Continúan los esfuerzos por conocer más sobre el SARS-CoV-2, causante de una de los eventos más importantes de nuestra época. Algunos de estos están cristalizando rápidamente en datos útiles.
Para muestra un botón: los investigadores han descubierto seis nuevos tipos de coronavirus procedentes de murciélagos en Myanmar, una zona donde la población está en contacto directo con estos animales por lo que podría ser un foco potencial de nuevas enfermedades. Entender cómo funcionan, cómo evolucionan y, sobre todo, cómo se transmiten a humanos es una cuestión de a resolver de vital importancia para prevenir futuras pandemias como la actual.
Seis nuevos coronavirus para el catálogo
Los investigadores del Programa de salud global del Smithsonian trabajan más rápido que nunca desde el comienzo de la pandemia. Su objetivo es descubrir más sobre los "misteriosos" coronavirus. Entre sus últimos resultados está el descubrimiento de seis especies nuevas en los murciélagos de Myanmar, en Birmania, al sur de China. En esta zona, la convivencia entre estos animales y los humanos es muy común, por lo que es un lugar excelente para estudiar las zoonosis, las infecciones animal-humano.
De los virus encontrados, tres alfacoronavirus y tres betacoronavirus son completamente nuevos, además de haber hallado otro alfacoronavirus presente en otras zonas del Sudeste Asiático pero nunca antes en Myanmar. Según estiman los investigadores, deben existir miles de especies, de las cuales apenas conocemos 40.
Los investigadores advierten de la necesidad de seguir detectando nuevos coronavirus y mantener la monitorización de poblaciones como las de murciélagos para evitar eventos tan brutales como la reciente pandemia. Además, el descubrimiento de estas especies permitirá descubrir más cosas sobre los mecanismos víricos y la expansión de estos.
¿Cuántos coronavirus conocemos?
Actualmente, conocemos algo más de 40 coronavirus (46 con los descritos aquí). Coronavirus es como se denomina a los virus de la subfamilia Orthocoronavirinae, del orden de los Nidovirales. Estos virus constituyen una de las dos subfamilias de Coronaviridae, y son virus con una cadena de ARN en su núcleo.
Los Orthocoronavirinae se dividen en otros cuatro grupos: los alphacoronavirus, los betacoronavirus, los gammacoronavirus y los deltacoronavirus. De ellos, los primeros afectan principalmente a ganadería, los segundos a seres humanos, los terceros a aves y los cuartos también a humanos. El SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, es un betacoronavirus, un grupo asociado también a murciélagos, donde residen como reservorio.
Las consecuencias de una infección por coronavirus son muy diversas. En humanos los coronavirus provocan resfriados, complicaciones como bronquiolitis y neumonías, además de algunas afecciones estomacales. En animales, los problemas son parecidos, afectando a los pulmones y el digestivo, entre otros. Estos virus, en general, son causantes de enfermedades y afecciones con importantes consecuencias socioeconómicas.
Entre otras cosas, los coronavirus son causantes de enfermedades como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo grave, además del SARS-Cov-2 que estamos viviendo actualmente. Por ello, es necesario conocer mejor a estos virus.
¿Qué podemos aprender de los nuevos virus encontrados?
En las últimas investigaciones se baraja el perro como posible origen del coronavirus específico que ha causado la actual pandemia. Esta hipótesis, que todavía está siendo objeto de debate, explicaría que el virus procedería de murciélagos, como muchos otros betacoronavirus, y habría mutado en el intestino de un cánido, probablemente un perro callejero, del que habría saltado al ser humano.
¿Por qué nos interesa saber de dónde, exactamente, proviene el virus? La cuestión es puramente práctica: necesitamos entender cómo evoluciona, muta y se transmite el virus para poder anticiparnos a nuevos contagios. Para descubrir un nuevo virus se toman muestras y se analizan los restos genéticos. La cadena del virus se rompe en el proceso.
Mediante técnicas avanzadas de secuenciación se reconstruye dicha cadena mediante supercomputación, que calcula las probabilidades de la secuencia y su estructura, además de compararla con las bases de datos de virus conocidos. De esta manera no solo descubrimos virus nuevos, sino que también podemos encontrar jugosos datos genéticos.
Estos, a su vez, nos sirven para entender muchos detalles moleculares del virus, algo básico para comprender sus mecanismos de acción. Por tanto, investigar sobre nuevos virus no solo nos da información sobre la ecología de estos, sino también sobre los mecanismos que utilizan para transmitirse, evolucionar y resistir. Y todo conocimiento es poco para combatir a la enfermedad que portan.
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