Los vehículos en los que se trasladan los jefes de estado o los monarcas suelen ser bastante particulares. El lujo, las comodidades o las características de seguridad confluyen para que rara vez pasen desapercibidos. La Bestia, también conocido como el Cadillac One, es uno de los ejemplos más claros de este escenario.
Cuando la limusina del presidente de los Estados Unidos aparece en escena, capta la atención de los presentes inmediatamente. Esta fortaleza andante, sin embargo, no es el único vehículo oficial capaz de atraer las miradas y despertar la curiosidad. El Rolls-Royce Phantom IV de la Corona británica es una auténtica joya sobre ruedas.
Un coche tan antiguo como emblemático
La flota de vehículos oficiales del Reino Unido está conformada por una variedad de marcas y modelos, pero el Rolls-Royce Phantom IV, pese a haber sido propiedad de la reina Isabel II desde 1950, en aquel momento princesa, sigue activo. En 2018, por ejemplo, fue utilizado para llevar a Meghan Markle el día de su boda hasta la capilla de San Jorge en Windsor.
El rey Carlos III ha utilizado el coche que fue construido especialmente para su madre en varias ocasiones. A diferencia de cuando transporta a otros miembros de la familia real, si el monarca va a bordo, la clásica estatuilla de espíritu del Éxtasis de Rolls-Royce es reemplazada por una hecha a medida que representa a San Jorge sobre un dragón muerto.
Pero volvamos un poco en el tiempo para descubrir el verdadero significado de este vehículo y las razones por las que no está en un museo. Como explica The Telegraph, todo comenzó en 1949. En aquel tiempo, la familia real había empezado a buscar un coche para la princesa Isabel. Su esposo, el duque de Edimburgo, pensó que era buena idea elegir un Rolls-Royce.
Entonces llegó un inesperado pedido. La familia real pidió al fabricante británico que construyera “el mejor coche del mundo”. Y se trataba de un encargo poco sutil, ya que la princesa Isabel más tarde se convertiría en reina y ese coche sería la excepción para la monarquía, que en ese momento había confiado en Daimler como proveedor preferente.
BMW Group, la empresa matriz de Rolls-Royce en la actualidad, explica en su página web que no todos podían ser propietarios de un Phantom IV, ni siquiera teniendo el dinero suficiente como para comprarlo debido a que estaban destinados a personas de alto perfil, como jefes de estado o miembros de la realeza.
Así, el Rolls-Royce Phantom IV fue entregado en 1950 con una configuración caracterizada por tener “todos los lujos imaginables”. En el interior destacaban los acabados en madera y cuero, así como los tapizados en paño azul y gris. “La calidad incomparable de un Rolls-Royce es tan antigua como la propia marca legendaria”, señala BMW Group.
La carrocería, explican, era suministrada por Hooper o H. J. Mulliner. El motor de ocho cilindros en línea de 5,7 litros, por su parte, se ubicaba detrás de la imponente rejilla del radiador y permitía recorrer largas distancias a baja velocidad sin penalizar el confort producto de su calidad de construcción y la suspensión independiente de los ejes delanteros.
A nivel de marchas, no había caja de cambios automática. El chofer real era el encargado de elegir en cuál de las cuatro marchas debía funcionar el coche. La tracción, en este caso, llegaba a las ruedas traseras, que contaban con un sistema de suspensión de ballesta. La distancia entre ejes era de casi 3,70 metros y la longitud de unos 5,82 metros.
Como decíamos, al principio se trató de un vehículo de uso privado de la familia real, por lo que tenía su correspondiente número de registro y de matrícula. Con el ascenso al trono de la princesa Isabel, tal como estaba previsto, el Phantom IV abandonó sus placas de identificación y adquirió los colores reales burdeos y negro.
Rolls-Royce se hizo un lugar en la flota de vehículos oficiales dominada por Daimler y Lanchester. Y, el 10 de abril de 1952, se utilizó oficialmente por primera vez para llevar a la reina Isabel a su primer compromiso real como monarca en la Abadía de Westminster en Londres. El coche inició su viaje hace 71 años y, aparentemente, todavía tiene un largo camino que recorrer.
Imágenes: BMW Group | The Royal Family | JoachimKohlerBremen
En Xataka: Mi coche tiene 16 años. Solo echo de menos un puñado de cosas de los coches modernos
Ver 14 comentarios