El Ozempic es la gran esperanza contra el sobrepeso. La pregunta ahora es si también sirve contra el alcohol

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Desde hace un tiempo, el Ozempic ha pasado de ser un tratamiento contra la diabetes tipo 2 a ser también considerado un método de luchar contra el sobrepeso. Ahora, a falta de poder confirmarse esta segunda utilidad al tratamiento, hay quienes le han dado un tercer uso: luchar contra adicciones como el alcohol o el tabaco.

¿Remedio contra la adicción? Ozempic podría estar teniendo un efecto secundario positivo sobre algunos pacientes, el de ayudarles a luchar contra adicciones como alcohol y tabaco. Por ahora sólo puede hablarse de casos aislados, aunque ya han comenzado los ensayos clínicos pertinentes para conocer si la relación es demostrable.

Pero, ¿qué es el Ozempic? Antes de nada, conviene refrescar la memoria sobre este tratamiento que algunos consideran la gran promesa en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad. Ozempic es el nombre comercial con el que se comercializa el fármaco también conocido como semaglutida, o Rybelsus por su nombre de comercialización en España.

La función original de este antagonista de los receptores GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1) es la de regular los niveles de insulina en sangre en pacientes con diabetes tipo 2. Estos compuestos imitan a la hormona GLP-1 para acoplarse a sus receptores y así estimular la producción de insulina y reducir los niveles de azúcar en sangre.

Sin embargo en los últimos meses ha ido comprobándose que este medicamento tenía el efecto de afectar a la masa corporal de quienes lo consumían. La hormona GLP-1 es importante en nuestro proceso digestivo. El fármaco causa así una ralentización del tránsito intestinal, lo que aumenta la sensación de saciedad.

¿Cómo podría funcionar? Sin embargo Ozempic también tiene efectos secundarios como el de poder causar náuseas. Este efecto podría desalentar a algunos pacientes tanto del consumo de alimentos como del de alcohol, pero cierto es que aún no sabemos con certeza cuál es el mecanismo a través del cual este medicamento podría reducir las adicciones.

Puesto que no se trata solo del alcohol. Por ahora se tiene constancia de casos asociados a otras adicciones y comportamientos compulsivos desde el tabaco a morderse las uñas. En el caso del alcohol, algunos usuarios relatan cómo el tratamiento simplemente redujo las ganas de beber.

Es quizá por eso que la hipótesis principal se centre en la posibilidad de que Ozempic opere sobre los mecanismos bioquímicos de recompensa de nuestro cerebro. Por ahora es sólo eso, una hipótesis. Serán necesarios estudios que comprueben la validez a estos casos aislados y, de ser así, nos permitan dilucidar los mecanismos tras este efecto secundario inesperado.

¿Qué dicen los ensayos clínicos? A día de hoy, un equipo liderado por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill se encuentra en pleno ensayo clínico. El ensayo comenzó en otoño del año pasado y se espera que concluya en otoño de este año. El objetivo de este ensayo de fase 2 es el de evaluar los efectos de la semaglutida sobre los trastornos relacionados con el consumo de alcohol. El estudio también enumera como objetivo secundario evaluar el efecto del fármaco sobre el consumo de tabaco.

No se trata del primer ensayo que trata de evaluar los efectos de los antagonistas del GPL-1 sobre las adicciones. En los últimos años, un estudio parecido evaluó los efectos de la exenatida sobre el consumo de alcohol.

El estudio no halló una relación significativa entre consumo del fármaco y reducción del consumo de alcohol salvo en un subgrupo, el de los participantes con obesidad (definida como un índice de masa corporal superior a 30. Esto implica que serán necesarios más estudios (incluido el antes mencionado) para definir el efecto de estas sustancias sobre las adicciones.

¿La vía fácil? Resulten útiles estos fármacos o no, los expertos recuerdan que no se trata de una vía fácil de tomar una pastilla y problema resuelto. Tratamientos como el de Ozempic van asociados con cambios en las rutinas, especialmente en lo que respecta a una alimentación más saludable.

En este sentido también cabe recordarse que, como todo medicamento, la semaglutida también puede causar efectos secundarios indeseables como las náuseas o la diarrea. También es importante señalar que algunos pacientes que recurrieron a este tratamiento para rebajar peso experimentaron un efecto rebote tras abandonarlo. Queda por determinar si ocurre lo mismo en el caso de las adicciones.

Finalmente, cabe destacar que la fase 2 de los ensayos clínicos no es el final del camino. Un objetivo de los ensayos clínicos es el de comparar un tratamiento nuevo con uno ya en uso. En este caso, la semaglutida tendrá que demostrar una mayor eficiencia que medicamentos ya aprobados en algunos lugares como la naltrexona o naltraxona, utilizada para combatir la adicción al alcohol.

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Imagen | Isabella Mendes

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