Aunque la cancelación definitiva del Mobile World Congress y la disminución del crecimiento de nuevos casos en China, podrían dar la impresión de que lo peor de la crisis del coronavirus ya ha pasado. Sin embargo, cuando hablamos de epidemiología (y de sus consecuencias socio-económicas) nunca hay que confiarse: la situación puede cambiar de un día para otro.
Y el mejor ejemplo es Corea del Sur. Mientras la agencia de noticias Yonhap confirmaba la primera muerte por el virus, un brote en la ciudad de Daegu, vinculado a una iglesia local, ha llevado a las autoridades a pedir a sus dos millones y medio de habitantes que no salgan a la calle y usen medidas de control (como mascarillas) incluso en interiores.
El coronavirus ha llegado a Corea
Y es que, a juicio de alcalde de la ciudad, el enfoque epidemiológico que está usando el país se ha visto superado por la realidad. "Los esfuerzos nacionales de cuarentena que actualmente se centran en bloquear la entrada del virus (de China) y detener su propagación son inadecuados para evitar que la enfermedad circule en las comunidades locales", explicaba para justificar la cuarentena.
En efecto, una de las claves del brote de la iglesia es que, siguiendo las recomendaciones del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Corea, ninguno de los afectados dejó de acudir a los oficios semanales porque pensaban que se trataba de un resfriado común. Al fin y al cabo, "nadie había viajado fuera del país". Y, el resultado ha sido una "explosión" de infecciones en Daegu y el sudeste que alcanza ya al área metropolitana de Seúl.
Tanto es así que Kim Gang-lip, viceministro de salud de Corea del Sur, reconocía esta semana que "estamos viendo infecciones en algunas áreas como Seúl y Daegu, donde es difícil confirmar la causa o las rutas de las infecciones. [Por lo que creemos] el COVID-19 se ha introducido desde el extranjero y está comenzando a extenderse a través de transmisiones comunitarias en rangos limitados".
¿Cómo nos afecta?
Esa es la pregunta, cómo afecta la extensión de la crisis a Corea de Sur no solo a nosotros sino a todo el mundo. Estos días, China ya empieza a recuperar la normalidad poco a poco (para evitar que vuelvan a crecer los contagios) y, con esa normalidad, se espera que el mundo industrial, económico y tecnológico se vaya recuperando de un parón que dura ya meses. Pero el peso de Corea en la tecnología mundial es enorme y las consecuencias de la generalización de la cuarentena están por ver. Sobre todo, porque aún no sabemos con seguridad qué medidas va a tomar el Gobierno.
Por otro lado, y por extraer algo positivo de la situación coreana, los datos sobre el virus que obtendremos de estos brotes nos permitirán conocer mejor su comportamiento real y abrirán la puerta a construir modelos epidemiológicos más precisos (y no tan dependientes de los tan criticados datos chinos). Es decir, la internacionalización real de la epidemia nos permitirá obtener mejores herramientas con las que combatirla.
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