China da un paso más en su empeño por pulverizar las marcas de velocidad en el transporte terrestre. El gigante asiático acaba de completar las primeras pruebas con su Hyperloop, un sistema de traslado de pasajeros o mercancía que recurre a tubos pensados para que una cápsula especial pueda circular por su interior libre de fricción o la resistencia del aire. Los test se habrían completado además con un vehículo de pasajeros de tamaño real, no con prototipos más pequeños.
Del logro se ha hecho eco el diario South China Morning Post, que precisa que China acaba de realizar tres test en una línea especial de levitación magnética superconductora montada en Datong, en la provincia de Shanxi. Las pruebas se realizaron con un circuito que mide unos dos kilómetros de largo, lejos de los 60 que sus responsables se marcan como meta para los próximos años.
Durante el examen la cápsula habría alcanzado velocidades de hasta 50 kilómetros por hora recorriendo una distancia de 210 metros. Queda trabajo aún por delante para alcanzar el ambicioso objetivo que se plantean sus responsables: lograr los 1.000 km/h una vez se disponga del circuito de prueba completo de 60 km. La aspiración última es que el Hyperllop pueda transportar pasajeros o mercancías a esa velocidad o incluso más rapido, lo que lo convertiría —precisa el rotativo hongkonés— en la tecnología de transporte terrestre más veloz del mundo.
China pisa el acelerador
El encargado de construir y operar las instalaciones en las que se han realizado los tests es CASIC, China Aerospace Science and Industry Corporation, una empresa estatal con sede en Pekín. Según ha precisado, durante las pruebas se comprobó que los componentes más sensibles, como el imán superconductor, respondieron según lo esperado. El resultado facilita que siga experimentando a mayores velocidades gracias a los tubos de vacío y la levitación magnética (maglev).
Más allá del éxito de los test, lo interesante del avance chino es que constata cómo, pese a haber llegado tarde al desarrollo de la tecnología Hyperloop, ha logrado ya resultados en un periodo de tiempo relativamente corto. CASIC empezó a montar sus instalaciones de prueba de Datong hace poco menos de un año, en abril de 2022, y ya ha logrado completar sus primeras pruebas. Es más, en octubre realizó un primer examen con un prototipo de cápsula a escala reducida. Una de las claves de su cronograma, asegura China Space News, es el apoyo que recibe del gobierno.
No es la única carrera en la que destaca el gigante asiático, que opera la red ferroviaria de alta velocidad más grande del planeta —supera los 40.000 kilómetros— y ya ha construido un prototipo de tren de levitación magnética y una línea de prueba en Qingdao. A mediados de 2022 también afrontaba sus ajustes finales, previos a la fase de pruebas en una pista de 800 metros de largo, Xingguo, un ferrocarril que combina la tecnología maglev y la de tren colgante.
China no avanza sola en su apuesta por el Hyperloop, un concepto en el que trabajaba hace ya más de una década Elon Musk, quien ha llegado a impulsar la compañía The Boring Company; y que ha captado también la atención del millonario Richard Branson. Virgin Hyperloop realizó de hecho en 2020 la primera prueba de transporte de pasajeros en cápsulas en un tramo de 500 metros que recorrió en 15 segundos, alcanzando una marca de cerca de 172 kilómetros por hora.
Imagen de portada: Geely
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