Menos de 20 días ha durado el sueño de contar con una fábrica de Tesla en Valencia. El pasado 9 de junio indagamos en qué se sabía acerca de una supuesta fábrica que la región española podría recibir en los próximos años.
Todo empezó con el rumor de que un fabricante de vehículos eléctricos estaba interesado en levantar una fábrica en suelo valenciano. En unas pocas horas ya se hablaba de que esa empresa era Tesla y, una vez más, pasadas unas horas, ya se hacía referencia a reuniones entre la alta dirección de la compañía y la Generalitat Valenciana.
Apenas unos días más tarde, el clima parecía haberse enrarecido. El faraónico proyecto que, se calculaba, en 4.500 millones de euros empezaba a desvanecerse y algunas voces apuntaban a que desde la compañía estaban especialmente molestos por la filtración.
Ahora, se desliza que todo ha terminado.
Tesla, Valencia y una filtración
Las horas se deslizaron frenéticas entre la noche del 7 de junio y la mañana del 9 de junio. En Levante-EMV, levantaron la noticia y se empezó a hablar del proyecto en medios como elDiario.es. El rumor era fiable, en poco más de 24 horas otros medios como El Mundo o El País no tardaron en hacerse eco.
El runrun creció a lo largo del día 8 de junio y lo que antes era "un fabricante para producir vehículos eléctricos" ya era Tesla. El caso terminó de estallar a lo largo de ese día. Según afirmaban las fuentes internas citadas por los medios, el Gobierno de la Generalitat Valenciana llevaría hasta un año negociando en secreto con la firma.
Entonces hay quien casi dio por sentada la llegada de Tesla a nuestro país. Desde la Generalitat apuntaron a que las conversaciones "están muy avanzadas", como se recogía en Cinco Días. El mismo día 9 de junio, desde medios como Valencia Plaza ya se empezó a alertar de que la compañía estaba muy molesta por la filtración a la prensa. Poco después, la Generalitat trató de apaciguar el ambiente, asegurando que no había nada cerrado y que hablaban con hasta 10 fabricantes distintos.
Ahora, todo parece terminado. Es lo que asegura Economía Digital. El medio cita a fuentes internas para asegurar que Ximo Puig, todavía presidente valenciano, ha reconocido que la filtración ha supuesto un problema grave y que, desde entonces, Tesla considera rotas las negociaciones.
La verdadera duda está en saber cuánto hubo de hecho consumado y cuánto de rumor. La noticia saltó en medio de una campaña electoral y poco después de que el partido socialista perdiera la Comunidad Valenciana en los comicios autonómicos, lo que ha probablemente ha ayudado a impulsar el rumor.
En algunos medios de comunicación se dio por sentado que la fábrica se instalará en Valencia. En otros, los titulares se limitaban a hablar de tantear o sondear. Tampoco parece claro de dónde salió la estimación de los 4.500 millones de euros. Y, cuando todo parece terminado, hay medios que apuntan directamente a una gestión política chapucera y otros a sostener que Valencia sigue en la carrera.
En el fondo, no está claro hasta qué punto todo ha sido un rumor glorificado que ha disparado la publicación de artículos en los que se ha especulado con inversiones de miles de millones de euros, con cuentas de potenciales trabajadores y posibles ubicaciones. O si, por el contrario, realmente había una negociación avanzada sobre la mesa que una filtración interesada (con declaraciones cruzadas entre PP y PSOE) ha reventado.
Un negocio muy atractivo
La planta que Tesla quiere levantar en Europa será la segunda que llegue a nuestro continente después de Berlín. En los últimos días, Elon Musk se ha dejado ver con Emmanuel Macron, presidente de Francia, y Giorgia Meloni, primera ministra de Italia. La inversión es, para cualquier región, un espaldarazo económico (y político) a la zona.
Y eso lo saben bien los fabricantes y lo saben bien en la Comunidad Valenciana. No es la primera vez que la región tiene que lidiar con las exigencias de un fabricante para levantar una planta en su suelo. Volkswagen, después de anunciar que instalaría una fábrica de baterías en Sagunto, llegó a dudar de sus planes, amenazando al Gobierno central de echarse para atrás si no le daban más dinero de los PERTE al coche eléctrico.
Tesla también se ha mostrado muy agresivo en casos anteriores. En Berlín ha tenido que comprobar cómo las regulaciones europeas frenaban sus planes de apertura una y otra vez, con el problema del agua como telón de fondo. En México, ha sido pieza clave en una guerra política entre gobiernos regionales y el nacional. De nuevo, el uso del agua volvía a estar sobre la mesa.
El coche eléctrico y toda la infraestructura que hay que levantar en la transición ha hecho que los fabricantes ganen poder en las negociaciones y las políticas estén encaminadas a facilitar sus planes de expansión.
En España sabemos bien de lo que se habla. Somos un país con la energía más barata que otros competidores de nuestro entorno, salida al mar y regiones como Galicia, Asturias o Extremadura para las que una fábrica de coches eléctricos o baterías sería un enorme impulso económico para la región. Tienen, de primeras, al potencial trabajador ya convencido.
Por ello, no es casual que se impulsen paquetes de ayudas y estímulo como los PERTE VEC o la Ley de Reducción de la Inflación que Estados Unidos utiliza para atraer nuevas inversiones de fabricantes a su suelo, frente a China o Europa.
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Foto | Tesla y Jonny James
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