores de coches eléctricos, televisores, electrodomésticos, auriculares o turbinas eólicas. La industria de estos elementos representa casi dos tercios de la demanda de imanes de neodimio para 2030.

Crear dependencia. Y es extraño que los precios bajen cuando, precisamente, en los últimos años se ha incrementado la demanda debido a la transición a las energías renovables. El problema es ese exceso de oferta por parte de China, algo que se ha incentivado desde el propio gobierno. Según los analistas de Fastmarkets, el análisis del primer lote de cuotas de 2024 muestra que las empresas estatales chinas han producido 135.000 toneladas de tierras raras, suponiendo un aumento de casi el 13% comparado con el mismo periodo del año anterior.

Según el Centro de Estudios de Política Europea de Negocios, China controla el 91% de las operaciones de refinado, el 87% de la separación de óxidos y el 94% de los imanes. Es, simplemente, demasiado, lo que lleva a algunos analistas a pensar que es un movimiento calculado para que el precio sea tan bajo que el mercado occidental ni se plantee el realizar ese proceso. De hecho, el año pasado las acciones de MP Materials y Lyna Rare Earths, las dos mayores mineras de tierras raras fuera de China, cayeron un 37% y un 11% respectivamente.

¿Nos quitas chips? Nosotros las tierras raras. Esta interpretación no es tan alocada si tenemos en cuenta la actual crisis entre occidente y China. El gigante asiático está buscando su independencia tecnológica y, para eso, necesita la maquinaria de última generación. Eso implica que la empresa europea ASML es la única que puede proporcionársela.

El problema es que Estados Unidos ha prohibido a la empresa de Países Bajos que venda sus máquinas a China y, como respuesta, éstos han limitado la exportación de tierras raras vitales, como galio y germanio. Y no es lo único, ya que llevan unos meses intentando tener un control más estricto con todo lo que exportan a occidente.

China tiene sus problemas. En resumen: China quiere que a occidente le salga tan rentable comprar tierras raras y los procesados chinos, que abandonen sus esfuerzos para minar y procesar en otros países. Ahora bien, dentro de sus fronteras, China tiene algunos problemas en este sector. El mercado laboral chino está cambiando y los jóvenes ya no quieren trabajar en las manufacturas. Además, el país está enfrentando una crisis tanto de vivienda como demográfica cada vez más acentuada y los aranceles occidentales al coche eléctrico chino puede tener consecuencias económicas en la segunda mitad de 2024.

Esa sobreproducción de tierras raras tiene sentido en un contexto en el que el resto de patas económicas son fuertes, pero, como apunta TWSJ, es algo que está teniendo un impacto negativo en las ganancias de la industria en la actual situación del mercado. Eso sí, una teoría es que están manteniendo esos precios bajos de tierras raras para apoyar la industria verde local. China no sólo está inundando occidente con sus paneles solares, sino que no para de abrir plantas enormes.

En busca del tesoro. De la manera que sea, y pese a esos bajos precios de las tierras raras y refinados chinos, diferentes países occidentales están buscando reducir su dependencia. Europa ya tiene ambiciosos objetivos de cara a 2030 y Estados Unidos ha encontrado un yacimiento rico en galio de alta pureza, pero el problema es el que mencionábamos antes: la regulación occidental en materia de contaminación.

Veremos qué ocurre, pero en el caso del yacimiento norteamericano, la Corporación de Materiales Críticos de Estados Unidos anunció que tenía una tecnología capaz de extraer y procesar el galio de una forma respetuosa con el medio ambiente, aunque los ecologistas no se fían.

Imagen | Peggy Greb

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