Aunque Occidente no lo quiera, depende de China para su gran objetivo a medio plazo. En el proceso de descarbonización, Occidente quiere más energía renovable y más coches eléctricos. Y ahí China tiene la sartén por el mango gracias tanto al dominio de la producción de las tierras raras como a las baterías para estos vehículos. En Europa, la alternativa y gran promesa se llamaba Northvolt, una empresa sueca que era el gran proyecto europeo de producción de baterías.
Ahora están perdidos en combate y la mala noticia es que el mayor fabricante de baterías del mundo, CATL, es chino y va a por ellos.
Terremoto. Hace unos meses saltó el rumor de que Northvolt estaba en problemas. Sólo había una fuente y la empresa sueca no abrió la boca, pero las noticias por otras vías y a través de la misma empresa no se harían esperar. Northvolt, que iba a ser el salvavidas de Europa en la pelea por la producción de baterías, iba a despedir a 1.600 de sus 6.500 empleados en la Gigafactoría de Suecia.
Fue un frenazo en seco a los planes de producción en 2026, pero esa noticia de septiembre no ha llegado sola. Hace apenas unos días, el pasado 22 de noviembre, Northvolt se declaró en bancarrota. En un comunicado, la compañía anunció que solicitaba la quiebra en Estados Unidos, con una deuda acumulada de 5.800 millones de euros.
Pinchazo de la gran esperanza. Aún no está todo perdido, pues el objetivo es rescatar la empresa antes de que termine el primer trimestre de 2025, pero nadie, ni siquiera Suecia, se atreve a financiar a esta gran promesa europea. La idea era que, gracias a Northvolt, Europa pasara de producir únicamente el 3% de las baterías utilizadas a nivel mundial a un más que goloso 25% del pastel a finales de la década.
La planta, con una capacidad de producción de 16 GWh que se iba a ampliar a 30 GWh y a 60 GWh gracias a una nueva planta para la que Alemania iba a contribuir con más de 900 millones de euros, iba a empezar a toda máquina en 2026 y a conseguir la plena producción en 2029. Y esto no sólo es un frenazo para la industria, también para compañías como Scania, Volkswagen o BMW que habían depositado confianza y dinero en la empresa.
China al acecho. El gigante asiático debe estar frotándose las manos. BYD no es sólo una de las empresas que más coches eléctricos coloca en occidente, sino también un gigante en la producción de baterías. De CATL ni hablamos, ya que se estima que fabrica más del 35% de las baterías de todos los coches eléctricos del mundo.
Precisamente, CATL estaría detrás de una importante participación en Northvolt, al menos si nos fiamos de lo que el diario sueco Dagens Nyheter publicó hace unos días. Afirmaban que ambas empresas llevaban semanas hablando sobre una asociación y sería un giro del destino bastante curioso debido a que, precisamente, Northvolt nació para plantar cara a CATL.
CATL lo niega. En parte. Ahora bien, aunque la compañía sueca no se ha pronunciado, CATL sí. Como leemos en Electrive, Pan Juan, cofundador de la compañía, ha comentado que "hubo conversaciones sobre si podríamos ayudar a Northvolt con la producción y la tecnología". Sería un modelo de licencias como el que la compañía mantiene con Ford.
Sobre un rescate a Northvolt, Jian comentó que "es más complicado que un acuerdo de licencias, hay mucho que pensar. No es nuestra prioridad, pero estamos abiertos a ayudar a las empresas europeas que lo necesiten". No anuncian nada, pero no cierran la puerta y también se marcan un buen 'Capitán a Posteriori': "si Nortvolt se hubiera puesto en contacto con nosotros uno o dos años antes, habría sido más fácil porque eran financieramente estables".
Entre la espada y la pared. Lo curioso de todo esto es que, aunque CATL ha atajado la información sobre la compra de una participación en Northvolt, ha repetido varias veces que "siempre existe la posibilidad de que podamos ayudarlos con la producción", por lo que parece que este capítulo del culebrón no ha terminado.
De la manera que sea, está claro que si Europa quiere esa transición al coche eléctrico, de momento necesitará de una China a la que está friendo a aranceles. Mi compañero Alberto de la Torre hablaba sobre esto hace unos días, comentando que la transición verde europea tenía todas las papeletas de ser una transición china.
Y viendo el estado actual de Northvolt, tiene todo el sentido. Sólo queda esperar a ver si la compañía sueca consigue reponerse en 2025.
Imagen | Northvolt
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