Desde hace unos meses, en Xataka puedes encontrar un seguimiento de los precios de los carburantes. Además de nuestra Guía para no volverse loco con el precio de la gasolina, también hacemos un repaso del coste al que estamos pagando tanto este carburante como el diésel.
El 30 de agosto, el portal especializado Dieselogasolina.com ha registrado que la media a la que pagamos la gasolina y el diésel es de 1,799 euros/litro y 1,920 euros/litro, respectivamente. Aunque en ambos casos se han alcanzado precios más altos, enfrentamos septiembre con unas cifras que no habíamos visto hasta ahora.
26,4 euros por depósito subvencionado
Aunque esperábamos que durante el verano se recrudecieran los precios de los carburantes, lo cierto es que éstos han ido bajando ligeramente hasta la segunda mitad del mes de agosto. Desde ese momento, la gasolina se ha mantenido estable muy cerca de los 1,80 euros/litro, pero el diésel a vuelto a disparar sus precios por encima de los 1,90 euros/litro y desde hace unos días se paga más que la gasolina.
Si bien hay que descontar la subvención de 20 céntimos/litro que el Gobierno mantendrá activa hasta el 31 de diciembre, hay que empezar a pensar hasta cuándo podrá subvencionarse el precio de los combustibles y en qué momento se decidirá eliminar ésta, pues las perspectivas de alcanzar los precios que teníamos un año atrás no son alentadoras.
Hace exactamente doce meses, la Unión Europea publicaba su boletín semanal con los precios medios de los carburantes de cada país. Entonces, la gasolina se pagaba a 1,414 euros/litro. El diésel se situaba en 1,258 euros/litro. Es decir, el precio final de la gasolina es hoy 58 céntimos/litro más caro, mientras que el diésel es 68 céntimos/litro más caro. Si descontamos la subvención, rellenar un depósito medio de 50 litros es hoy 20,9 euros más caro para la gasolina y 26,4 euros si hablamos del gasóleo.
La inflación baja, ya "sólo" está en el 10,4%
Y al situación parece que vaya a tener una solución sencilla a corto plazo. La guerra en Ucrania no anticipa un final a corto plazo y la debilidad del euro frente al dólar, donde ya se ha alcanzado la paridad, nos hará pagar aún más caro el petróleo. De hecho, hace un año el Barril de Brent se situaba en 72 dólares. Hoy lo pagamos por encima de los 100 dólares/unidad, una barrera psicológica sobre la que parece haberse asentado su cotización. De hecho, desde finales del pasado mes de enero no lo vemos por debajo de los 90 dólares/barril.
El descenso en los precios de los carburantes ha rebajado ligeramente la inflación y, sin embargo, esta se sitúa en un 10,4% en nuestro país. Un dato que es especialmente grave si tenemos en cuenta que los salarios se han estancado. En ocasiones anteriores sí se había aliviado crecimientos similares con subidas a final de mes para los trabajadores. Este año no será así.
Con el otoño y el invierno en el horizonte, temporadas con mayor dependencia energética del gas ruso, Europa se asoma a la recesión. El precio de la electricidad ha vuelto a dispararse y ya se plantea establecer un tope como sucede en España. El objetivo es evitar que, además del gasto directo que hacemos los ciudadanos, los productos dejen de encarecerse con los mayores costes de producción y distribución.
Las previsiones no son alentadoras ni en España ni en Europa. En nuestro país, los sindicatos han señalado el otoño como un periodo para conseguir aumentos salariales que, sin embargo, sólo servirán para aliviar la pérdida de poder adquisitivo. En Alemania el Bundesbank ya habla de una inflación de dos dígitos, Citigroup apunta a que en Reino Unido alcanzará el 18,6% en 2023 y Alexander de Croo, primer ministro belga, ha afirmado que espera hasta 10 inviernos complicados.
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